Le pego un pequeño empujón y me largo. Me pongo a buscar el baño. Subo a la planta de arriba, hay una cola que flipas. Voy a ir al de tíos cuando me doy cuenta que es una jodida discoteca de lesbianas y hay tías en los dos baños. Espero. Me echo agua en la cara. Una de las amigas con las que habíamos entrado se me acerca y se me pone a hablar de algo. No sé qué coño le digo, estoy totalmente ida. Por fin entro al lavabo. Meo como puedo, todo está guarrísimo y lleno de pegatinas con festivales y conciertos.
Bajo otra vez y Sara está bebiendo y hablando con una amiga. Me acerco. Me hablan y no entiendo nada. Apestan a Jäger. Bailamos putamierda de reggaetón, la decadencia de Occidente. Me vienen imágenes de la conversación con Júlia. Miro el móvil. Son las cuatro y media de la mañana, a las ocho entro a currar. Me despido como puedo y me largo a pillar el autobús a la plaza Universitat. Por el camino leo los mensajes de mi madre, preocupada, diciéndome que avise si voy a casa a dormir; el mensaje de buenas noches de mi novio; mis amigos rayándome como de costumbre; el puto Twitter otra vez.
Paso de todo y me meto en el chat de Júlia. Releo todo lo que nos hemos escrito por WhatsApp. Estoy esperando al puto bus, que no llega. Antes de acabar de leerlo todo, se me va la pinza y le mando una nota de audio. Todavía sigo borrachísima y no tengo ni puta idea de lo que hago. Lo único que recuerdo es que le repetí varias veces: “aprovéchate de mí, Júlia, aprovéchate de mí”.
III
Adrià Salvador era un tío de 30 años al que la vida no trataba muy bien, o eso decía él. Eso es lo que dicen todos los hombres como si a nosotras nos fuera de maravilla. No solo corremos el riesgo de que nos violen; además, si nos ponemos chulas e intentamos defendernos, nos matan. Adrià era otro gilipollas más, cómo si en el mundo no hubiera suficientes.
Amante de Júlia, oí hablar de él mucho antes de liarnos. La muy imbécil tenía una puta espina clavada porque una vez, después de follar, no la había abrazado. Esa era la tragedia. El día que me empezó a rayar con él yo estaba camino de mi pueblo, con mis padres, en el coche. Creo que era Semana Santa. Cuando Júlia me habló estaba anocheciendo y me quedaba poca batería en el móvil.
Júlia
Hola cari
Alexandra
Ey, ¿qué tal?
Júlia
Bueno, fent, com estàs?
Alexandra
Bien, nada, estoy de viaje
Júlia
On ets?
Alexandra
De visita al extranjero, en España
Júlia
Que idiota que ets!
Alexandra
Això sempre, Júlia
Júlia
No diguis això. Et molesto?
Alexandra
No, que va, si lo más entretenido que hay por aquí es mi padre escuchando la Cope
Júlia
Vale
Alexandra
Y tú, ¿cómo estás? Que no te he dicho nada
Júlia
No passa res, cuca
Alexandra
Dime, Júlia
Júlia
No res
Alexandra
¿Seguro?
Júlia
Los tíos son imbéciles, Alexandra
Alexandra
¿Me lo dices o me lo cuentas?
Júlia
Es que no ho entenc
Alexandra
Es todo un giro inesperado de guión
Júlia
…
Alexandra
¿Júlia? Perdona si te ha molestado la broma
Júlia
Ah no, tranquil·la, no et preocupis cari, no em molestes
Alexandra
Perdona
Júlia
No, en serio, no molestes mai, Alexandra
Alexandra
Bueno, que sepas que estoy aquí para lo que necesites, ¿vale?
Júlia
Ho sé
Alexandra
Bien
Júlia
M’he follat a un gilipolles
Alexandra
¿¡Cómo!?
Júlia
I no sé perquè t’estic dient això, però t’ho volia dir, ara pensaràs que sóc una boja que et ve amb els seus problemes i totes aquestes coses
Alexandra
Júlia, ¿estás bien?
Júlia
Sóc imbècil, tia
Alexandra
No, no lo eres, dime, ¿estás bien?
Júlia
Necessito sortir d’aquí
Alexandra
¿Dónde estás Júlia?
Júlia
És que sempre em passa això, em penjo de capullos. Necessito una abraçada…
Alexandra
Si estuviera allí te daría todos los abrazos del mundo
Júlia
Ho sé, ets molt bona amb mi. Alex, yo quería que me abrazase
Alexandra
¿Cómo? No entiendo
Júlia
El capullo ha marxat després de follar. Jo què sé
Alexandra
Júlia, yo te abrazaría y no te soltaría nunca, lo sabes ¿no?
Júlia
No et mereixo, cuca
Alexandra
Bueno, eres colega, a las colegas se las cuida. Si estuviera en Barcelona iría a tu casa a buscarte, te daría ese abrazo y luego, si quisieras, iríamos a partirle las piernas al capullo ese.
Júlia
Ets massa bona, Alex
Alexandra
Te digo lo que siento. Y luego nos iríamos a Marina a beber, porque no te dejaría sola en toda la noche
Júlia
Què cony he fet per trobar-te? No et mereixo
Alexandra
Calla, no seas idiota. Me sabe mal estar a 600km de allí y dejarte sola
Júlia
No estic sola, estic parlant amb tu, no saps com curen les teves paraules
Alexandra
Se me va a apagar el móvil y encima esta zona casi no tiene cobertura, llego en una hora
Júlia
Sense problema cari, no et preocupis
Alexandra
Te hablo en cuanto lo cargue un poco, ¿vale?
Júlia
Gràcies cuca
Alexandra
Gracias a ti, Júlia, por confiar en mí
Júlia
A tu, sempre a tu, vigila el trosset que et queda si us plau. Molts petons
Alexandra
Muchísimos más para ti, preciosa
Me he follado a un gilipollas. Esa fue la jodida frase con la que me enamoré de ella, con la que le cogí cariño y quise empezar a cuidarla. Mi perdición. Ahora lo veo como la guadaña de la muerte. Ahí estaba yo, con complejo de salvadora de cachorros, recogiendo a todos los perros apaleados que encontraba por la calle. Tengo un puto problema con eso.
Júlia, te juro que lo único que quiero hacer contigo es ir a tu puta casa y arrastrarte de los pelos por media Barcelona para que todo el mundo se entere de lo zorra que eres. Te puedes follar a quien quieras pero luego no te quejes de que no te han abrazado. Para eso tenías a tu señor. Hasta que el tío se largó cuando se enteró de todo.
Ella era así, iba picando por todos lados y jodiéndole la vida al prójimo. Os recuerdo que me enamoré tras meses de persecución por su parte. Ella era el cazador y yo su la presa. Todo esto sin saberlo. Iba feliz como un conejo por el campo hasta que, ¡zas!, la muy puta me vino con aquello de que no la habían abrazado después de follar y que se había pasado por la piedra al gilipollas ese. Lo sé, la más gilipollas de toda esta historia no es el capullo de Adrià o la zorra de Júlia, sino yo, la ilusa que tiene un ego de aquí a la luna creyendo que la gente puede cambiar por amor.
Por amor a mí, claro, porque soy rubia, divina y llevo gafas de sol negras como Godard.
Ahora creo que lo del abrazo era mentira y me lo dijo para que estuviera pendiente de ella. Caí como la imbécil que soy. Adrià no era el único amante que había tenido Júlia; que tuviese amantes no me escandalizaba pero me jodía que lo justificara con sus chapas feministas y luego me soltara que la prostitución estaba de puta madre y el porno empoderaba a las mujeres. Claro, porque eso de que fuese un negocio de miles de millones de euros que sometía a la mujer a la voluntad del hombre, que nos cosificaba y nos trataba como simples objetos al placer de los salidos de turno, eso no. ¿Luchaba contra alguna injusticia? Pues vaya feminismo el suyo. Para eso molaban más los franceses. Para ellos divorciarse y tener amantes era como para nosotros la Guerra Civil; en todas las pelis francesas siempre hay alguien divorciado o divorciándose o que al final acaba rompiendo con su pareja; no importa que la película sea de acción, comedia o drama, qué más da, lo importante es ser infiel. Coño, de eso sí que saben. Pero Júlia no es francesa —ni estaba cerca de serlo—, por aquél entonces era una indepe aspirante a clase media que hablaba de Judith Butler dándome lecciones cuando jamás había leído un libro suyo. “Em fa bola” me decía. Y yo solo quería comerle el coño.
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