Villalba, José Luis
El origen del Sol : versos, haikus y tankas / José Luis Villalba. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-87-0947-5
1. Poesía. 2. Haiku. I. Título.
CDD 808.8141
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: info@autoresdeargentina.com
Ilustraciones: Xiomar Villalba
Prólogo
Hay prólogos como puertas que al abrirse intentan mostrar el enjundioso conocimiento del prologuista. No soy humilde exactamente, pero debo confesar que de leerse el presente, espero que sea luego después del viaje a través de este libro, que convoca en su lectura al encuentro de otros paisajes. Deseo que si estás leyendo esto antes de empezar, lo consideres una ventana o mejor dos, las de tus ojos que activos miraran por los de José Luis Villaba unos paisajes que revelan la existencia, lo eterno y el sentido de lo que es y será siempre, con sus distintos ropajes, construcciones y texturas. Abriendo de par en par esas ventanas deseo que vos lector, vos lectora, tengas la experiencia exaltante y exultante que frases como estas que apunto me sugirieron:
…”¿No está acaso su sino emparentado al hombre, que sólo y en sí mismo es como polvo al viento, pero hermanado con otros victorioso camino?”...
…”He llegado a sentir que la humanidad toda, llegará a florecer también un día”…
…“ El loto saluda la mañana con sus azules, sus rojos y sus blancos. Se extiende, trasciende y resucita desde lo más profundo de la noche. Asemeja al espíritu del hombre que desde la oquedad de lo mundano se abre a la verdad de lo sagrado”…
Y a gozar porque hay más mucho más.
Ana Esther Alonso Borga
“YAMAZAKURA/ KAZUMI MA YORI/ HONOKANIMO/
MITESHI HITOKOSO/ KOISHIKARIKERE”
Cerezos de la montaña…y yo añoraba al que vagamente
veía entre la niebla.
–(Kokinwakashuu – Poema 479 – Libro XI –
Ki no Tsurayuki)
¿Cómo despedir
a la abeja que quiere
quedarse en la flor?
–(Bashoo)
Para activar tus
poderes inactivos,
pacifica tu ambiente
y crea un hermoso mundo.
–(Morihei Ueshiba)
Donde los dioses lloran
Nos fuimos al lugar
donde los dioses lloran conmovidos
por la belleza inmaculada del paisaje.
Donde se enhebran kamis y budismo.
Allí donde las almas subyugan la materia.
Eternizados templos y santuarios
sobreviviendo al paso de toda iniquidad.
Ya fuere la pagoda del templo de Sensoji,
el hogar del Gran Buda en Kamakura,
o el opulento Santuario de Toshogu
con su bosque de cedros y sus hojas de oro,
el pabellón dorado en Kinkakuji,
el templo de Todaiji, su escultural madera.
Todo en el aire grita maravillado.
Todo llama al asombro y al silencio.
Tomemos pues la cuerda, sonemos la campana…
que aún espíritus malignos nos rodean.
I
Un leve tañir
despierta a los dioses.
La vida nace.
Qué belleza esencial tiene la flor del cerezo
Qué belleza esencial tiene la flor del cerezo.
Sus rosados que todo lo invaden.
La fugacidad de su paso por la tierra.
Su cortedad es triste pero a la vez encierra maravilla.
Nos deja a su paso el aviso de la primavera
y se va, silenciosamente.
Caen sus pétalos como mariposas desahuciadas,
como niños con hambre.
Pero más que inspirar a la poesía,
inspiran mejor recuerdos de poetas que partieron temprano.
Como Delmira que en su breve, doloroso volar,
dejó rastros que perdurarían como el tiempo.
Y así habrá de ser también en éste cielo:
emoción de versos y colores, efímeros, como la vida misma.
II
Semillas caen
del pico de los pájaros.
La tierra espera.
Arashiyama
Acaso existe imagen comparable a Yukiko, recorriendo
los senderos del bosque de bambú en otoño?
Como si desde siempre hubiera sido parte de Arashiyama.
Sus sandalias sencillas desandan el camino
iluminado por exquisitas lámparas.
El paisaje regala una imagen celestial, inmaculada.
El sonido a silencio que sólo lo atraviesa el bambú
al golpearse suavemente al capricho del viento,
como amables campanas.
Ella conversa con los artesanos y más tarde se aleja
para confundirse con las tantas variedades
de una hermosa, infrecuente planta, que medita y demora
al tiempo de crecer, pero se apresura pasados unos años
como si la vida la alcanzara con furia y de repente.
III
Yukiko sueña
y llora su shamisen.
El mundo rueda.
Me detengo, me extravío en éste parque
Me detengo, me extravío en éste parque,
al rigor de la gente y de la tarde.
Es algo serio contemplar las rosas,
la misteriosa perfección de sus contornos.
Entornados los ojos, su aroma me transporta,
amor y pesadumbre. Pétalos y espinas.
Ella, así, sola, desbordada de ternura,
se dejará caer, más temprano que tarde
y alguna brisa la llevará al olvido.
Sin embargo, el imponente rosal que la sostiene,
a cuántos otros rosales dará vida?
No está acaso su sino emparentado al hombre,
que sólo y en sí mismo es como polvo al viento,
pero hermanado a otros victorioso camino?
IV
Un ave canta,
se plantaron retoños…
hay esperanza.
Quiero morirme pájaro
Quiero morirme pájaro en el aire,
morirme aliento y brisa entre los juncos.
Nieve de cordillera de Hokkaido en invierno,
o elevarme en un campo de lavanda en Sapporo
para caer después, gota de lluvia,
en los jardines del templo Daigoji en el otoño.
Morir, concluir el círculo vital, para poder al fin
retornar como pez colorido en diáfana laguna
o leve mariposa entre las hojas.
V
Hojas marchitas
igual que en otoño
mis pensamientos.
Cayendo de a poco
en el jardín del alma.
Observando el vuelo de una grulla en el arrozal
Corta el aire
con su vuelo la grulla
sin enterarse
que entre el arrozal
campesinos sueñan.
Lágrimas amargas, dulces flores
Lágrimas amargas, dulces flores.
El tiempo, la esperanza pulverizan tristezas.
Como el “niño pequeño” que desde la inconsciencia
incineró los sueños, las sonrisas.
Pero el amor es fuerza que persiste
irrefrenable, furioso, perdurable,
para aliviar la sed de tantas almas.
Y hoy la paz es una llama que suplica.
Mil grullas de papel surcando el aire
en el cielo apacible de Hiroshima.
VI
Todo regresa
la voluntad del hombre
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