En 1769 Carlos III repobló este islote con doscientas familias recolectoras de coral rescatadas del turco en la Tabarka original, Túnez, así que aquí aún se mantienen muchos apellidos italianos, como Russo o Parodi.
—Todos los animales que hay en la tierra los hay en el mar —me dice un marinero con cara de italiano y piel curtida de salitre al borde de las olas—. La rata, la araña, el gallo, el tigre, el buey, el león... Hay peces que parecen escorpiones.
—¿Y el elefante? —pregunta Liliana, despeinada por la brisa.
—Seguro, tiene que haber.
Lo que hay aquí es mar por todas partes y, claro, gaviotas. Lo de Rey Gaviotu a mí me viene de una de mis expediciones a Algeciras, ciudad silvestre, portuaria, mestiza y malcarada, pero flipante. Una noche subí a la azotea a fumar y a mirar el puerto, ese monstruo tentacular que se mueve lento y brilla en la oscuridad, el reino de los heroicos estibadores nocturnos. Entonces una bandada de gaviotas se acercó y voló en círculos a mi alrededor, muy cerca, graznándome, como rindiéndome pleitesía, como coronándome. Desde entonces, allí donde voy, las gaviotas, así como otras aves de diferente envergadura, doblan la cerviz, y me hacen reverencia, y me cuentan secretos de mar adentro.
Hay en Tabarca un recoleto camposanto traspasado por la brisa, rodeado por la mar salada. Yo quiero yacer aquí eternamente. Y que en mi lápida ponga: aquí yace el Rey Gaviotu. Y que un gaviotu cague encima.
23 de mayo de 2017 · 39 likes
Una vez conocí a un ninja que podía andar de forma hipersigilosa sobre los cantos exteriores de sus pies gatunos, que podía colarse en cualquier sitio, y hasta meter sus genitales para dentro y encajar cualquier tipo de golpe en la entrepierna. Era invencible. Lo entrevisté, vaya, y me enseñó el arte de los shinobis. Hice un poco el ridículo porque cuando se acercó a mí se agachó a por su cartera, apoyada en el suelo, y yo también me agaché porque pensaba que él se agachaba para saludarme al modo oriental (era japonés), lo que creó una situación ortopédica y ridícula que hizo carcajearse extensamente al fotógrafo.
Total, que aprendí mucho de aquel maestro ninja que había traído a España la Fundación Japón.
Ahora que hay tanta opresión, a veces le gusta a uno pasar al lado sigiloso y hackear el Sistema de la forma menos probable, como un cracker raro, como un saboteador poético. Yo lo hago sobre todo en superficies comerciales o grandes tiendas de libros (en las pequeñas no, que me conocen). Cuando lo hago me siento como Luke Skywalker entrando con su X-Wing en la Estrella de la Muerte, dejando su bomba y escapando de una pieza y a velocidades prodigiosas.
Me presento allí como un lector cualquiera, un ciudadano normal (es importante no dejar ver que uno es un shinobi), voy a la sección de poesía, busco algunos de mis títulos, que son buenísimos, y los saco de las estanterías del olvido para colocarlos en las mesas de novedades, probablemente encima de uno de Marwan, o de Las personas del verbo de Jaime Gil de Biedma, o de la poesía completa de William Carlos Williams, que ahora está de moda con lo de la película Paterson.
Los que curran en la Fnac, la Casa del Libro, La Central o El Corte Inglés deben de estar hartos de mí y considerarme algo así como el más peligroso ninja de la poesía contemporánea. No puedo decir que me arrepienta. ¡Kiai!
24 de mayo de 2017 · 72 likes
Hoy se reúnen el papa Francisco y Donald Trump, representantes en la Tierra de Dios y del Diablo. Se reunirán en el Vaticano, supongo que en un despacho más o menos austero, más o menos historiado, rodeados de intérpretes y subalternos. Sin embargo, yo me los imagino reunidos, de pronto, en un espacio vacío, todo blanco, la pura nada, sin arriba ni abajo, ni izquierda y derecha, ni antes o después, ni ninguna otra dimensión espaciotemporal. Trump y Francisco flotan en ese vacío. Francisco comienza echándole en cara a Trump lo del muro de México, que «no es cristiano». Y Trump hace su primer ataque.
—America fiiiiiiiiirst!!!
De su dedo sale un rayo cósmico que se enfila hacia el pontífice y que el pontífice, milagrosamente (claro), consigue esquivar. En vista de que han comenzado las hostilidades, ambos hacen aparecer sobre su cuerpo sus armaduras de combate, rollo Caballeros del Zodíaco. Es el turno del papa, que lanza una Doble Hostia Voladora Sagrada, pero Trump se agacha y recontraataca con su Puño de Detroit Industrial, que le da a Bergloglio en pleno crucifijo. El papa está dañado, pero toma aliento con rapidez y lanza su Rosario de la Aurora Anti-Abusos Sexuales, que impacta de lleno en la tripa de Trump. Al POTUS se le cae el peluquín pero enseguida se lo lanza al papa a velocidades ultrasónicas convertido en el Genuine Vidal Sassoon Ultra Attack. Lo cierto es que el sumo pontífice tiene ahora un buen problema. Parece que el tiempo se detiene mientras ese peluquín mortal avanza hacia él irremediablemente. Pero, gracias a Dios, en el último momento coloca su Escudo Bendito con Choripán y Trump recibe, de rebote, su propio ataque, quedando noqueado.
El presidente de Estados Unidos está ahora cabizbajo, mareado, renqueante, es un pelele delante de Francisco. Los ojos del papa se ponen en blanco y todo su cuerpo empieza a ser recorrido por rayos azulados, al tiempo que su mitra se vuelve dorada, señal de que se ha convertido en un supersaiyajin (o superpapín). Toma carrerilla y en dos metros entra en el hiperespacio para salir justo delante de Trump y propinarle, en cámara ultralenta, un Blessed Uppercut lleno de Verdadero Amor de Dios LETAL.
Trump cae destruido en el propio vacío. Dios ha ganado, como siempre ganará.
En la rueda de prensa posterior, ambos declararán que ha sido un encuentro «cordial a pesar de sus diferencias en algunos asuntos».
Amén.
29 de mayo de 2017 · 193 likes
Me dijeron que persiguiera mis sueños. Que saliera de mi cálida zona de confort. Que mejorara mi liderazgo y potenciara mi talento. Que aumentase mi valor profesional. Que me preparase para triunfar. Me hablaron de la importancia de la ilusión y la gestión positiva del cambio. Me animaron a que revolucionase mis presentaciones, a que aprendiese a hablar en público para influir. Me contaron los secretos del éxito. Optimiza, prioriza, inspírate y escucha: tú puedes ser un high potential. Aprovecha las sinergias. Negociar es intercambiar. Sin resultados estás muerto. Tú eres tu propia marca. Impossible is nothing. Me contaron que el fracaso es experiencia, fracasa otra vez, fracasa mejor. Me explicaron la importancia de mantener una actitud positiva en el trabajo, así como durante el afterwork y el networking: sonríe, despliega confianza, brilla con luz propia. Para ser líder no basta con tener poder, hay que adquirir autoridad. Me zarandearon violentamente para que dejara huella, para que generase un impacto en el mundo, para que persiguiese la excelencia (incluso cuando ya fuera excelente) y la innovación; siempre, sin aliento, la innovación.
Que fuera yo mismo, porque todos somos especiales.
Pero yo solo quería huir, implementarme en la cama, marcar la diferencia entre las sábanas, perseguir mis sueños, sí, cuando la siesta.
30 de mayo de 2017 · 18 likes
Nosotros íbamos con Ursus, el Carnicero (que estaba muy bueno pero estuvo un poco paquete), y con Titus, el Africano (una especie de Pep Guardiola en gladiador), que tenía la fuerza de mil hombres y podía descabezar a una bestia con las manos. Nos fuimos a Toletum con los primos Marta y Vicente, que tienen cuadriga, para asistir al grandioso Circus Maximus, un espectáculo de circo romano no apto ni para cardíacos ni para paladares finos. Está bien que usen los cosos taurinos para estos cachondeos y no para machacar sin piedad a los pobres bichos ante el aplauso popular.
Читать дальше