10.26 Puede que te rías de ti mismo por participar de este ridículo experimento, pero te darás cuenta de que el deseo de reírte de ti mismo es genuino y de que no proviene de la mezquindad. Habrá un ser más feliz a quien este juego le parezca divertido, y no le importará en absoluto que salga bien o no. También esa risa, así como las ganas de divertirse que la han provocado, surgirán sin la participación del cuerpo.
10.27 Pronto desarrollarás la capacidad de ver sin los ojos del cuerpo. Al principio, esto también parecerá un juego tonto, un truco de la imaginación. Al comienzo observarás únicamente aquello que puedes “ver”: tus brazos y tus piernas, la sombra que se forma mientras caminas… pero cada vez más verás el cuerpo como un todo. Lo verás desde atrás mientras lo sigues a lo largo de su día, incluso en un principio sin darte cuenta de que esto está ocurriendo. Y comprobarás que mientras observas, eres más consciente de lo que te rodea, y más consciente de que tu cuerpo forma parte de todo lo que está ocurriendo. Ahí están tu cuerpo y otros seis cruzando la calle. Ahí está tu cuerpo sentado ante una mesa de trabajo, en un edificio entre otros muchos. Te darás cuenta de la escasa frecuencia con la que hasta ahora eras consciente de la calle por la que caminabas, de los edificios que había a cada lado, del cielo abierto arriba, o de todos “los demás” que la recorrían contigo. Te sentirás más integrado en el todo, en vez de menos integrado, y esta sensación te sorprenderá.
10.28 Sigue adelante ahora, pues esto es sólo el comienzo. Experimenta sólo por divertirte, y sin dejar lugar al desaliento. No se trata de una prueba, así que no puedes suspender. Sólo estás jugando. Juega a observarte desde arriba. Ahora, ¿puedes verte desde esta altura? Y dando brincos, ¿puedes adelantarte para ver cómo tu cuerpo viene hacia ti?
10.29 Este cuerpo del que afirmas que es tu “ser” no es más que una forma: ¿cómo puede ser que no lo veas?
10.30 Lo que sentirás a medida que avances es cómo la visión de túnel del yo separado va cediendo ante la visión expandida del Ser unificado. Mientras sientes cómo esto ocurre, empezarás a ser consciente de sensaciones que tampoco están ligadas al cuerpo. Al igual que los pensamientos que ni ves con los ojos ni escuchas con los oídos del cuerpo, estas sensaciones tampoco dependerán de los sentidos de tu cuerpo.
10.31 Notarás bastante resistencia a este experimento. Considerarás que eres demasiado serio para jugar a este juego y que tienes mejores cosas que hacer. Sin embargo, por mucho que te resistas, la idea ha sido plantada y te encontrarás participando en él, a veces aparentemente “contra tu voluntad”, a pesar de estar decidido a no hacerlo. Cuando empieces a sentir los efectos del experimento, también aparecerá el miedo, sobre todo si te tomas el juego demasiado en serio. Habrá ocasiones en las que no querrás reírte cuando sientas el impulso de hacerlo, y otras ocasiones en las que, después de un solo instante de visión expandida, recibirás con gratitud la vuelta a la visión de túnel. Sentirás alivio al tocar el suelo con los pies y comprobar que el contorno de tu cuerpo sigue intacto. No obstante, recordarás las ganas de reírte dulcemente de ti mismo, así como la visión expandida. Recordarás que por un momento tu cuerpo no parecía ser un contorno que te contenía dentro de sus límites. Y entonces recordarás que éste es un Curso para recuperar el recuerdo, y que la memoria es el lenguaje del corazón.
10.32 En este punto, muchos de vosotros os rebelaréis, pensando que esto no es aquello para lo que os habéis inscrito. Tal vez lo único que queráis sea leer este Curso, sin tener la obligación de realizarlo. Querréis centraros en la parte teórica, y no aplicar la parte práctica. Pediréis la información, y diréis que, en realidad, preferís no vivir la experiencia. Lo que queríais era la guía del viajero, no el viaje en sí. Esto es lo que demasiados de entre vosotros buscabais, y muchos os seguís resistiendo a daros cuenta de que habéis recibido más de lo que esperabais. Se ha llegado a una puerta, se ha traspasado un umbral. Aquello que tu mente seguiría negando, tu corazón no puede hacerlo. Has recuperado un pequeño destello de la memoria y ella no te abandonará al caos que pareces preferir. Te llamará constantemente para que la reconozcas y le permitas crecer. Tirará de tu corazón con la mayor delicadeza. Su susurro se escuchará entre tus pensamientos. Oirás su melodía en tu mente. “Vuelve, vuelve”, te dirá. “Regresa a casa, regresa a casa”, cantará. Sabrás que hay un lugar dentro de ti en el que se te echa de menos, en el que se te añora, donde estás a salvo y donde eres amado. Se ha abierto un espacio para un poco de paz en la casa de tu locura.
CAPÍTULO 11
Libre albedrío y voluntad
11.1 Los ejercicios de este Curso de amor son pocos, y están integrados en él en lugar de presentarse aparte. Hay razones para adoptar este método. La primera es tu actitud hacia la instrucción, y el hecho de que en realidad no la deseas. Lo que deseas es aquello que sólo puedes obtener de tu propia Fuente. De nuevo, eres consciente de este aspecto de la creación, el cual ha contribuido a solidificar tu posición en contra de la unión, así como la desgana que sientes por la instrucción. Esto se debe a tu confusión acerca de tu fuente. Todo tu feroz empeño por aferrarte a tu individualidad nace de esta confusión. Si tu “fuente” fuera verdaderamente tu cuerpo y el cerebro que lo hace funcionar, entonces no habría duda de que tendrías que aprender las cosas por ti mismo, pues todo aprendizaje verdadero ha de provenir de tu Fuente.
11.2 Piensas que tu fuente y tu Creador son dos cosas separadas, e incluso con demasiada poca frecuencia recuerdas que no eres tu propio creador. Has hecho esta separación partiendo de la idea de que aquello que te creó no puede ser uno contigo. De nuevo, esto no hace sino señalar tu falta de reconocimiento de qué es realmente la creación. Y sin embargo, cuando quieres desarrollar la creatividad te das cuenta de que se trata de una celebración del creador, y al rendir homenaje a los artistas de todo tipo, esta realidad es la que honras. Cada poesía lleva la marca de su creador, como también lo hace cada obra de arte que contemplas y a la que llamas “obra maestra”, además de aquellas creaciones de manos pequeñas que cuelgas en la puerta del frigorífico o en la pared del despacho. No creaste tu Ser, y sin embargo haces de la vida una recreación de ti mismo, y al hacerlo intentas demostrar que “tú” eres tu propia fuente.
11.3 Ésta es una de las razones por las que no te gusta la idea de que quienes pretenden instruirte sepan más de lo que tú sabes ahora, y por las que empiezas cada nuevo curso de aprendizaje sintiendo como si tuvieses menos. Entonces comienzas tus intentos de adquirir lo que te falta, para así dejar de tener menos que los demás. Algunos quizás tengáis confianza en vuestras aptitudes para el aprendizaje y os lancéis a la conquista de este nuevo territorio, como lo habéis hecho en ocasiones anteriores. Éstos desearían leer cada libro con la mayor rapidez posible, resaltador en mano, y en el momento de pasar la última página, terminar con el aprendizaje de lo que enseña ese libro para pasar corriendo al siguiente. Puede que otros que sintáis menos confianza abandonéis antes de empezar, con el fin de no volver a fallar una vez más. Incluso aquellos que sientan la fuerza de estas palabras dentro del corazón y se prometan avanzar despacio, cuidadosamente, por cada página y apartado, entregándose con total dedicación a lo que este texto les pide que hagan, corren el riesgo de esforzarse demasiado en ser meticulosos, en lugar de simplemente desear aprender.
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