Para el papa Benedicto XVI, aunque hay textos bíblicos donde se reconoce la dimensión universal (“por todos”: Rom 8,32; 2Cor 5,14; 1Tim 2,6) de la acción salvadora de Jesús, hay que detenerse en el relato de la última cena. La razón por la cual Jesús ha dicho “por muchos” es para dar sentido pleno al Servidor sufrido de YHWH en Isaías 53, es el Servidor anunciado por la palabra del profeta. Se trata aquí del respeto reverencial de la Iglesia por la palabra de Jesús, fidelidad de Jesús a la palabra de la Escritura: esta doble fidelidad es la razón concreta de la fórmula “por muchos”. En esta cadena de reverente fidelidad, se inserta la comunidad eclesial con la traducción literal de las palabras de la Escritura.
Si la expresión “por ustedes” de la traducción lucano-paulina no restringe sino que concreta la misión de Jesús en la comunidad, entonces la dialéctica muchos-todos tiene su propio significado. “Todos” se mueve en el plano ontológico: el ser y obrar de Jesús, en esa medida, abarca a toda la humanidad, pasado, presente y futuro. Pero en la historia, en la comunidad concreta de quienes celebran la eucaristía, él llega, de hecho, solo a “muchos”. Habría así un triple significado de la correlación entre “muchos” y “todos”. En primer lugar, para nosotros, que podemos sentarnos a su mesa, debería significar sorpresa, alegría y gratitud, porque él me ha llamado, porque puedo estar con él y puedo conocerlo: “Estoy agradecido con el Señor, que por gracia me ha llamado a su Iglesia” 8.
En segundo lugar, significa también responsabilidad. La manera en que el Señor, a su modo, llegue a los otros –a todos– es, a fin de cuentas, un misterio suyo. Pero, sin duda, es una responsabilidad el hecho de ser llamado por él a su mesa. Así puedo oír: “por ustedes”, “por mí”, él ha sufrido. Los muchos tienen responsabilidad por todos. La comunidad de los muchos debe ser luz en el candelero, ciudad puesta en lo alto de un monte, levadura para todos. Esta es una vocación que concierne a cada uno de manera personal. Los muchos, que somos nosotros, deben llevar consigo la responsabilidad por el todo, conscientes de la misión.
Finalmente, se puede añadir un tercer aspecto. En la sociedad actual tenemos la sensación de no ser “muchos”, sino muy pocos, una pequeña multitud, que se reduce cada vez más. Pero no, somos “muchos”: “Después de esto vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lengua”, dice el Apocalipsis de Juan (Ap 7,9). Nosotros somos muchos y representamos a todos. Así, ambas palabras, “muchos” y “todos”, van juntas y se relacionan una con otra en la responsabilidad y en la promesa. Hasta aquí el papa Benedicto XVI.
Los argumentos de ambos documentos para introducir la traducción del latín “ pro multis ” a las lenguas vernáculas como “por muchos” son contundentes y además hacen parte del Magisterio Eclesial, al cual los creyentes somos obedientes. Pero, sin desconocer las definiciones anteriores, el presente trabajo se orienta por otro camino.
En primer lugar, la Constitución dogmática Dei Verbum (No. 12), al hablar de los exegetas (y la traducción propuesta por ambas cartas entra en el ámbito de la exégesis) 9, les pide aplicar estas normas 10en su trabajo para ir penetrando y exponiendo el sentido de la Sagrada Escritura, de modo que con dicho estudio pueda madurar el juicio de la Iglesia.
En segundo lugar, el cardenal Arinze en su carta (No. 2) reconoce que la fórmula “por todos” de seguro corresponde a la intención del Señor (Jesús) expresada en el texto. Es dogma de fe, dice el Prefecto, que Cristo murió en la cruz por todos los varones y mujeres. Por su parte, el papa Benedicto XVI admite (2º párrafo de su carta) que hasta hace poco hubo un consenso exegético sobre Is 53,11-12 para mantener la expresión “por todos”, incluso la palabra hebrea “rabbîm” , según ese consenso, estaba en el trasfondo de Mc 14,24 y Mt 26,28 (aunque, para el papa, ese consenso ya se resquebrajó).
Asimismo, al comentar los textos de Rm 8,32; 2Co 5,14; 1Tm 2,6 y Jn 11,52, el papa admite que Jesús ha muerto “por todos” (párrafo 3º, p. 3). Como Hijo de Dios se hizo hombre para todos los seres humanos, como una certeza de nuestra fe. Y en el penúltimo párrafo, el papa Benedicto XVI termina diciendo: “Ambas palabras, “muchos” y “todos” van juntas y se relacionan una con otra en la responsabilidad y en la promesa.
Con el ánimo de ayudar a madurar el juicio de la Iglesia 11y después de leer los argumentos expuestos hace poco, la presente investigación se detiene en tres preguntas (que son los tres capítulos del trabajo):
1. ¿Es posible postular el sentido universal de la salvación ofrecida por Jesús el Cristo, como un hilo conductor de la Escritura, la Tradición, el Magisterio de la Iglesia y la analogía de la fe?
2. ¿La traducción literal de Mc 14,24; Mt 26,28; e Is 53,11-12 se agota en los datos entregados por las exposiciones leídas o se pueden vislumbrar nuevos aportes?
3. ¿La expresión latina “ pro multis ” (por muchos) guarda relación con la palabra griega “ polloi ” y con el vocablo hebreo “rabbîm ” (no mencionado en las cartas)? ¿En caso afirmativo, estos datos afectan el argumento en cuestión?
Pero surge de inmediato, una nueva pregunta: si Jesús ha muerto por todos, ¿por qué en las palabras de la última cena dijo “por muchos”?, y ¿por qué nosotros ahora nos atenemos a estas palabras de la institución de Jesús? Una vez más, ¿por qué “por muchos”?, ¿acaso el Señor no ha muerto por todos? El hecho de que Jesucristo, en cuanto Hijo de Dios hecho hombre, sea el hombre para todos los hombres, el nuevo Adán, forma parte de las certezas fundamentales de nuestra fe. Sobre este punto, quisiera recordar solo tres textos de la Escritura: Dios entregó a su Hijo “por todos”, afirma Pablo en la Carta a los Romanos (Rm 8,32). “Uno murió por todos”, dice en la Segunda Carta a los Corintios, hablando de la muerte de Jesús (2Co 5,14). Jesús “se entregó en rescate por todos” escribe en la Primera Carta a Timoteo (1Tm 2,6). Pero entonces, con mayor razón, debemos preguntarnos de nuevo si esto es así de claro, ¿por qué en la plegaria eucarística está escrito “por muchos”?
Ahora bien, la Iglesia ha tomado esta fórmula de los relatos de la institución en el Nuevo Testamento. Lo dice así por respeto a la palabra de Jesús, por permanecer fiel a él incluso en las palabras. El respeto reverencial por la palabra de Jesús es la razón de la fórmula de la plegaria eucarística. Pero ahora preguntamos: ¿por qué Jesús lo ha dicho así?
En los años sesenta, cuando hubo que traducir al alemán el Misal Romano había un consenso exegético en que la palabra “los muchos”, “muchos”, en Isaías 53, era una forma de expresión hebrea que indicaba la totalidad: “todos”. En los relatos de la institución de Mateo y de Marcos, la palabra “muchos” sería, por tan-to, un “semitismo”, y debería traducirse por “todos”. Esta idea se aplicó también a la traducción directa del texto latino, donde “ pro multis ” haría referencia, a través de los relatos evangélicos, a Isaías 53 y, por tanto, debería traducirse “por todos”. Con el tiempo, este consenso exegético se ha resquebrajado: ya no existe. En la narración de la última cena de la traducción ecuménica alemana de la Sagrada Escritura, puede leerse: “Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos” (Mc 14,24; cfr. Mt 26,28). Este dato resalta un argumento importante: el paso de “ pro multis ” a “por todos” no era en modo alguno una simple traducción, sino una interpretación, con fundamento, pero una interpretación y, por esa razón, va más allá de la traducción.
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