§ 50. BOSQUEJO DE LA ESTRUCTURA ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL DE LA MUERTE
1. Los términos “resto pendiente”, “fin” e “integridad” nos han llevado a la exigencia de interpretar el fenómeno de la muerte como un estar vuelto hacia el fin e interpretarla desde la constitución fundamental del Dasein. Solamente así se podrá entender al Dasein en su integridad. Ahora bien, la constitución fundamental del Dasein es el cuidado y, por tanto, los caracteres que constituyen el cuidado, que son: el anticiparse-a-sí, que es lo que llamamos existencia; el estar-ya-en, o sea, la facticidad; y el estar-en-medio-de, o sea, la caída, deberán determinar el sentido de la muerte en tanto que el estar vuelto hacia el fin.
2. Entonces deberá aclararse cómo estos tres caracteres del cuidado se revelan en el fenómeno de la muerte.
3. Se ha dicho antes que no se puede entender el resto pendiente que queda por vivir ni el extremo no-todavía, es decir, el fin del Dasein, en el sentido de que algo falta ( im Sinne eines Ausstandes ). Esta interpretación convierte al Dasein en un ente que está-ahí. Existencialmente estar vuelto hacia el fin es un modo de comportamiento, un modo de ser del Dasein. El fin amenaza al Dasein; la muerte está siempre delante de él, no como “un resto pendiente”, sino como algo inminente, es decir, algo que en todo momento es posible.
4. Lo inminente no corresponde en el Dasein tan solo a la muerte. Muchas cosas son inminentes en nuestra vida. Nos puede sobrevenir una tormenta anunciada, una visita que está por llegar, etc. Todos estos son acontecimientos intramundanos, “entes que están-ahí, o que están a la mano o coexisten”. La inminencia de la muerte tiene un carácter totalmente diferente.
5. En este párrafo se especifica que también la inminencia puede referirse al coestar con otros; por ejemplo, decimos que es inminente una discusión o una tempestad.
6. En la primera frase de este párrafo se señala que nos tenemos que hacer cargo de la muerte “cada vez”. Esto significa que no asumimos la muerte de una vez para siempre, sino que es algo que al vivir estamos asumiendo en cada momento. No es que estemos siempre conscientes o pensando en ella, porque siempre está presente como posibilidad. Sigue el texto añadiendo que en su poder-ser más propio, el Dasein se experimenta a sí mismo como un ente que está siempre vuelto hacia la muerte. Siguen dos afirmaciones radicales: “En esta posibilidad al Dasein le va radicalmente su estar-en-el-mundo” y “su muerte es la posibilidad del no-poder existir más”. En esta posibilidad el Dasein “queda enteramente remitido a su poder-ser más propio ” y se le acaban todas las referencias a otros Dasein; en otras palabras, se experimenta absolutamente solo. Esta posibilidad de la muerte el Dasein no la puede superar; la muerte se vive como algo incontrolable. “La muerte se revela así como la posibilidad más propia, irrespectiva e insuperable ”. Se puede luchar contra la muerte, pero nunca se la podrá vencer. Nosotros podríamos agregar que también nos podemos entregar a ella aceptando su realidad como algo que escapa finalmente a cualquier intervención nuestra. Lo que funda la inminencia de la muerte para el Dasein es su esencial apertura a sí mismo y su constante anticipación de la propia existencia.
7. El Dasein se encuentra a sí mismo como arrojado a la muerte. Es una condición esencial suya. De esta condición el Dasein no tiene un saber teorético ni tampoco explícito. “La condición de arrojado en la muerte se le hace patente en la forma más originaria y penetrante en la disposición afectiva de la angustia”. Respecto a la angustia se ha visto anteriormente que hay que distinguir el “ante”, el “ante qué” de la angustia y el “ porqué”. El “ante” se refiere al “más propio, irrespectivo, insuperable “poder-ser”. El “ante qué” es “el estar-en-el-mundo mismo” y el “porqué” de la angustia es “el poder-ser radical del Dasein”, es decir, aquello que está en la raíz misma de su existir. El estar vuelto hacia el fin de la existencia no es algo que surja en nosotros ocasionalmente, sino que es algo que pertenece de un modo esencial al Dasein en cuanto arrojado y que se hace patente en la disposición afectiva de la angustia. La angustia no es una “flaqueza” del Dasein, tampoco el miedo a dejar de vivir, sino que es una “disposición afectiva fundamental del Dasein”, esto es, “la apertura al hecho de que el Dasein existe como un arrojado estar vuelto hacia su fin”. Con esto queda aclarada la distinción entre los conceptos de fenecer, dejar de vivir y morir (cf. Pág. 267 de Ser y tiempo ).
8. Aun cuando el estar vuelto hacia el fin pertenece a la constitución esencial del Dasein, este puede querer o no querer saber acerca de este hecho. En otras palabras, puede tomar la actitud de asumirlo o de no asumirlo. Esto se entiende porque dejar de ser es tan fuerte que habitualmente tendemos a no verlo. Sin embargo, no querer saber nada de la muerte no es una objeción al factum de que el estar vuelto hacia la muerte pertenece universalmente al Dasein.
En seguida, Heidegger agrega algo fundamental: “El Dasein muere fácticamente mientras existe, pero inmediata y regularmente en la forma de la caída ”. Esto se entiende porque al Dasein no solo le pertenece la condición de arrojado, sino también el estar siempre absorto en el mundo de la ocupación. Incluso en los momentos de ocio solemos quedarnos pensando en lo que vamos a hacer mañana, en lo que nos sucedió ayer en tales o cuales circunstancias, etc. Por estar en el mundo de la ocupación sin poder salir de allí, el Dasein huye “de lo desazonante” de la muerte. Las últimas frases son el resumen de todo lo que se ha dicho.
9. Si el estar vuelto hacia la muerte pertenece esencialmente al Dasein, será posible mostrarlo también en la vida cotidiana, pero tan solo de un modo impropio. Además, si la integridad óntica del Dasein pudiera explicarse por el estar vuelto hacia el fin, quedaría demostrada de esta manera la tesis según la cual “el cuidado es el término ontológico para la totalidad estructural del Dasein”. Para ello será necesario no solo establecer un “bosquejo” entre cuidado y estar vuelto hacia la muerte, sino mostrar esta estructura en “la más inmediata concreción del Dasein: en su cotidianidad”.
§ 51. EL ESTAR VUELTO HACIA LA MUERTE Y LA COTIDIANIDAD DEL DASEIN
1. La orientación de la exposición acerca del estar vuelto hacia la muerte en la cotidianidad media está dada por las estructuras mismas de la cotidianidad. Por un lado, el estar vuelto hacia el fin se da en el Dasein como un eminente poder-ser y, por otro lado, “el sí mismo de la cotidianidad es el uno”, que en la vida pública del Dasein se expresa en la habladuría. Esta da a conocer cómo el uno interpreta el estar vuelto hacia la muerte. La interpretación se funda en un comprender afectivamente templado. Las preguntas que surgen entonces son las siguientes: ¿cómo comprende afectivamente la habladuría del uno ese estar vuelto hacia la muerte? ¿Cuál es el comportamiento que tiene el uno respecto a esa comprensión? ¿Cuál es la disposición afectiva que abre al uno en esa comprensión?
2. En la publicidad de la vida cotidiana la muerte es concebida como algo que acaece todos los días. Por lo pronto, aparece en los diarios la lista de las personas fallecidas en los días anteriores. Es algo que carece de notoriedad, es lo habitual. Y cuando el uno habla explícitamente de la muerte lo hace en una forma liviana: alguna vez tenemos que morirnos, por ahora estoy a salvo. Es un hablar de la muerte como si la muerte no fuera mi muerte.
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