33Véase Max Horkheimer, “Última huella de teología. En memoria de Paul Tillich” y “Recordando a Paul Tillich”, en Anhelo de justicia. Teoría crítica y religión, trad. Juan José Sánchez, Madrid: Trotta, 2000, pp. 89–95 y 147–151.
34Wolfhart Pannenberg, Teoría de la ciencia y teología, trad. Eloy Rodríguez Navarro, Madrid: Cristiandad, 1981, p. 344.
35Ibíd., p. 347
36Ibíd.
37Pannenberg cita allí a G. W. F. Hegel, Differenz des Fichteschen und Schllingschen Systems der Philosophie (La diferencia entre los sistemas de Fichte y de Schelling) (1801), p. 31.
38Teoría de la ciencia y teología, p. 348. Cursivas originales.
39Ibíd., p. 350.
40Como dice Kant en los primeros tramos de su Crítica de la razón pura: “Una gran parte, quizá la mayor parte de la labor de nuestra razón, consiste en análisis de los conceptos que ya tenemos de los objetos.” Manuel Kant, Crítica de la razón pura, p. 32. Cursivas originales.
41Stanley J. Grenz, Reason for Hope. The Systematic Theology of Wolfhart Pannenberg, 2.a edición, Grand Rapids: Eerdmans, 2005, p. 20.
42Wolfhart Pannenberg, Systematic Theology, vol. 1, trad. Geoffrey W. Bromiley, Grand Rapids: Eerdmans, 1991, p. xii.
43Véase Wofhart Pannenberg (editor), Revelation as History, trad. David Granskou, London: The Macmillan Company, 1968. Para un análisis de la escatología de Pannenberg, véase Alberto F. Roldán, “La epistemología escatológica de Wolfhart Pannenberg”, Teología y cultura, año i, N.° 2, diciembre de 2004, pp. 1–7. http://www.teologos.com.ar/arch_rev/a_roldan_pannenberg.pdf
44Wolfhart Pannenberg, “¿Qué es la verdad?”, en Cuestiones fundamentales de teología sistemática, trad. José María Mauleón y Joan Leita, Salamanca: Sígueme, 1976, p. 54.
45Ibíd., p. 76.
46Leszek Kolakowski, Vigencia y caducidad de las tradiciones cristianas, trad. Ramón Bilbao, Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1971, p. 123.
47Wolfhart Pannenberg, Una historia de la filosofía desde la idea de Dios, pp. 28–29. Cursivas originales.
48Ibíd., p. 31.
49Para un análisis de la filosofía de David Hume hacia la religión véase Alberto F. Roldán, “Las consecuencias políticas de la religión según David Hume en su ensayo ‘De la superstición el entusiasmo’”, en Romina Pulley & Nahuel Charri (compiladores), Discusiones en torno a la naturaleza humana. Homenaje a David Hume, Mar del Plata, ii Jornadas de filosofía moderna, Universidad Nacional de Mar del Plata, 2011, pp. 758–766.
50Wolfhart Pannenberg, Una historia de la filosofía desde la idea de Dios, pp. 39–40.
51Wolfhart Pennenberg, Metafísica e idea de Dios, trad. Manuel Abella, Madrid: Caparrós editores, 1999, p. 19.
52Wolfhart Pannenberg, Una historia de la filosofía desde la idea de Dios, p. 411.
53Ibíd., p. 412.
54Carlos Ignacio Cásalle Rolle, “La filosofía como mediación necesaria para la misión de la Iglesia: Una intuición básica para la teología de Wolfhart Pannenberg”, Teología y vida, Año xlviii, N.°.4, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2007, p. 352.
55En los dos últimos casos, sin embargo, es posible apreciar la influencia filosófica en sus respectivas teologías. En el caso de Karl Barth, decididamente Sören Kierkegaard y, en menor medida, Nietzsche y, en Bultmann, se percibe la nítida influencia de la filosofía de Martín Heidegger con quien desarrolló una fértil amistad y diálogo en Marburgo. Sobre los orígenes teológicos de la filosofía de Heidegger, él mismo admite que fue el pensamiento de Sören Kierkegaard sobre la existencia en cuanto problema existentivo un aporte para su propia reflexión sobre lo existenciario, aunque no como un asunto meramente antropológico sino más bien ontológico. Véase Martín Heidegger, Ser y tiempo, trad. Jorge Eduardo Rivera, Madrid: Editora Nacional, 2002, § 45, p. 288, nota 6. Sobre la procedencia teológica de la filosofía de Heidegger, Karl Löwith, uno de sus discípulos, dice citando al propio maestro: “‘Quien ha experimentado la teología […] desde la evolución de su origen preferiría hoy callar acerca de Dios en el terreno del pensamiento.’ Esto no contradice la confesión de Heidegger de que, sin su procedencia teológica, él nunca habría llegado al camino del pensamiento y de que la procedencia siempre permanecería también porvenir.” Karl Löwith, Heidegger, pensador de un tiempo indigente, trad. Román Setton, Buenos Aires: fce, 2006, p. 157. Una de las obras en las que Heidegger aborda decididamente el tema religioso incluyendo también exégesis de las dos cartas de San Pablo a los Tesalonicenses es Introducción a la fenomenología de la religión, trad. Uscateuscu, México: fce, 2006. Una clara influencia de la teología en la filosofía se percibe claramente en lo que se denomina “teología política”, una derivación de la “filosofía política”, que hunde sus raíces en la obra de San Agustín La ciudad de Dios, y que ha sido reactualizada con la obra del jurista alemán Carl Shmitt, que plantea que en la teoría moderna del Estado están presentes los conceptos teológicos de modo secularizado. Véase Carl Schmitt, “Teología política i, cuatro capítulos sobre la teoría de la soberanía”, en Héctor Orestes Aguilar, Carl Smith, teólogo de la política, México: fce, 2001, pp. 21–63 y Alberto F. Roldán, “Las teologías políticas de Jürgen Moltmann y Johann Baptist Metz”, en Reino, política y misión, Lima: Ediciones Puma, 2011, pp. 157–186. Como un modelo de abordaje a ambas disciplinas, es oportuno citar las obras de la filósofa argentina Guillermina Garmendia: Experiencia y filosofía. De la finitud a la eternidad, Buenos Aires: Ediciones Colihue, 2004, y Religión y filosofía, Buenos Aires: Ediciones Colihue, 2012, ésta última consagrada al pensamiento de Malebranche.
56Para un análisis de las mutuas influencias entre Martín Heidegger y Rudolf Bultmann, véase Alberto F. Roldán, “La fe como evento existencial escatológico en el pensamiento de Rudolf Bultmann. De la filosofía de Martín Heidegger al planteo teológico”, Franciscanum. Revista de las ciencias del espíritu, Bogotá, Universidad San Buenaventura, Año lv, N.° 160, pp. 165–194.
57Paul Ricoeur, Fe y filosofía. Problemas del lenguaje religioso, Buenos Aires: Almagesto-Docencia, 1990, p. 222. Cursivas originales.
58Wolfhart Pannenberg, Una historia de la filosofía desde la idea de Dios, p. 412.
59Para un abordaje incisivo de las diferencias entre teología y ciencias sociales y la distinción entre ambas, véase David A. Roldán, “Teología y ciencias sociales. Hacia una distinción de dominios desde la teología”, http://site.adital.com.br/site/noticia.php?lang=ES&cod=50411 Accedido: 17 de febrero de 2014.
60Juan Luis Segundo, “¿Por qué ‘sumar’ Filosofía a Teología?”, en ¿Qué mundo? ¿Qué hombre? ¿Qué Dios?, Santander: Sal Terrae, 1993, p. 15.
61Franz Rosenzweig, Lo humano, lo divino y lo mundano, trad. Marcelo G. Burello, Buenos Aires: Ediciones Lilmod, 2007, p. 144. Enseguida, el autor aclara que se trata de teólogo en un nuevo sentido; es decir, el teólogo que la filosofía exige por su cientificidad es el mismo teólogo que exige filosofía por su honestidad.
62John D. Caputo, Philosophy and Theology, Nashville: Abingdon Press, 2006, p. 69.
Capítulo 2
El concepto kantiano del reino de Dios en La religión dentro de los límites de la mera razón
Se puede decir con fundamento “que el reino de Dios ha venido a nosotros”, aunque sólo el principio del paso gradual de la fe eclesial a la Religión universal de la Razón, y así un Estado ético (divino) sobre la tierra, haya arraigado de modo universal […]
— Emmanuel Kant
Introducción
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