En el DEEc, se ha optado por registrar también aquellos elementos léxicos que, debido al hecho de que en España se usen únicamente cuando se habla o se escribe sobre un tema relacionado con realidades generalmente inexistentes en la España actual, pero que, perteneciendo a la experiencia diaria de muchos o de la mayoría de los ecuatorianos, pueden considerarse como un tipo de exotismo en el español peninsular. El registro de estos elementos va acompañado de una indicación sobre su carácter como unidades léxicas referidas a algo propio de la realidad ecuatoriana o americana. A pesar de ello, no siempre pudo delimitarse claramente qué es una realidad ecuatoriana con la cual una persona española común y corriente, sin relación profesional o biográfica alguna con el Ecuador, no estaría familiarizada (véase 13. 3).
El segundo problema que se ha planteado con respecto al manejo del criterio diferencial es de índole empírica. En la redacción del diccionario, el juicio de varios hablantes de cada una de las dos variedades lingüísticas significó la última instancia para la decisión sobre si un determinado elemento lingüístico debía considerarse usual o no usual en el Ecuador, en España, o a la vez en el Ecuador y en España. En muchos casos se consideró suficiente la competencia lingüística de los redactores hispanohablantes del diccionario; en muchos otros, especialmente en el caso de vocabulario relacionado con algún campo temático que no fuera del dominio común de los hispanohablantes de uno de los dos países, se consultó a una serie de informantes ecuatorianos y españoles, expertos en la respectiva esfera.
Somos conscientes del hecho de que el desconocimiento de un concreto elemento léxico por parte de un mayor o menor número de hablantes no comprueba que este nunca se use en la variedad lingüística de los respectivos hablantes. Pero esto ocurre con gran parte de toda la información que proporciona un diccionario.
Para apreciar el grado de objetividad del criterio, aparentemente subjetivo, adoptado al dar tanta importancia al dictamen de redactores e informantes, se puede considerar los siguientes casos: al delimitar elementos léxicos como usuales en el Ecuador y no usuales en España, se descartaron un gran número de voces y acepciones cuya ocurrencia está atestiguada por uno o por varios textos ecuatorianos, porque, según el dictamen de los informantes ecuatorianos, eran elementos no usuales o poco usuales en el habla ecuatoriana actual; sin embargo, no se descartaron otros elementos, a pesar de que su uso consta en algún que otro texto cuyo autor es español, porque, según los informantes españoles de lengua materna castellana, se trata de elementos poco usuales en su variedad lingüística.
¿Merecería la pena, teniendo en cuenta la finalidad de este diccionario, considerar como ecuatoriano un elemento léxico por haber sido encontrado en dos textos de origen ecuatoriano cuando, sin embargo, los propios informantes ecuatorianos lo consideraron como un elemento inusual en el Ecuador? La misma pregunta se plantea con respecto a las discrepancias entre los datos encontrados en textos provenientes de España y los resultados de encuestas hechas a personas cuya lengua materna es el español peninsular.
Por supuesto, los autores del DEEc no ignoran ni niegan las posibilidades de objetivar la información lexicográfica basándose en un análisis riguroso de un corpus de textos. Sin embargo, este método aún no se puede aprovechar como base de información exclusiva para la elaboración de un diccionario diferencial del tipo al que pertenece el DEEc. Para esto habría que analizar dos corpora, uno para cada una de las dos variedades lingüísticas cotejadas. Uno de los resultados del análisis comparativo sería que la mayoría de las unidades léxicas que ocurren en uno de los corpora ocurren también en el otro. Esto no sería un problema insuperable si la selección de unidades léxicas destinadas a tratamiento en el diccionario se pudiera restringir a aquellas unidades que ocurren en uno de los dos corpora sin ocurrir en el otro y, tal vez, a aquellas que ocurren en uno con una frecuencia significativamente más alta que en el otro; pero, al proceder de esta manera, se descartarían también todas aquellas unidades léxicas que ocurren en uno de los dos corpora con acepciones o valores estilísticos con los que no ocurren en el corpus de referencia. Descubrir las numerosas diferencias léxicas con respecto a formas léxicas comunes entre el español ecuatoriano y el peninsular mediante el análisis de corpora con medios electrónicos no sería rentable.
Esta ha sido una de las varias razones por las que, para la elaboración del DEEc, si bien la documentación en forma de textos primarios constituyó una fuente de información muy importante, la ocurrencia o no ocurrencia en los textos no representó la única instancia para el examen diferencial del uso de elementos léxicos en las dos variedades lingüísticas cotejadas. Por lo tanto, la importancia que se ha adjudicado a la conciencia lingüística de redactores e informantes restringe, en cierta medida, la validez empírica de la información que contiene el DEEc. Esto lo debe tener en cuenta el usuario del diccionario a la hora de interpretar la información que se le ofrece.
Aunque casi todos los llamados diccionarios de americanismos y diccionarios de ecuatorianismos publicados hasta ahora se basan, si bien con ciertas inconsecuencias, en un criterio diferencial para la selección de los elementos léxicos que recogen, carecen generalmente de una presentación sistemática de información contrastiva en relación con el cotejo de la respectiva variedad lingüística americana y la que consideran la base de diferencia que determina la selección diferencial. Algunos no ofrecen prácticamente información comparativa alguna en sus artículos y otros la brindan en cierta cantidad, pero de manera más o menos aleatoria. Tampoco la presente obra proporciona toda la información contrastiva que podría ser de interés en cada unidad léxica registrada en ella. Por ejemplo, en el caso de formas léxicas comunes al español ecuatoriano y al peninsular, se explican las acepciones usuales en el Ecuador e inusuales en España, pero, generalmente, no al revés: las usuales en España e inusuales en el Ecuador.
Sin embargo, el DEEc contesta de manera bastante sistemática a dos preguntas que puede plantearse el usuario que sabe que los elementos léxicos explicados en el diccionario son siempre propios del español ecuatoriano los cuales presentan una diferencia de uso lingüístico en comparación con el español peninsular. La primera pregunta es la que se plantea acerca del tipo de diferencia en el uso: ¿se trata de una unidad léxica no usual en el español peninsular o de una unidad léxica común al español ecuatoriano y al peninsular, que presenta una diferencia de uso entre este y aquel (véase 13. 1)? La segunda pregunta atañe al sinónimo en el español peninsular: ¿qué unidad léxica se usa en España en vez de la registrada para el Ecuador con la acepción indicada para esta (véase 15. 1)?
Estos dos componentes estructurales de los artículos van coordinados con otras características del diccionario, tales como: un lenguaje de explicaciones en el que se evitan, con excepciones bien delimitadas, elementos lingüísticos no comunes al español ecuatoriano y al peninsular; además, muchas observaciones que precisan algún detalle con respecto a las diferencias entre las dos variedades lingüísticas cotejadas, cuando el caso presenta cierta complejidad (véase 13. 2 y 13. 4).
3 Los destinatarios del diccionario
El DEEc es, evidentemente, un diccionario especializado que presenta estructuras textuales condensadas en alto grado, y se dirige a un grupo de destinatarios relativamente amplio, y específicamente a tres tipos de usuarios que podrían distinguirse según la finalidad con la que consultarán la obra. El objetivo de la consulta determina también en qué medida necesita el usuario familiarizarse con los diferentes elementos componentes del texto lexicográfico y con sus estructuras específicas.
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