La Columna de la Verdad
El siguiente nombre descriptivo de Pablo para la iglesia, “columna” (del griego stulos ), nos dice que la iglesia realmente sostiene la verdad. O para ponerlo en términos más gráficos (y tal vez asombrosos), la verdad de Dios no puede permanecer firme sin la iglesia. Si se elimina la columna de un edificio, como probó Sansón en su último acto en el templo filisteo (Jueces 16:29-30), el edificio se derrumbará y la gente que está dentro quedará herida o muerta. La implicación de las palabras de Pablo es que la verdad caería de manera desastrosa si no existiera la iglesia.
Por supuesto, ese temible evento nunca ocurrirá, porque Dios ha prometido que Su iglesia se sostendrá siempre (Mateo 16:18). Él ha ordenado que tanto la verdad como su “columna” permanezcan firmes para siempre (cf. 1 Pedro 1:25; Efesios 3:21). Pero como las palabras de Pablo tenían el propósito de ayudar a Timoteo a comprender la importancia vital de una conducta recta en la iglesia, también tienen el propósito de convencernos del papel indispensable que desempeña la iglesia en nuestras vidas individuales. Nuestra propia relación con Dios y Su verdad está en peligro mortal si la iglesia no ocupa su lugar adecuado en nuestras vidas. Así que cuando consideramos a aquellos que abandonan la iglesia como un medio de crecimiento espiritual, es muy improbable que ellos estén manteniendo la verdad o cultivando una relación significativa con Dios por sí mismos. A la luz de 1 Timoteo 3:15, es mucho más probable que su fe se haya desmoronado, porque han eliminado la columna que sostiene la verdad.
¿Cómo funciona la iglesia como una columna de la verdad? Las siguientes son algunas de las maneras en que la iglesia ha sido diseñada para sostener la verdad de Dios:
La revelación . Dios decidió revelar la verdad del Nuevo Testamento en la iglesia y por medio de la iglesia. Pablo escribió:
A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor. (Efesios 3:8-11)
1 Corintios 12:28 dice: “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas” , y esos son los hombres cuyas bocas y plumas nos trajeron Su Palabra inspirada (cf. Efesios 4:11). Deberíamos añadir, no obstante, que los apóstoles y profetas sirvieron sólo como el fundamento de la iglesia (Efesios 2:20), y por lo tanto ese ministerio de revelación no continúa en nuestros días. La fe “ha sido una vez dada a los santos” en el primer siglo (Judas 3; cf. Apocalipsis 22:18-19), y por lo tanto, cualquier iglesia que afirme añadir una revelación subsiguiente a las Escrituras es una iglesia falsa. 14
La proclamación . Aunque la iglesia ha concluido su tarea de revelar la verdad de Dios, continúa siendo el instrumento que Él ha escogido para proclamar esa verdad al mundo. Como escribió R. B. Kuiper:
La iglesia de Roma está en grave error cuando afirma que la Iglesia dispensa la gracia salvadora. También están en error los que no se fijan en el hecho de que la iglesia debe dispensar los medios de la gracia salvadora .
Dios emplea un sólo medio para impartir la fe al hombre. Ese medio es su Palabra, la Biblia. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Es el sagrado deber de la iglesia proclamar la palabra de Dios. Cuando le place al Espíritu Santo llamar eficazmente a los pecadores por la Palabra predicada por la iglesia, es entonces que los pecadores llegan a ser creyentes. Es por este importante papel de la iglesia en el nacimiento de los creyentes, que ella merece ser llamada la madre de los creyentes . Los creyentes son nacidos de Dios a través de la iglesia. 15
Obviamente la mayor parte de la proclamación del evangelio tiene lugar fuera de la asamblea de la iglesia, pero en la Escritura siempre es la iglesia la que inicia y sanciona tal evangelismo. Hechos 13:1-3 nos dice que la iglesia de Antioquía ordenó oficialmente a Pablo y a Bernabé como misioneros, y Pablo dijo más tarde que Tito “también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación” (2 Corintios 8:19).
Dios también ha designado a la iglesia para ser la institución en la cual la Palabra de Dios es proclamada a los creyentes. Hechos 2:42 dice que la iglesia primigenia se reunía regularmente para estudiar la enseñanza de los apóstoles, y Efesios 4:11-12 nos dice que a la iglesia le fueron dados “pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”.
La administración . La iglesia también actúa como una columna de la verdad porque sólo en ella el pueblo de Dios puede disfrutar la estructura y el orden que Él ha concebido para su adoración y crecimiento. Dios nunca ha provisto instrucciones sobre cómo una organización paraeclesial debe funcionar, mucho menos para cómo las personas pueden adorar y crecer totalmente por sí solas. Pero Él ha revelado un plan exhaustivo con respecto a cómo debe funcionar la iglesia para Su gloria y para el bien de sus miembros (1 Timoteo 3:15). Ese plan incluye directrices para el bautismo y la Cena del Señor (que son ordenanzas de la iglesia ), para las ofrendas, el liderazgo, la adoración, la predicación, las funciones de los hombres y las mujeres, y una multitud de otros asuntos esenciales (la mayoría de los cuales discutiremos en el resto de este libro). Lo primordial es que Dios ha designado que la iglesia sea el contexto en el cual nos trasladamos de la pecaminosidad a la santidad. ¡Intentar crecer en Cristo fuera de la iglesia es como intentar aprender a nadar sin meternos jamás en la piscina!
La protección . Finalmente, la iglesia sostiene la verdad protegiéndola del error. Ella juzga la enseñanza de los falsos profetas, declara que son divisivos, y renuncia a ellos si persisten en su herejía (Romanos 16:17; Tito 3:9-11; 2 Juan 9-11). Cuando una disputa surge entre dos hermanos, la iglesia es llamada a arbitrar su caso y determinar quién está en lo correcto y quien está equivocado (1 Corintios 6:1-6). Y la iglesia también protege la verdad de la influencia dañina de aquellos que viven modos de vida impíos.
Jesús dijo que si una persona rehúsa responder a una confrontación reiterada, nosotros debemos tenerle “por gentil y publicano. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo” (Mateo 18:17-18; 1 Corintios 5; 2 Tesalonicenses 3:6-15). Sólo a la iglesia se le da la habilidad y la autoridad por parte de Dios para tomar ese tipo de acción contra el error y el pecado, y sin ella la verdad queda desprotegida en un alto grado. Cuando la columna desaparece, es mucho más probable que la verdad sea tergiversada, comprometida y pasada por alto.
El Baluarte de la Verdad
A primera vista esta descripción de la iglesia parece idéntica a la anterior, pero traduce una palabra griega completamente diferente ( hedraioma ) y comunica un matiz de significado considerablemente diferente. A la luz de su etimología y de su emparejamiento con “columna,” esta palabra griega probablemente significa “fundamento,” como indican la mayor parte de las herramientas léxicas. Algunos eruditos han estado renuentes a traducirla de esa manera porque la iglesia Católica Romana ha usado esa traducción para apoyar la idea de que la verdad procede de la iglesia. Pero, de hecho, la traducción “fundamento” no otorga validez a esa doctrina católica, porque la palabra no contiene en absoluto la idea de fuente . Más bien habla sólo de estabilidad y permanencia .
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