1 ...6 7 8 10 11 12 ...15 La membresía hace que la iglesia local refleje mejor la iglesia invisible. Este punto es similar al anterior, pero tiene una naturaleza más teológica. R. B. Kuiper lo expresó de manera clara y elocuente:
La iglesia visible es gloriosa a medida que refleja la iglesia invisible. La visibilidad y la invisibilidad son dos aspectos de la única iglesia de Jesucristo. Por esa simple y determinante razón, la iglesia visible debe ser una manifestación de la iglesia invisible. Hay que admitir, no obstante, que la semejanza de la una a la otra nunca es perfecta. Pero en algunas ocasiones la iglesia visible no es más que una simple caricatura de la iglesia invisible; entonces no es gloriosa. En muchísimas otras ocasiones la iglesia trata de reflejar en forma muy tenue la iglesia invisible; entonces su gloria es opaca. Por la gracia de Dios hay también ocasiones en las cuales la iglesia visible emula con claridad a la iglesia invisible; tal iglesia es ciertamente gloriosa. 23
Por causa de su testimonio ante el mundo, la iglesia local debería parecerse tanto como fuera posible al cuerpo espiritual de Cristo, el cual disfruta de una unidad perfecta (Juan 17:22-23), de una sumisión incondicional a Él (Ef. 5:22), y de una estabilidad absoluta (Mat. 16:18). Eso significa que no se le debería permitir unirse a la iglesia a nadie que niega el evangelio, pero también significa que todo aquel que es parte de la familia espiritual de Dios debería ser un miembro de la iglesia local. Si ese fuera el caso, aquellos que sólo asisten a la iglesia de vez en cuando con corazones insinceros no serían considerados parte de la iglesia con tanta frecuencia como sucede en nuestros días. También tendrían menos probabilidades de manchar la reputación de la iglesia ante el mundo llamándola “mi iglesia” mientras están viviendo vidas impías.
Dos razones finales apoyan el hecho de que es sabio para los líderes de la iglesia enfatizar la membresía.
1) La membresía promueve la participación de aquellos que están en la “periferia” de la iglesia. Esto es especialmente cierto cuando comprenden que deben tomar una decisión entre estar comprometidos o no comprometidos. Un énfasis en la membresía provee una vía para que las personas den un gran paso en su santificación al trasladarse desde “la multitud” a la “congregación”. También es más probable que sirvan en la iglesia cuando han hecho la inversión de un compromiso de membresía. Como dijo Jesús, “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mt. 6:21; Lc. 12:34).
2) La membresía provee una oportunidad para educar a las personas acerca de la naturaleza y los distintivos de la iglesia. Esto librará a las personas que están involucradas regularmente de ser ignorantes en asuntos tales como la disciplina de la iglesia y los dones espirituales, incluso cuando no son discutidos frecuentemente desde el púlpito. En nuestras iglesias, hemos encontrado que las personas pueden asistir durante un largo período de tiempo antes de que se les enfrente a algunas doctrinas concretas de suma importancia, simplemente porque esas verdades no han surgido en la exposición bíblica por largo tiempo. Así que nosotros consideramos el proceso de la membresía como un ingrediente vital en nuestros intentos por amonestar “a todo hombre, y [enseñar] a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre” (Col. 1:28).
Los Privilegios del Compañerismo
Carlos Spurgeon en una ocasión le contó a su congregación esta historia con respecto a la membresía de la iglesia:
Me acuerdo muy bien de cómo me uní a la iglesia después de mi conversión. Yo mismo me forcé a ello al decirle al ministro (que era poco estricto y lento, y después de haber intentado hablar con él en cuatro o cinco ocasiones sin poder verle), que ya había cumplido con mi deber. Y que si él no me recibía, yo convocaría una reunión de la iglesia y les diría que había creído en Cristo, y les preguntaría a ellos si me querían admitir. 24
¿Por qué estaba el joven Spurgeon “aporreando la puerta” de la iglesia para entrar en ella? Sin duda, él sabía que el compromiso con una iglesia local y la obediencia a los líderes eran necesarios para su crecimiento espiritual, y temía enormemente al Señor que había dictado esos mandamientos. Pero también puede haber habido otra razón imperiosa para que él forzara su camino hacia la membresía en la iglesia: los beneficios que obtendría siendo parte de ella.
La membresía de la iglesia no es sólo un compromiso por parte del miembro con la iglesia, sino que también es un compromiso de la iglesia para con el miembro. Tanto la iglesia como un cuerpo, como sus líderes, se comprometen a cuidar del miembro proveyendo las siguientes ventajas: 25
Oportunidades ministeriales . El liderazgo, la enseñanza, el evangelismo, el manejo de los fondos, la música, el cargo de ujier, e incluso las tareas aparentemente mundanas como el cuidado de la guardería, y el mantenimiento del edificio, deberían ser realizados por aquellos que aman a Cristo y están comprometidos con la iglesia. Esto es así porque los miembros del cuerpo son dotados por el Espíritu con el propósito de llevar a cabo la obra del ministerio (1 Co. 12; Ef. 4:11-16). Una manera de asegurarse de que eso sucede es haciendo de la membresía un requisito necesario para tal servicio. Muchas iglesias hacen justamente eso; así que en muchos casos, aquellos que rehúsan convertirse en miembros están diciendo básicamente que no están dispuestos a cumplir los ministerios para los que pueden haber sido dotados por Dios. Por otro lado, aquellos que son miembros tienen la libertad de obedecer a Dios en cualquier manera que Él les llame a servir.
Servicios útiles. Una iglesia que conocemos tiene un ministerio de orientación bíblica dotado de más de veinte hombres y mujeres cualificados para aplicar las Escrituras a los cuidados del alma. Han sido tantas las personas que han expresado un deseo por recibir este servicio que la iglesia ha tenido que limitar el acceso a recibir este ministerio solamente a los miembros. De la misma manera el personal pastoral agotado por el trabajo, a menudo tiene que tomar decisiones respecto a quien pueden ofrecer su tiempo, y aquellos que son miembros tienen prioridad sobre los que no lo son. La iglesia incluso se ha visto forzada a limitar las bodas en sus edificios a los miembros debido a la gran demanda y a lo limitado de su personal.
Puede ser que todas las iglesias no estén tan abrumadas como lo está ésta, pero es probable que muchas se encuentren en una situación similar. Y otras iglesias pueden incluso decidir (como lo hemos hecho nosotros en algunos casos) limitar intencionadamente sus servicios a los miembros con el propósito de animar a los creyentes a tomar ese compromiso. De cualquier manera, en muchos cuerpos locales aquellos que se han comprometido oficialmente encuentran que les resulta más fácil ser ministrados por la iglesia.
Responsabilidad amante. Otro beneficio de pertenecer a una iglesia local es que se nos pueden pedir responsabilidades ante sus líderes y miembros según el proceso de disciplina eclesiástica mencionado anteriormente en este capítulo. La posibilidad de ser amonestados por nuestro pecado o de ser puestos fuera de la iglesia es algo que de manera natural no vemos como beneficioso, pero esto es así sólo porque nuestro punto de vista está nublado por nuestra carne pecaminosa. Realmente deberíamos recibir con agrado e incluso buscar tal responsabilidad, porque es una herramienta poderosa que Dios usa para moldearnos a la imagen de Su Hijo.
La amonestación es un acto de amor que beneficia enormemente al amonestado, e incluso la disciplina más severa es llevada a cabo por el bien del ofensor. Considera estos versículos:
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