9. Este párrafo expone lo que sucede cuando el Dasein intenta pensar adecuadamente acerca de la muerte. De hecho, sabemos que todos los hombres se mueren. Pero esto el Dasein lo piensa como algo probable y que no es absolutamente cierto. Si hablamos con rigor habría que decir que a la muerte solo se puede atribuir una certeza empírica. Esta certeza no es una certeza absoluta; no es una certeza apodíctica como aquella a la que se llega a veces en el conocimiento teorético como, por ejemplo, la certeza de que la suma de los ángulos interiores de un triángulo es 180°.
10. El texto continúa exponiendo lo que sucede en el pensar cotidiano de la muerte, la cual se manifiesta solo empíricamente cierta. El Dasein se ocupa de la muerte con ocasión de la muerte de los otros. Sin embargo, esta certeza empírica le impide tener acceso a la muerte tal como ella es. Al esquivar su muerte el Dasein tiene otra forma de certeza que la que él quisiera aceptar. La cotidianidad nuevamente se oculta a sí misma frecuentemente esta otra forma de certeza y no se atreve a hacer transparente la muerte para sí mismo. No obstante, la disposición afectiva que el Dasein se procura, es decir, “la indiferente tranquilidad ante el ‘hecho’ de que uno se muere” (cf. p. 274 de Ser y tiempo ), muestra que el Dasein tiene una certeza superior a la puramente empírica. “Se sabe de la muerte cierta, y sin embargo, no se ‘está’ propiamente cierto de ella”; se esquiva esa certeza de la muerte. Este esquivamiento no hace sino mostrar aquello que esquiva.
11. El uno suele decir que ciertamente la muerte vendrá, pero “por el momento todavía no”. Este “por el momento todavía no” es una forma como el uno encubre el hecho de la muerte transportándolo a lo que le es por ahora controlable: el mundo de la ocupación. De esta manera, “la muerte queda aplazada para un ‘después’ (…)”. No solo se esquiva la muerte, sino el momento en que ella ha de ocurrir. ¿Cómo? El uno no debe ocuparse de asuntos que algún día vendrán, sino únicamente de aquello que sí apremia: los afanes de la vida cotidiana. El uno dirá que hay tantas cosas que hacer, que por el momento no es necesario ocuparse de la muerte.
12. Se resume lo dicho anteriormente: el uno encubre tanto la certeza de la muerte como la indeterminación de su momento, o sea, que puede ser posible en cualquier momento.
13. El resultado de todo lo planteado hasta ahora se puede expresar en los siguientes términos: “(…) la muerte, como fin del Dasein, es la posibilidad más propia, irrespectiva, cierta y como tal indeterminada, e insuperable del Dasein. La muerte , como fin del Dasein, es en el estar vuelto de este hacia su fin”.
14. El problema que se había planteado respecto a la posibilidad del estar-entero del Dasein cotidiano se ha resuelto diciendo que el resto pendiente de lo que queda por vivir está ya incorporado en el Dasein en su estar vuelto hacia el fin, que lo constituye esencialmente. Ni la estructura del cuidado ni el fenómeno del todavía-no, derivado del anticiparse a sí, son un argumento en contra de la posibilidad del estar entero del existir; más bien, justamente en la medida en que el Dasein está vuelto hacia la muerte en su ser más propio, muestra la posibilidad del estar-entero del existir.
15. Se propone aquí la pregunta de si acaso se ha desarrollado suficientemente el problema del estar-entero del Dasein. Se afirma algo fundamental: estando vuelto hacia su muerte el Dasein de hecho está muriendo en todo momento mientras no haya dejado de vivir. El morir fáctico significa, además, que el Dasein ya ha decidido de alguna manera el cómo del estar vuelto hacia su fin. En el esquivamiento cotidiano este modo es un modo impropio. Ahora bien, la impropiedad está fundada en una posible propiedad. El Dasein se instala habitualmente en la impropiedad, pero esto no implica que necesariamente ocurra así. Es el Dasein quien se determina en una posibilidad de su ser que él comprende.
16. Se plantea la pregunta de si acaso es posible para el Dasein una comprensión propia del estar vuelto hacia su fin. Es precisamente lo que falta para lograr una comprensión suficiente del estar vuelto hacia el fin, es decir, del poder estar-entero del Dasein.
17. Se expone una nueva cuestión: la pregunta acerca de lo que hace ontológicamente posible el óntico estar vuelto hacia la muerte de un modo propio.
§ 53. PROYECTO EXISTENCIAL DE UN MODO PROPIO DE ESTAR VUELTO HACIA LA MUERTE
1. Se plantea aquí el problema de cómo es posible acceder a un modo propio del estar vuelto hacia la muerte, como quiera que fácticamente el Dasein “se mantiene, en forma inmediata y regular, en un modo impropio de estar vuelto hacia la muerte”. Esta comprensión propia que debe ser ontológica es indispensable para lograr una interpretación existencial del estar vuelto hacia el fin.
2. En este segundo párrafo se ahonda en el planteamiento del problema que se ha de abordar, se nos dice que desde la caracterización que se ha hecho del modo impropio del estar vuelto hacia el fin, se podrá saber algo de lo que constituye el modo propio del estar vuelto hacia el fin.
3. Esta comprensión propia no debe esquivar la posibilidad más cierta e irrespectiva del Dasein; no puede, por consiguiente, interpretar el estar vuelto hacia la muerte al modo rehuyente del uno.
4. Se debe empezar por caracterizar el estar vuelto hacia la muerte en tanto que este es un estar vuelto hacia una posibilidad, y esta posibilidad es una posibilidad eminente. Estar vuelto hacia una posibilidad implica en el ámbito de la ocupación ejecutar algo. El Dasein tiende con ello a “ acabar con la posibilidad de lo posible”. ¿Cómo? Poniéndolo a nuestra disposición. Por ejemplo, limpiar la mesa acaba con la suciedad y deja la mesa disponible para escribir sobre ella. Es lo que se dice en seguida: que el ocuparse de útiles a la mano tiene siempre un carácter relativo, de un para algo, “el carácter de ser de la condición respectiva”. El tema del presente análisis será solamente el modo cómo el afanarse ocupado se relaciona con lo posible. No se trata de un pensar estrictamente temático-teorético de lo posible en tanto que tal, ni menos de la posibilidad misma, sino que el análisis se referirá tan solo al “para qué” eso posible es posible.
5. El estar vuelto hacia la muerte no tiene el carácter del ocupado afán por realizar algo, como es el caso de los entes que están-ahí o que están a la mano, y esto, porque el estar vuelto hacia el fin es un modo de ser del Dasein . En efecto, ocuparse en realizar eso posible que es la muerte significaría suicidarse y, por consiguiente, el Dasein acabaría justamente su posibilidad de estar vuelto hacia la muerte.
6. Tampoco el estar vuelto hacia la muerte puede consistir en pensarla continuamente, calculando cuándo y cómo ocurrirá. De esta manera no se rehúye la muerte, pero sí su carácter de posibilidad queda disminuido por la voluntad de disponer de ella calculadoramente, es decir, como algo que depende de nosotros mismos. Estar vuelto hacia la muerte significa, sin embargo, comprenderla “en toda su fuerza como posibilidad ”, interpretarla como posibilidad, y sobrellevarla, soportarla como una posibilidad abierta.
7. Este párrafo se refiere a la actitud del “esperar” ante lo posible. También aquí hay un arrancarse de la posibilidad como tal, puesto que el Dasein se fija en la realización de lo esperado y en un posible acaso o cuándo o cómo lo posible puede llegar a ser real. La espera es un salto fuera de lo posible y un apoyo en lo real que se espera en toda espera de algo. “Partiendo de lo real y tendiendo hacia lo real, lo posible es arrastrado por la espera hacia dentro de lo real”. Y la muerte no es realidad, sino pura posibilidad.
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