Alessandro Manzoni - Los novios

Здесь есть возможность читать онлайн «Alessandro Manzoni - Los novios» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los novios: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los novios»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Esta obra maestra de la literatura italiana relata una historia de opresores y oprimidos, donde dos campesinos ven amenazado su amor. En la ciudad de Milán del siglo XVII y bajo la sombra de la peste cercenando vidas, la trama brota del hallazgo de un viejo manuscrito y logra enlazar de forma magistral ficción y realidad. Para enmarcar las muchas desventuras de la pareja protagonista, Manzoni crea un extenso mundo social, surcado por estigmas e injusticias, donde todos los personajes quedan magistralmente caracterizados y despiertan en el lector piedad y amor, risa, desprecio o admiración. El autor los retrata mientras muestra su afecto por el pueblo anónimo, y elige para ello a los humildes como héroes de su novela. El resultado marca en Italia el inicio de la novela moderna de corte realista.

Los novios — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los novios», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

»Y empezando por los actos tiránicos, como la experiencia ha manifestado que muchos, tanto en las ciudades como en los demás pueblos (¿oyes?) de este Estado ejercen con tiranía concusiones, oprimen a los más débiles, obligándoles a hacer contratos violentos de compras, arrendamientos, etcétera. (¿Adónde estás? Aquí, aquí, oye), que se verifiquen casamientos o no se verifiquen... » (¿Ves?)

—Ése es mi caso —dijo Lorenzo.

—Oye, oye —prosiguió el abogado—. ¡Qué! hay mucho más, y luego siguen las penas: «Que se atestigüe, o no se atestigüe; que uno pague una deuda, que el otro vaya a su molino...» Esto nada nos importa; pero aquí está. «El cura que no hiciere lo que debe por su ministerio, o hiciese cosa a que no estuviere obligado.» (¿Ves?)

—Parece que el bando está hecho expresamente para mí —dijo Lorenzo.

—¿No es verdad? —prosiguió el abogado; escucha: «y otras violencias semejantes, que cometen los feudatarios, los nobles, la gente mediana, los hombres viles y los plebeyos... » (cuidado que nadie se escapa, es como el valle de Josafat; oye ahora las penas): «Aunque todas estas y otras acciones malas de esta clase están ya prohibidas; no obstante, conviniendo emplear más rigor, S. E. por la presente, no derogando, etc., ordena y manda que contra los infractores en orden a cualquiera de los indicados casos y otros semejantes, procedan todos los jueces ordinarios de este Estado, imponiendo penas pecuniarias y corporales, destierro o galeras, y hasta la muerte (¡ahí es una friolera!) al arbitrio de S. E. o del Senado, según la calidad de los casos, personas y circunstancias, y esto irre... mi... si... ble... mente, y con... todo... el... rigor.» (¿Qué?, ¿hay poco aquí? Mira, ésta es la firma) «Gonzalo Fernández de Córdoba» (más abajo) «Platonus» (y luego) «vidit Ferren». (Nada le falta.)

Mientras el abogado leía, le seguía Lorenzo con la vista, procurando sacar en claro lo que podía serle útil. Causaba admiración al letrado el ver que su nuevo cliente se mostraba más atento que temeroso, y decía de botones adentro: «¿Si estará matriculado?»

—Ya, ya —le dijo luego—, veo que te has hecho cortar el tufo: has obrado con prudencia; sin embargo, puesto en mis manos, no era necesario; el caso es grave, pero tú no sabes lo que yo soy capaz de hacer.

Para comprender esta salida del abogado conviene saber, o recordar, que en aquel tiempo los bravos de profesión y los facinerosos de todas clases llevaban un tufo, o mechón de pelo muy largo y espeso, que dejaban caer a la cara a modo de visera al tiempo de acometer a alguno, cuando creían necesario que no se les conociese y la empresa era de aquellas que exigían vigor y reserva. Los bandos hablaban también de esta moda, como se ve por el siguiente trozo de uno mandado publicar por el marqués de Hinojosa: «Manda S. E. que todo el que se deje caer el pelo en término que llegue hasta las cejas, o cubra las orejas con las trenzas, pague una multa de trescientos escudos, conmutados en caso de posibilidad en tres años de galera por la primera vez; y por la segunda, además de la expresada pena, otra mayor pecuniaria y corporal al arbitrio de S. E. Permite sin embargo que el que sea calvo, o tenga motivo justo de señal, o heridas, pueda para mayor decoro y salud llevar el pelo largo lo bastante para encubrir semejantes faltas y nada más, con la advertencia de que no exceda de lo que pida la pura necesidad para no incurrir en la pena impuesta a los demás contraventores.

»Manda igualmente a los barberos, pena de cien escudos y tres tratos de cuerda, que se le darán en público, y otra pena mayor corporal al arbitrio como arriba, que no dejen a aquellos a quienes corten el pelo ninguna especie de dichos tufos, trenzas, o rizos ni los pelos más largos que el ordinario, tanto en la frente como en los lados, a excepción de los calvos, y otras personas defectuosas, como queda dicho.»

Era, pues, el tufo una especie de armadura y un distintivo de los bravos y matones, que por esta razón, luego se les llamaba comúnmente ciuffi, tufos. Este título ha quedado todavía, pero en acepción más modificada, y pocas serán las personas en el Milanesado que en su infancia no hayan oído decir, hablando de un calavera, es un tufo, es un tufillo (e un ciujfo, e un ciujfeto).

—En mi conciencia —respondió Lorenzo—, protesto que yo nunca he llevado tufo.

—Nada hacemos —dijo el abogado, meneando la cabeza con una sonrisa entre impaciente y maliciosa—; nada hacemos si no tienes confianza en mí: el que dice mentira al abogado es un necio que tendrá que decir la verdad delante del juez. Al abogado se le deben contar las cosas claras, y a nosotros es a quien toca embrolladas. Si quieres que yo te ayude, es indispensable que me digas todo desde la cruz a la fecha, y con el corazón en la mano como al confesor. Has de nombrarme la persona que te ha dado la comisión (supongo que será persona de circunstancias); en este caso iré yo a hacerle una visita; no le diré, por cierto, que tú me has declarado su nombre, sino que voy a implorar su protección en favor de un pobre joven calumniado, y concertaremos juntos el medio de salir con honra. ¿Entiendes? Por otra parte, si el atentado es únicamente obra tuya, también habrá remedio. ¡A cuántos he sacado yo de peores atolladeros! Y siempre que la persona ofendida no sea de alto carácter, la cosa se compondrá a costa de pocos cuartos. ¿Me entiendes? En este caso debes decirme quién es el ofendido y cómo se llama, porque según su condición, su estado y su rumor, veremos si conviene más tenerle a raya con protecciones, o amenazarle con una causa criminal. ¿Me entiendes? Sabiendo dar un tornillo a los bandos, ninguno es reo, ni ninguno es inocente; por lo que toca al cura, si es hombre prudente, no se meterá en danza y si quisiese tenérnoslas tiesas, hay también para ellos su freno. De todo se puede salir bien; pero se necesita un hombre: tu caso es grave, y muy grave; el bando está terminante, y si la cosa ha de decidirse entre ti y la justicia, estás fresco. Te hablo como amigo; las calaveradas es menester pagarlas. Si quieres zafarte, dinero y verdad; confiar en quien desea salvarte y hacer cuanto te manda.

Mientras el abogado charlaba de esta manera, Lorenzo le estaba mirando con la misma atención con que los babiecas en la plaza miran con la boca abierta al titiritero, que, después de haberse tragado cierta cantidad de estopa, saca de la boca un sinfín de cintas de todos colores; pero apenas se hizo cargo de lo que decía y de su equivocación, le cortó la palabra en estos términos:

—Señor abogado, usted ha comprendido mal: la cosa es todo al contrario; yo jamás he amenazado a nadie: no soy hombre de semejantes grescas, y si usted pregunta en mi pueblo, todos le dirán que yo nunca he tenido que ver con la justicia. La picardía a mí me la han hecho, y vengo a ver a usted para saber cómo he de conseguir se me haga justicia, y estoy muy contento con haber visto ese bando.

—¡Qué diantre! —exclamó el abogado abriendo muchísimo los ojos—; ¿qué pastel es éste? No hay que darle vueltas; todos sois iguales: ¿es posible que no sepáis hablar claro?

—Perdone usted, señor abogado: usted no me dio lugar para explicarme. Ahora le contaré todo. Sepa usted, pues, que yo debía casarme hoy con una muchacha con quien estoy en galanteos desde el verano, y hoy, como digo, era el día de la boda; todo estaba dispuesto, cuando el señor cura buscando mil pretextos y excusas... En fin, para no fastidiar a usted diré, que habiéndole puesto en precisión de explicarse como era justo, confesó que se le había prohibido, pena de la vida, hacer este casamiento. El prepotente don Rodrigo...

—¡Disparate! —interrumpió inmediatamente el abogado frunciendo las cejas, arrugando la nariz colorada y torciendo el hocico; ¡disparate! ¿Por qué me vienes a romper la cabeza con esos cuentos? Ten tales discursos allá entre tu gente, que no sabe medir las palabras; pero no vengas a comprometer a un hombre de bien que conoce lo que valen. Vete, vete, que no sabes lo que te dices. No quiero embrollos con mozuelos, ni oír semejantes boberías.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los novios»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los novios» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los novios»

Обсуждение, отзывы о книге «Los novios» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x