• Nos enseñan a acudir al Dios de la salvación mediante la oración, y nos muestran cómo llevar nuestras peticiones a Dios. 97Nos muestran cómo orar confiadamente en medio de la adversidad. 98
• Nos muestran la profundidad de la comunión que podemos disfrutar con nuestro Dios, guardador del pacto. Nos muestran cómo la Iglesia viva es la esposa de Dios, los hijos de Dios y la grey de Dios.
• Proporcionan un vehículo de adoración comunitaria. Muchos usan pronombres en primera persona del plural (“nosotros”, “nuestro”) para indicar este aspecto comunitario pero, incluso los que usan pronombres en primera persona del singular, incluyen a todos los que aman al Señor y están comprometidos con Él. Nos mueven a confiar en Dios y alabarle, y a amar a nuestro prójimo. Fomentan confianza en las promesas de Dios, celo por Él y su casa, y compasión por los que sufren.
• Abarcan toda la diversidad de experiencias espirituales, incluyendo fe e incredulidad, gozo en Dios y pesar por el pecado, presencia divina y deserción divina. Como dice Calvino, son “una anatomía de todas las partes del alma”. 99Aún vemos nuestras afecciones y enfermedades espirituales en las palabras de los salmistas. Cuando leemos acerca de sus experiencias, somos conducidos al auto-examen y a la fe por la gracia del Espíritu. Los salmos de David, especialmente, son como un espejo en que somos llevados a alabar a Dios y encontrar descanso en sus propósitos soberanos. 100
Calvino se adentró en los Salmos durante veinticinco años como comentador, predicador, erudito bíblico y director de adoración. 101Pronto comenzó a trabajar en versiones metrificadas de los Salmos, para usarlos en el culto público. El 16 de enero de 1537, poco después de su llegada a Ginebra, Calvino pidió a su consejo introducir el canto de los Salmos en el culto de la Iglesia. Aprovechó el talento de otros hombres, como Clement Marot, Louis Bourgeois y Teodoro Beza, para producir el salterio ginebrino. Esta obra tardaría veinticinco años en completarse. La primera colección (1539) contenía dieciocho salmos, seis de los cuales puso en verso Calvino. El resto fue hecho por el poeta francés Marot. Una versión extendida (1542) que contenía treinta y cinco salmos fue posterior, seguida por una de cuarenta y nueve salmos (1543). Calvino escribió el prefacio a ambas, recomendando la práctica del canto colectivo. Tras la muerte de Marot en 1544, Calvino alentó a Beza a poner en verso el resto de los salmos. En 1564, dos años antes de su muerte, Calvino se alegró de ver la primera edición completa del salterio ginebrino. 102
El salterio ginebrino está dotado de una excelente colección de 125 melodías, escritas particularmente para los Salmos por músicos destacados, de quienes Louis Bourgeois es el más conocido. Las composiciones son melódicas, distintivas y reverentes. 103Expresan claramente las convicciones de Calvino de que la piedad se promueve más cuando se da prioridad al texto por encima de la melodía, al tiempo que se reconoce que los salmos merecen su propia música. Puesto que la música debía ayudar a la recepción de la Palabra, Calvino dice que debía ser “de peso, dignificada, majestuosa y modesta” –adecuándose a las actitudes de una criatura pecaminosa en la presencia de Dios. 104Esto protege la soberanía de Dios en la adoración y permite una apropiada conformidad entre la disposición interna del creyente y su confesión externa.
El canto de los Salmos es uno de los cuatro actos principales de la adoración eclesial, creía Calvino. Es una extensión de la oración. Es también la contribución vocal más significante del pueblo en el culto. Los Salmos se cantaban en los cultos de la mañana y de la tarde del domingo. Comenzando en 1546, una lista impresa indicaba qué salmos habían de ser cantados en cada ocasión. Los salterios eran asignados a cada culto conforme a los textos que se predicaban. En 1562, se cantaban tres salmos en cada culto. 105
Calvino creía que el canto colectivo subyugaba el corazón caído y reeducaba los afectos caprichosos en el camino de la piedad. Como la predicación y los sacramentos, el canto de los Salmos disciplina los afectos del corazón en la escuela de la fe y eleva al creyente a Dios. El canto de los Salmos amplifica el efecto de la Palabra en el corazón y multiplica la energía espiritual de la Iglesia. “Los Salmos pueden estimularnos a levantar nuestros corazones a Dios y despertarnos un ardor por invocar, así como exaltar con alabanzas, la gloria de su nombre”, escribe Calvino. 106Con la dirección del Espíritu, el canto de los Salmos afina los corazones de los creyentes para la gloria.
El salterio ginebrino fue una parte integral de la adoración calvinista durante siglos. Estableció el modelo para posteriores libros de Salmos reformados franceses, así como para aquéllos en inglés, holandés, alemán y húngaro. Como libro devocional, enardeció los corazones de miles, pero la gente que cantaba con él entendía que su poder no estaba en el libro o en sus palabras, sino en el Espíritu que imprimía aquellas palabras en sus corazones.
El salterio ginebrino promovía la piedad estimulando una espiritualidad de la Palabra que era colectiva y litúrgica, y que deshacía la distinción entre liturgia y vida. Los calvinistas cantaban libremente los Salmos no sólo en sus iglesias, sino también en los hogares y lugares de trabajo, en las calles y en el campo. 107El canto de los Salmos se convirtió en un “medio de auto-identificación hugonote”. 108Este piadoso ejercicio se convirtió en un emblema cultural. En pocas palabras, como escribe T. Hartley Hall, “en versiones bíblicas o métricas, los Salmos, junto con las melodías majestuosas a las que pronto fueron unidos, son claramente el corazón y alma de la piedad reformada”. 109
Dimensiones prácticas
Aunque Calvino veía la Iglesia como el vivero de la piedad, también enfatizaba la necesidad de la piedad personal. El cristiano se esfuerza por la piedad porque ama la justicia, anhela vivir para la gloria de Dios, y se deleita en obedecer la regla de justicia de Dios expuesta en la Escritura. 110Dios mismo es el centro de la vida cristiana 111–una vida que es, por tanto, llevada a cabo en la abnegación, particularmente expresada en llevar la cruz, al igual que Cristo–. 112
Facsímil de la escritura de Calvino
Para Calvino, esta piedad “es el principio, mitad y final de la vida cristiana”. 113Comprende numerosas dimensiones prácticas para la vida cristiana diaria, que son minuciosamente explicadas en la Institución , comentarios, sermones, cartas y tratados de Calvino. Aquí está la esencia de lo que Calvino dice sobre la oración, el arrepentimiento y la obediencia, así como sobre la vida cristiana piadosa, en los capítulos 6-10 del Libro 3 de la Institución de 1559. 114
La oración
La oración es el principal y perpetuo ejercicio de fe y el elemento primordial de la piedad, dice Calvino. 115La oración muestra la gracia de Dios al creyente cuando el creyente ofrece alabanzas a Dios y pide su fidelidad. Comunica piedad tanto privada como colectivamente. 116
Calvino dedicó el segundo capítulo más largo de la Institución (Libro 3, capítulo 20) a la oración, proporcionando seis propósitos para ella: acudir a Dios con cada necesidad, poner todas nuestras peticiones ante Dios, prepararnos para recibir los beneficios de Dios con humilde gratitud, meditar sobre la bondad de Dios, instaurar el espíritu apropiado de deleite en las respuestas de Dios a la oración, y confirmar su providencia. 117
Dos problemas aparecerán, probablemente, con la doctrina de la oración de Calvino. En primer lugar, cuando el creyente se somete, obedientemente, a la voluntad de Dios, no renuncia, necesariamente, a su propia voluntad. Antes bien, mediante el acto de la oración sumisa, el creyente invoca la providencia de Dios para que actúe en su favor. Así pues, la voluntad del hombre, bajo la guía del Espíritu, y la voluntad de Dios trabajan juntas en comunión.
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