Oscary Arroyo - Deseos encontrados

Здесь есть возможность читать онлайн «Oscary Arroyo - Deseos encontrados» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Deseos encontrados: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Deseos encontrados»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Por despecho Rachel terminó perdiendo su virginidad con un desconocido que resultó ser el socio de su padre. Encerrado en la burbuja de perfección que creía que era su vida, el comprometido empresario la odió por amenazar con explotarla, sobre todo cuando, a través de dicha unión, que ninguno de los dos recuerda, se formó Maddie. Tras prometer no involucrarlo en el error, toma la decisión de alejarse de lo que conoce en búsqueda de un futuro colmado de brillo, amor y glamour para ambas.
En contra de lo que planeó, la historia entre ella y el padre de Madison no concluye ahí. Después de darse cuenta de que todo a su alrededor no era más que una obra de teatro mal interpretada, Nathan se encuentra a sí mismo con el deseo de compartir no solo con la hija que acaba de conocer, sino también con su madre.
¿El problema?
A veces una disculpa no es suficiente.

Deseos encontrados — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Deseos encontrados», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Hola —le dije.

Maddie detuvo sus juegos con los móviles y se concentró en mí. Sus ojos, iguales a los de Rachel, me volvían loco a pesar de las palpables diferencias entre sus miradas. La de Madison no desbordaba desagrado u odio, sino más bien todo lo contrario. Ella parecía esperar las mejores cosas de mí, hecho que solo me hacía sentir ruin. Únicamente aquellos a los que tenía en nómina solían observarme de esa manera, depositar así su fe en Nathan Blackwood. Maddie no había recibido ni una libra que viniera de mi parte y eso lo hacía más significativo, a la vez que incrementaba el sentimiento de culpabilidad.

—Nada de esto es tu culpa, ¿sabes? —Dejé que envolviera mi dedo con los suyos—. Nunca lo será. Tienes el privilegio de la inocencia. Espero que sea así por un largo tiempo. Para siempre si es posible —continué—. Aún estoy confundido, Madison. Si lo que pienso ahora, después de verte, es cierto, significa que soy tu padre y que lo arruiné para nosotros como no tienes idea. —Alargué el otro brazo para acariciar su mejilla. Su textura era suave como las plumas, como un algodón—. Rezaré para que no sea así. Te mereces algo mejor que yo, pero… —Me agaché para poder apreciar mejor su sonrisa. Era preciosa—. Te juro, Madison van Allen, que serás mi gran amor si resultas ser mía. Toda la vida me esforzaré para merecerte. —Quería quedarme plantado allí si ello significaba tenerla frente a mí, pero me levanté debido al miedo de ser descubierto—. Por ahora lo único que puedo hacer es conseguir esas respuestas que tanto necesitamos, pequeña flor.—Le regresé la sonrisa—. Hasta entonces.

Madison se despidió con su pequeña mano.

En contra de mi instinto, le di la espalda y comencé a alejarme.

Si confirmaba que era mi hija, esta sería la última vez que lo haría.

Rachel

Me hallaba bien.

Siempre y cuando el sábado no viniera a mi mente, estaba bien.

Por fortuna el trabajo, irónicamente lo mismo que me había llevado a toparme con el donador de esperma y su novia jarrón, era un botón de silencio. La labor de buscar la tarjeta de invitación ideal para Madame Octavia me distraía lo suficiente. El motivo no solo tenía que ser alusivo al quinto cumpleaños de su beagle, sino que debía ser la gran envidia de los demás caninos en cada aspecto. Nada de «diste una buena fiesta, pero mi cachorro tuvo una mejor invitación», no. Nada de eso. Señor Beagle merecía lo mejor por ladrar, defecar y pavonearse en cuatro patas como ningún otro.

Entre descartar y probar, al final diseñé una huella de aluminio con letras grabadas que me gustó lo suficiente y que saciaría la sed de prestigio de la orgullosa dueña. Guardé el modelo en mi portafolio. Lo primero que hice al salir de mi estudio fue caer sobre la silla con ruedas de mi oficina, exhausta. ¿Por qué era tan cómoda? Debía tener un pacto con el diablo. A veces dormía en ella en vez de mi propia cama. En realidad, eso fue lo que pasó debido a que no pude dormir durante la noche y, por un momento, soñé con un mundo mejor.

Uno sin Nathan.

Lástima que la alarma sacudiera mis fantasías anunciándome que era la hora de recoger a Madison. Dentro de hora y media la tendría entre mis brazos. Ahora me iba más temprano para asegurarme de que saliera conmigo. Aunque Sophie me había asegurado de que nadie, salvo Gary, Ryan y Cristina tendrían acceso a ella, seguía siendo una paranoica que creía que Nathan en cualquier momento aparecería para molestar, así que llamaba repetidas veces a lo largo del día y me aparecía antes de las tres.

Sophie me sabía soportar. Yo ya me habría mandado al demonio.

A quien también le agradecía por encubrir mi excesivo uso indebido del servicio telefónico de la agencia, entró en mi oficina sin tocar. Cristina era mi ángel de la guarda con apariencia de modelo Vogue de los ochenta.

—Hay un hombre afuera.

Apoyé la barbilla en la palma de mi mano.

—¿Es mi ex?

Esa era la excusa que había puesto Nathan para colarse dentro.

—No. No sé quién es. Solo dice que necesita verte con urgencia. Le enseñó algo a los chicos de seguridad que los convenció de dejarlo entrar —respondió con un deje irritado que me hizo saber que había hecho lo posible por sacarle información—. Lo siento, Rachel. Hago lo que puedo aquí arriba para no armar un escándalo que moleste a los demás, pero este tipo de cosas seguirán pasando si no mantienes una acaudalada conversación con las recepcionistas.

Asentí. Tenía razón. Confiaba en Cris. Ellas eran la raíz del problema o lo que había dejado atrás cuando me marché de Cornualles.

—Déjalo pasar.

La mujer me miró como si me hubiese vuelto loca antes de acatar. La puerta no se había cerrado tras ella cuando un hombre ya estaba entrando. Mi garganta se secó. No era Nathan, sí alguien capaz de afectarme por su sangre y memorias en común.

Loren.

Me mordí el interior de la mejilla, ¿qué tenían los hombres de mi pasado con aparecer en mi oficina convertidos en espías? ¿Tan difícil era anunciarse? Entendía a Nathan, pero a Loren sí lo habría dejado pasar. No había necesidad de tanto misterio. Era mi hermano. Siempre lo recibiría. Aunque intentara bloquearlo, extrañaba a mi familia todos los días. Me había alejado de ellos, porque era lo mejor para mí y para Madison, guardar distancia hasta que recapacitaran y fuese independiente al grado de poder mirar a mi padre sintiendo la victoria corriendo por mis venas, no porque no los quisiera. Solo quería que se dieran cuenta del verdadero orden de las prioridades y de que podía hacerlo sola, que no necesitaba ser manejada.

Aunque estaba cerca, ese momento aún no había llegado.

—Hazme el favor de no decir nada. —Fui quien dio el primer paso—. Vamos a tomarnos un café, ¿está bien? Pero no rompas el silencio hasta que lleguemos. Necesito… —Respiré hondo—. Necesito acostumbrarme a ti, hermanito.

En contra de su naturaleza exigente y egocéntrica, asintió y se mantuvo en silencio hasta que dimos con el local. John, el nuevo mesero, luchó con sus compañeros para tomar mi pedido apenas me vio entrar. A pesar de las circunstancias, no pude contener una sonrisa. El hombre solía hablar de más —demasiado diría yo—, por lo que generalmente intercambiábamos palabras cuando venía por la merienda de Maddie. Volvió a nuestra mesa al aire libre con dos humeantes cafés de vainilla junto con una bandeja de brownies. Me guiñó antes desaparecer en el interior con su sombrero de cupcake. Era tan dulce como el chocolate que estaba por comer.

Loren, una vez estuvimos listos, se despidió de la paciencia.

—¿Estás bien? —Afirmé mientras masticaba—. ¿Te pagan bien?

—Repetí el movimiento. Prefería que no supiera cuánto—. ¿Dónde estás viviendo?

Arrugué la frente. Bajo ningún concepto le respondería eso.

¿Para qué necesitaba el dato si ya conocía mi sitio de trabajo? ¿Para juzgar mi nuevo hogar? No, gracias. Estaba orgullosa de mi vida tal y como era en ese momento. No necesitaba nadie que la criticara. Lo había logrado desde cero. Si decía algo al respecto, cualquier oportunidad de reconciliación entre nosotros se aplazaría.

En el fondo, no quería que sucediera. Lo extrañaba.

—¿Por qué mejor no hablamos de ti?

—No hay nada que decir. —Intentando no parecer exasperado, se encogió de hombros—. ¿Por qué no me dices tu dirección? ¿Ya no es algo… absurdo ocultarlo?

—Me siento mejor así.

Loren asintió. Gruñí sabiendo que no me tomaba en serio.

—¿Cuándo piensas volver a casa, Rach?

—Nunca.

—¿Nunca?

Llevé otro bocado de brownie a mi boca.

—Nunca. Ya no quiero vivir en Cornualles. Me gusta Brístol.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Deseos encontrados»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Deseos encontrados» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Стивен Гулд - Bugs in the Arroyo
Стивен Гулд
Mario Salvador Arroyo Martínez Fabre - Distopía
Mario Salvador Arroyo Martínez Fabre
Anabella Arroyo - Genialmente Mujer
Anabella Arroyo
Carmen Dorado Arroyo - Panorama de la metaficción
Carmen Dorado Arroyo
Elsa Arroyo Lemus - 1521 en el arte barroco
Elsa Arroyo Lemus
Mario Salvador Arroyo Martínez Fabre - Ciencia y fe - ¿Un equilibrio posible?
Mario Salvador Arroyo Martínez Fabre
Javier Alonso Arroyo - Una escuela en salida
Javier Alonso Arroyo
Raymond Arroyo - Mutter Angelica
Raymond Arroyo
Miriam Sánchez Arnáiz - Deseos de un manicomio
Miriam Sánchez Arnáiz
Отзывы о книге «Deseos encontrados»

Обсуждение, отзывы о книге «Deseos encontrados» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x