No hay nadie en el salón. Usted no necesita a nadie. No le hacen falta ni trapo, ni escoba, ni cepillo. Que sus manos jueguen el papel de estos objetos necesarios para la limpieza. Sin tocarlos con las manos, limpie las paredes, el piso, todo, incluyendo los rincones más alejados de su lugar de trabajo. Gaste su energía como si realmente hubiera limpiado el polvo y sacado la basura. Realice este acto con plena responsabilidad, como un rito. No se apresure en realizarlo. Siéntase como el amo, el artesano. ¿Ha visto cómo los artesanos preparan su lugar de trabajo? ¿Cómo selecciona el pintor sus pinceles y pinturas? ¿Cómo extiende las partituras y coloca su silla el pianista? No es solamente meticulosidad, sino modificación del espacio para una nueva vida. Un rito. Usted no sólo prepara el espacio, se acondiciona a sí mismo para este espacio.
Después de "tirar la basura" fuera del estudio, comience a limpiarse a sí mismo, como quitando de su cuerpo capas de "suciedad de la vida": capa tras capa, hacia abajo, hacia los pies. Utilice sólo las manos, arranque con rudeza esta cotidianidad venida de las calles y de las cocinas comunitarias 1 , que está pegada a su cuerpo. Al terminar este ejercicio, eche fuera del cuarto lo que logró limpiar. Luego, no olvide lavar sus manos y enjuagar su cara.
Durante mi estancia en Japón, observé cómo un actor, completamente solo, durante más de una hora lavaba el piso de su salón de ensayos, aunque ya estuviera limpio. ¿Para qué?, me pregunté sorprendido en aquel entonces.
Actores bolivianos, susurrando, acomodaban en las esquinas del escenario hierbas aromáticas, conocidas sólo por ellos. Gente supersticiosa, me dije entonces.
Los hindúes leían tantras antes del espectáculo. Pérdida de tiempo, pensé. Luego observé un ejercicio en México y enseguida los comprendí a todos, a los japoneses, a los bolivianos, a los hindúes, y me sorprendió la claridad del resultado que sentí en mí mismo.
EJERCICIO
El ejercicio se basa en una antigua costumbre que encontramos en Latinoamérica: al hogar de una persona enferma de gravedad entraban personas jóvenes quienes, con enérgicos y potentes movimientos eróticos, imitaban el acto sexual con ciertas partes del espacio. Parecían fecundar el ambiente muerto. Lo regresaban a la vida. Le transmitían energía. Se creaba un potente campo, en el cual el enfermo sanaba mucho más rápido. Los actores de un pequeño teatro llevaban a cabo un acto parecido a éste. Llenaban el espacio con energía emanada de palabras, movimientos y sonidos eróticos. Al tener sexo con el espacio, preparaban el escenario para el espectáculo. Esto me causó una fuerte impresión. Veinte minutos después el escenario parecía un horno e incluso yo me sentía de nuevo joven.
Después del espectáculo les dije a las actrices de este teatro que los europeos también deberíamos realizar ejercicios semejantes. "Sólo hay un problema —me contestó sonriendo una hermosa mexicana—, los actores en Europa en su mayoría son ateos." Estuve de acuerdo con ella.
EJERCICIO
El espacio está hecho de materia y posee una masa. Intenten recogerla. Usando manos y pies como si fueran remos, como si fueran elementos de una máquina quitanieve, absorban de esta masa lo más que puedan. Sientan cómo se están llenando de ella. Que la masa viva dentro de ustedes por un corto periodo de tiempo, que se acostumbre, que se caliente. Luego regrésenla a su escenario, a su espacio de trabajo. Entréguenla completa y añadan una partícula de ustedes mismos.
Después de dominar el ejercicio, traten de realizarlo con una sola respiración y con un solo movimiento. Una inspiración, aspiren todo el volumen del espacio; una expiración, regrésenlo completo. No se queden parados en un solo lugar, muévanse. Mientras más generosamente entreguen, más calidez de ustedes habrá en este espacio y en mayor medida el espacio les pertenecerá.
Los ejercicios con el salón de clases deben realizarse antes del entrenamiento. Le ayudarán al actor a conectarse con los flujos energéticos del espacio. Conviene explicar esto con más detalle. Es sabido que las personas y el espacio a su alrededor se encuentran en un proceso universal único de perpetuo intercambio de energía. También sabemos, gracias a la física contemporánea, que los objetos y las personas irradian constantemente energía, que se halla en el medio ambiente que nos rodea y se distribuye en ciertas corrientes, como el movimiento de las capas de aire en la atmósfera de la Tierra o del agua en el océano. De tal forma que todos los lugares en los que vivimos y trabajamos son atravesados por flujos energéticos. Su circulación es tal que en ciertos lugares ocurren torbellinos parecidos a los que vemos en las fotografías de satélites que nos muestran la circulación de los frentes de aires fríos y calientes. Debemos aprender a sentir y definir los secretos de estos flujos energéticos. En cualquier lugar siempre hay dos puntos: el positivo y el negativo. El positivo proporciona energía; en caso de que haga falta, los actores experimentados lo encontrarán a como dé lugar. El negativo es necesario para el contraste de las sensaciones: cuando uno necesita reflexionar, aclarar una situación. Este punto se utiliza para las escenas tranquilas, para los monólogos-meditaciones. Encuentren estos puntos. Claro que se necesitará tiempo, pero a cambio ustedes descubrirán importantes secretos del espacio de trabajo.
Un consejo más: sean de los primeros en llegar al teatro, sin falta. Es importante que uno mismo abra su teatro, su salón de clases. Son pocos los que han experimentado tales momentos, tan trascendentales para el artista. Cuando yo trabajaba en la Escuela de Arte Dramático en Moscú vivía en el mismo edificio, en el albergue ubicado arriba del salón de clases. Por eso mis clases, los entrenamientos con los actores, eran la primera actividad. Tenía la llave y temprano por la mañana abría el teatro. Es imposible transmitir la emoción que experimentas en ese momento. Son momentos especiales, impresionantes. Sin falta sean los primeros en llegar al teatro o al salón de clases. Puede ocurrir que no los dejen entrar inmediatamente. En tal caso, hay que prepararse para el encuentro. Me gusta llegar al teatro antes que los actores. Es mejor "componer" el espectáculo a solas sobre el escenario vacío. Rara vez los actores suben al escenario para deambular, para escucharlo. Es curioso, pues ellos tienen que vivir ahí y, sin embargo, prefieren estar en la cafetería. Frecuentemente preparo el escenario antes de la llegada de los actores. Primero caliento el espacio, luego dejo entrar a los actores. Pero hacer esto juntos es mejor.
Mientras visitaba el Templo de Cristo el Salvador en Moscú, destruido por el régimen de Stalin hace cerca de 70 años y restaurado recientemente, escuché cómo un anciano, seguramente de provincia, pronunció con aire pensativo: "¡Veinte años!" Le pregunté qué quería decir. Contestó: "Hacen falta al menos veinte años para llenar el templo con la energía de los rezos".
Sería bueno que los actores sintieran de la misma manera el espacio del escenario.
EJERCICIO
Atraviesen el espacio del salón de clases o del escenario en diferentes direcciones y traten de determinar dónde se sienten cómodos, a gusto, y dónde no. Perciban las zonas de más densidad energética. Éstos son los puntos más activos sobre el escenario y que ayudarán a actuar. Esta investigación, esta búsqueda de los focos de flujos energéticos se debe llevar a cabo sin prisas y hacerla en varias ocasiones. Inviertan tiempo en esto. Sientan el lugar, ya que ahí tendrán que percibir, reflexionar y hacer muchas cosas. Hay que encontrar en el lugar "su" espacio.
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