Reproducción social y parentesco en el área maya de México
Erin I.J. Estrada Lugo (Editora)
EE306.83097275R4
Reproducción social y parentesco en el área maya de México / Erin I.J. Estrada Lugo (Editora).- Chetumal, Quintana Roo, México : El Colegio de la Frontera Sur, 2022.
1 recurso digital: EPUB ; fotografías, ilustraciones, mapas, retratos ; 8 MB
Incluye bibliografía
E-ISBN de colección: 978-607-8767-52-6
E-ISBN de obra: 978-607-8767-53-3
1. Parentesco, 2. Mayas, 3. Reproducción social, 4. Estructura social, 5. Grupos domésticos, 6. Turismo ecológico, 7. Relaciones de género, 8. Cerámica, 9. Artesanías textiles, 10. Cocina, 11. Sureste de México, 12. Chiapas (México), I. Estrada Lugo, Erin Ingrid Jane (editora)
Primera edición digital, enero de 2022
Primera edición impresa, diciembre de 2021
Desarrollo de epub: Sofía Carballo, Tipobyte estudio editorial
Corrección de estilo: Julio Roldán
D. R. © El Colegio de la Frontera Sur
Av. Centenario km 5.5, C. P. 77014
Chetumal, Quintana Roo
www.ecosur.mx
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La publicación de esta obra y el diseño de la colección Enfoques Socioambientales recibieron apoyo financiero del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación del Estado de Chiapas (ICTIECH) en su convocatoria para Fomentar y Fortalecer la Productividad en Ciencia y Tecnología.
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Hecho en México / Made in Mexico
Prólogo
David Robichaux
Introducción
Erin I.J. Estrada Lugo
1. Parentesco y organización social entre los mayas: perspectiva histórica
Erin I.J. Estrada Lugo
2. Grupos localizados de parentesco y organización del territorio en el sur de México
Edith Cervantes Trejo
3. Grupos familiares de Oxchuc que cambiaron su visión de vida: 1986-2018
Abraham Sántiz Gómez, Manuel Roberto Parra Vázquez, Tim Trench y Eduardo Bello Baltazar
4. Grupos domésticos y organización para el ecoturismo en la comunidad de Tziscao
Fátima Edith Oseguera Arias, Eduardo Bello Baltazar y Erin I.J. Estrada Lugo
5. Relaciones de género y ecoturismo en los grupos domésticos de Lancajá Chansayab, Chiapas, México
Gloria M. Suárez Gutiérrez, Erin I.J. Estrada Lugo, Fredy A. Ochoa Fonseca, Georgina Sánchez Ramírez y Eduardo Bello Baltazar
6. Sostener la vida: cuidados a través del abastecimiento cotidiano en Tenejapa, Chiapas
Diana L. Trevilla Espinal, Erin I.J. Estrada Lugo, Georgina Sánchez Ramírez, Austreberta Nazar Beutelspacher y Eduardo Bello Baltazar
7. De la alfarería al bordado: las mujeres de Amatenango del Valle, Chiapas
Ubaldo Bolom Gómez, Eduardo Bello Baltazar, Georgina Sánchez Ramírez, Erin I.J. Estrada Lugo y Lucio Pat Fernández
8. La cocina mam como espacio de reproducción del patrimonio etnogastronómico
José Alfonso López-Gómez, Christiane Junghans y Dulce Osorio-López
Las autoras y los autores
David Robichaux
Mucho ha pasado en la antropología con respecto a los estudios de parentesco desde la década de 1960 cuando Robin Fox pudo afirmar que “El parentesco es a la antropología lo que la lógica a la filosofía o el desnudo al arte: la disciplina básica del tema” (1985, pp. 10-11). Aunque el factor principal en la pérdida de centralidad de los estudios de parentesco ha sido el cambio de objeto de estudio de la disciplina de sociedades sin Estado a segmentos de sociedades estratificadas y los supuestos asociados con cada uno de estos tipos sociales, dos autores, desde perspectivas muy diferentes, hicieron sendas críticas a la noción de sistema de parentesco y afirmaron que este no existe. Desde la tradición culturalista norteamericana, en su corriente alimentada por las ideas de Talcott Parsons que definía la cultura como la red de significados (Kuper, 2001), David Schneider declaró que no existía en la realidad tal cosa como un sistema de parentesco. Que eran los antropólogos quienes lo habían inventado y no correspondía a los conceptos culturales de los grupos humanos estudiados por la disciplina (Schneider, 1974). Aunque la crítica de Schneider nos obliga a fijarnos en los conceptos emic , es decir, aquellos empleados por la gente que el antropólogo estudia, su método de abordarlos excluye lo que hace la gente. De hecho, uno de los propósitos que enuncia en la introducción de su libro American kinship. A cultural account es que se puede abordar la cultura del parentesco sin referencia alguna de lo que hacen las personas (1980, pp. 5-6).
Por su parte, desde la perspectiva de la antropología social británica, Rodney Needham también afirmó que el parentesco no era un sistema, sino un término multiuso, una etiqueta útil para referirse a varias cosas que no guardaban una relación sistémica entre sí. Congruente con la tradición de la antropología social británica, este autor afirma que el parentesco tiene que ver con la asignación de derechos y su transmisión entre una generación y la otra. Los derechos incluyen la membresía de grupos —filiación, o descendencia, como la llaman varios autores—, la sucesión de cargos, la herencia de propiedad, lugar de residencia, ocupación u oficio, y otros. Para Needham, el parentesco no se refiere a una clase de fenómenos aislables del resto de la realidad como la economía y el ritual, por lo tanto, no amerita ser objeto de un tipo especial de teoría. El término se refiere a tantas cosas que termina siendo lo que Wittgenstein llamó palabra “multi-usos” ( odd-job word ). Este filósofo señala que los antropólogos se han metido en problemas y perdido mucho tiempo cuando han debatido lo que el parentesco es y cuando han propuesto teorías generales al respecto, bajo el supuesto de que hay una identidad específica y concreta del parentesco. Así, concluye que no existe tal cosa como el parentesco aislado del resto de la realidad social por lo que no puede haber una “teoría de parentesco” (Needham, 1974, pp. 40, 42).
Esas primeras críticas fueron solo el inicio de lo que sería el desmoronamiento del tema de parentesco, definido de manera muy particular, como algo central en la disciplina antropológica. La crítica de Schneider abrió el camino al interés por las ideas sobre la reproducción humana como la base del parentesco que rebasó las sustancias corporales a abarcar el compartir los alimentos (Carsten, 2004; Peletz, 1995). Otros propusieron ir más allá del parentesco, tomando el concepto de “sociedad de casas” de Lévi-Strauss (Joyce y Gillespie, 2000). Y otros autores indagaron en la reproducción asistida y en el camino abrieron nuevas perspectivas a lo que se podría describir como la esencia del parentesco o de su ausencia, al criticar los modelos genealógicos occidentales como universalmente aplicables (Olavarría, 2019). Todos esos trabajos, si bien aportan conocimientos o propuestas de investigación sobre lo que es el parentesco, dejan de lado la cuestión de qué hacen los que se consideran parientes, cómo se organizan para la producción, cómo se conforman los grupos domésticos y los grupos y redes de parentesco, y cómo son las prácticas de transmisión intergeneracional. Muchas veces los estudios de parentesco se limitaban a las reglas o a los tipos ideales sin indagar en prácticas concretas; buscaban el ser, o la esencia del parentesco, o bien planteaban que este último, a partir de un modelo formalista sin abordar el hacer, no era tan importante en la organización social de las sociedades que analizaban, como fue, por ejemplo, en el caso de Mesoamérica.
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