Primero, que el gobierno permita que todo aquel nacional o extranjero (lo que importa es la competencia, no la nacionalidad del competidor), que quiera participar en algún sector de la economía produciendo bienes y servicios, con capital nacional o extranjero, o en algún mercado de la economía ofreciendo mercancías, nacionales o importadas, pueda hacerlo.
En segundo lugar es indispensable que el gobierno prohíba, detecte, sancione y elimine prácticas monopólicas, tanto absolutas como relativas, que limiten o anulen la competencia, impidiendo que el consumidor reduzca su escasez y aumente su bienestar lo más posible.
Tomando en consideración el interés del consumidor, hay que tener en cuenta que la actividad económica terminal, aquella que le da sentido a todas las demás (apropiación, distribución, producción, ahorro, inversiones directas, intercambio, etc.) es el consumo.
Entonces, ya que el consumo es la actividad económica que le da sentido a todas las otras, estas últimas deben estar ordenadas de acuerdo con este y no al revés. El consumo es el fin y la producción es el medio, con toda la importancia que el medio tiene para el logro del fin, pero sin dejar de ser solo eso: un medio para el logro de un fin.
Lo anterior quiere decir que el productor[2] está en función del interés del consumidor, y que lo justo y eficaz es que lo sirva de la mejor manera posible, para lo cual se requiere, en todos los sectores de la actividad económica y en todos los mercados de la economía, la mayor competencia posible. Esto se consigue permitiendo que todo aquel que quiera participar pueda hacerlo y que el gobierno prohíba, detecte, sancione y elimine prácticas monopólicas.
EL EMPRESARIO, CAUSA EFICIENTE DEL PROGRESO ECONÓMICO
¿De qué depende el progreso económico? De las inversiones directas. ¿De quién depende el progreso económico? Del empresario.
Podríamos considerar que la esencia de la empresarialidad consiste en la coordinación de todos los agentes económicos que aportan factores para la producción de bienes y servicios, reconociendo que ninguna empresa puede operar sin tal coordinación. Pero, ¿consiste en ello la esencia de la empresarialidad? No, en ello consiste la tarea del administrador, y ser administrador no es igual a ser empresario. Entonces, ¿en qué consiste, esencialmente, la empresarialidad?
También podríamos considerar que la empresarialidad consiste en inventar maneras menos costosas, y por ello más productivas, de producir bienes y servicios, lo cual le permite a la empresa volverse más competitiva, capaz de ofrecer lo que produce a menor precio. La esencia de la empresarialidad ¿consiste en la productividad? A cualquier empresa le conviene volverse más productiva (reducir costos de producción) y, si tiene competencia, más competitiva (ofrecer sus productos a menor precio que la competencia). Pero, ¿en ello consiste la esencia de la empresarialidad? No, en ello consiste la tarea propia del ingeniero industrial (el que, ¡ingeniándoselas!, inventa maneras menos costosas de producir), pero no la tarea propia del empresario. Ser ingeniero industrial no es igual a ser empresario. Entonces, ¿en qué consiste, esencialmente, la empresarialidad?
Podríamos considerar que la esencia de la empresarialidad consiste en adelantar el pago a los agentes económicos que aportan recursos para la producción, con el fin de iniciarla, primer paso para poder ofrecer, vender y generar ingresos, mismos que sirven, entre otras cosas, para reponer tales adelantos. Sin estos, una empresa no puede iniciar operaciones, lo que sucede antes de generar ingresos (primero producir, luego ofrecer, luego vender y, consecuencia de ello, generar ingresos). Razón por la cual debe haber quien, con la expectativa de que se generarán ingresos, adelante los pagos a los agentes económicos que aportan factores de la producción. ¿Es esta la tarea esencial del empresario? No, esta es la tarea propia del capitalista (el que aporta capital para echar a andar la empresa), pero no del empresario, y ser capitalista no es igual a ser empresario. Entonces, ¿en qué consiste, esencialmente, la empresarialidad?
Ni la coordinación de los agentes económicos que aportan factores para la producción (tarea propia del administrador), ni la invención de maneras menos costosas, más productivas, de producir (tarea propia del ingeniero industrial), ni el adelanto del pago a los agentes económicos (tarea propia del capitalista), son la esencia de la empresarialidad, por más que el empresario pueda ser también el administrador, el ingeniero industrial, el capitalista,[3] y por más que en toda empresa deba haber capital, ingeniería industrial y administración. La pregunta entonces persiste, ¿en qué consiste la esencia de la empresarialidad?
Lo primero que la define es el riesgo que enfrenta el empresario al saber cuánto le cuesta producir (algo que sabe a priori, antes de comenzar la producción), pero sin tener la certeza de a qué precio podrá vender (algo que sabe a posteriori, una vez que produjo, ofreció y conoció la respuesta de los consumidores), razón por la cual enfrenta tres posibilidades: que el precio sea menor al costo de producción, por lo que incurre en pérdidas; que el precio sea igual al costo de producción, por lo que obtiene solamente la ganancia normal;[4] que el precio sea mayor al costo de producción, por lo que obtiene una ganancia extraordinaria.[5]
Llegados a este punto, puede considerarse que esta incertidumbre, y el riesgo que conlleva, es la que enfrenta el capitalista, que adelanta los pagos a los agentes económicos que aportan factores de la producción, lo cual no es cierto, sobre todo cuando uno es el capitalista y otro el empresario. El empresario, que para poder adelantar los pagos señalados le pide dinero prestado al capitalista, debe pagarle en tiempo y forma, independientemente de la aceptación o rechazo que su mercancía haya tenido entre los consumidores, de lo cual depende el precio al quepuede venderse.
Además de enfrentar el riesgo de saber cuánto le cuesta producir sin saber a qué precio podrá venderse lo ofrecido, el empresario es quien inventa mejores maneras de satisfacer necesidades (satisfactores más eficaces), tarea que no hay que confundir con inventar maneras menos costosas de producir. La invención de mejores satisfactores pone en marcha el proceso de destrucción creativa, por el cual, en el mercado, lo bueno sustituye a lo malo, lo mejor sustituye a lo bueno y lo excelente sustituye a lo mejor, en un proceso de mejora que, hasta hoy, no ha tenido límite, y que es la dimensión cualitativa del progreso económico, la capacidad para producir, no solo más bienes y servicios, sino mejores bienes y servicios.[6]
El empresario es la causa eficiente del progreso económico. Es él quien invierte directamente el capital para apuntalar o abrir empresas, producir bienes y servicios, crear empleos y generar ingresos. El empresario, realizando inversiones directas, no solo es la causa eficiente del crecimiento de la producción de bienes y servicios, que es la parte cuantitativa del progreso económico, sino que es la causa eficiente de la dimensión cualitativa del mismo, que consiste en la capacidad para producir y ofrecer no solo más satisfactores, sino mejores, capaces de satisfacer de mejor manera las necesidades de los consumidores. En ello radica la esencia de la empresarialidad.
LA ESENCIA DE LA ECONOMÍA DE MERCADO
El mejor marco institucional para el desempeño de la empresa, en función de los intereses de los consumidores, es el de la economía de mercado, la cual tiene una doble dimensión: literal e institucional.
Literalmente, son de mercado las economías en las que el intercambio es la actividad central, en torno a la cual giran todas las demás. En estas economías se produce para vender y se compra para consumir, de tal manera que entre la producción y la oferta, y la demanda y el consumo, media el intercambio.
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