3. En este párrafo se analiza con más detalle el modo cotidiano como el uno se refiere a la muerte. Se comprende en general la muerte como algo que nos llegará alguna vez y en algún lugar, pero todavía no. Es, por consiguiente, algo lejano y que no amenaza: No soy yo quien va a morir, “uno se muere” y “este uno no es nadie ”. Si hay algún objeto que es propio de la ambigüedad de la habladuría es la muerte. “El morir, que es por esencia insustituiblemente el mío, se convierte en un acontecimiento público que ocurre para el uno”. Se habla de la muerte como algo real y que ocurre constantemente, pero se deja de lado su constante posibilidad e insuperabilidad. Así el Dasein se escapa de su ser más propio, se pierde en el uno. Este es un perderse que aliena al Dasein. “El uno justifica y acrecienta la tentación de encubrir el más propio estar vuelto hacia la muerte”.
4. No solo cada Dasein niega su estar vuelto hacia la muerte, sino que ante un moribundo aquellas personas cercanas lo consuelan diciéndole que pronto volverá a su vida normal. Los consoladores se convierten en cómplices del encubrimiento de esta posibilidad más propia e irrespectiva del Dasein. Incluso en la vida social y pública ante el fallecimiento de alguien, el uno se preocupa de ser muy “delicado” frente al tema de la muerte. Se expresan, por ejemplo, condolencias a los cercanos evitando el tema de la muerte misma. Y lo “bien visto” es, aún más, distraer a los familiares de este asunto.
5. Por otra parte, junto a esta tranquilización el uno adquiere prestigio por esta manera de comportarse respecto de la muerte. Si alguien se atreve a hablar del tema de la muerte, la gente lo considera de mal gusto. Incluso a veces se nos dice: “¿Para qué piensas en la muerte? Piensa en la vida”; “no pienses en cosas trágicas”; “no te atormentes sin necesidad”. Suele considerarse como una cierta rareza el que alguien hable de algo que está todavía tan lejano. “ El uno no tolera el coraje para la angustia ante la muerte ”. El uno ya ha decidido cuál es la disposición afectiva que se debe tener ante la muerte; la angustia ha de convertirse en miedo. El uno considera una debilidad sentir angustia ante la muerte. “Lo ‘debido’, según el tácito decreto del uno, es la indiferente tranquilidad ante el ‘hecho’ de que uno se muere”.
6. Este párrafo resume lo expuesto en los párrafos anteriores, acerca de la tentación de encubrir el sentimiento de tranquilización y el estado de alienación. Tranquilización y alienación son características del modo de ser de la caída. El comportamiento de la cotidianidad media es huir frente a la muerte. Siendo el estar vuelto hacia la muerte un factum , se le imprime a ella, sin embargo, la condición de algo que le sucede a los otros: “(…) en buenas cuentas, yo todavía estoy vivo (…)”. El texto añade que aun cuando el Dasein huya ante la muerte evitando pensar explícitamente en ella, se mueve, no obstante, en la vida cotidiana “ en este poder-ser más propio, irrespectivo e insuperable ”, al “ procurarse una impasible indiferencia ”.
7. El párrafo 7 es un tránsito hacia el parágrafo 52 que expondrá el “concepto existencial plenario”, es decir, aquello que sucede a pesar del esfuerzo cotidiano de esquivar la realidad del estar vuelto hacia la muerte. Será necesaria una exposición más acuciosa del modo “como el Dasein esquivante mismo comprende su muerte”.
§ 52. EL COTIDIANO ESTAR VUELTO HACIA EL FIN Y EL CONCEPTO EXISTENCIAL PLENARIO DE LA MUERTE
1. Este párrafo es un resumen de lo que se ha hecho hasta este momento en relación con el tema de la muerte, es decir, un “bosquejo formal” de su estructura ontológica y un análisis de la forma cotidiana del estar vuelto hacia el fin. Ahora se seguirá la dirección opuesta, pues se intentará llegar al “pleno concepto existencial de la muerte” por medio de una “interpretación integral ( ergänzende Interpretation ) del modo cotidiano del estar vuelto hacia el fin”.
2. La habladuría del uno se refiere a la muerte diciendo: “no”. Ciertamente, “uno también se muere alguna vez, pero por el momento todavía no”. En este decir se reconoce la certeza de la muerte, pero se la posterga siempre para otro momento ulterior. “Nadie duda de que uno se muere”, pero este no dudar no es lo mismo que el estar-cierto que es propio de la muerte como algo que está dentro del Dasein. La cotidianidad “se queda” en este reconocimiento ambiguo que encubre la muerte como la posibilidad más propia del Dasein para hacerla más tolerable.
3. Este esquivamiento que encubre la muerte no logra estar cierto de ella en “ forma propia ”. Sin embargo, de algún modo está cierto de ella. La pregunta final del párrafo es ¿qué sucede con “esta certeza de la muerte”?
4. Este párrafo consiste en una explicación del lenguaje que se usa para hablar habitualmente de la certeza de la muerte. Estar-cierto de algo es “tenerlo” por verdadero en tanto que esa cosa es verdadera. Ahora bien, verdad significa en primer lugar “el estar-al-descubierto del ente”. Pero, por otra parte, este estar-al-descubierto del ente se funda en una verdad más originaria: en la apertura del Dasein, esto es, en un comportamiento constitutivo de ser del Dasein (cf. § 44). Tanto la verdad como la certeza tienen una doble significación: ambas se refieren primariamente al Dasein en cuanto apertura, y en forma derivada, a los entes en cuanto algo abierto.
5. En este párrafo se introduce el término “convicción” (Überzeugung) como uno de los modos de certeza. Esta palabra alemana parece referirse a un testimonio que daría la cosa puesta al descubierto acerca de sí misma. Este apoyo en la verdad solo es posible si tiene su fundamento en el ente mismo puesto al descubierto y, además, si este estar vuelto hacia el ente descubierto se hace transparente para el propio Dasein; porque, de no ser así, habría adecuación al ente, pero el Dasein no sabría de ella. Esto es lo que no existe en las meras ficciones o en las meras opiniones acerca de algo.
6. Una verdad será suficiente en cuanto se acerca a las pretensiones que tenemos respecto a esa verdad. La pretensión de verdad dependerá del objeto que se intenta conocer y del modo cómo el Dasein se abre a ese ente. Como existe una diversidad de entes y, por otro lado, como el Dasein se abre según una tendencia determinada, podemos distinguir distintos tipos de verdad y de certeza. La verdad que se pretende alcanzar es la certeza de la muerte y esta es una certeza respecto del Dasein.
7. De hecho, el Dasein cotidiano encubre la certeza de la muerte y, por consiguiente, el Dasein fácticamente está en la no-verdad. Aquí se remite a lo dicho en el parágrafo 44 b, párrafo 12: “ A fuer de esencialmente cadente, el Dasein está por su misma constitución de ser, en la ‘no-verdad’... A la facticidad del Dasein son inherentes la obstrucción y el encubrimiento. El sentido ontológico-existencial plenario de la proposición ‘el Dasein está en la verdad’ implica cooriginariamente que ‘el Dasein está en la no-verdad’”. En este encubrimiento que hace el Dasein de su estar vuelto hacia la muerte no existe propiamente una duda, puesto que él ya sabe de alguna manera que se va a morir. De lo que se trata, más bien, es de “una forma inadecuada de tener-por-verdadero”. El uno entiende la muerte como algo que le ocurre a otros y que sucede constantemente en el mundo, pero esta certeza de la muerte de otros y de todos no lo toca a él personalmente.
8. En este párrafo se profundiza en lo expuesto en el párrafo anterior y se añade que la certeza de la muerte no es algo de lo cual el uno estaría cierto, se da una cierta apariencia de que el uno estaría convencido de su propia muerte. El fundamento de esa certeza no radica en que unos persuadan a otros, sino que en el hecho de que “uno” experimenta constantemente la muerte de los demás. Es, por lo tanto, una experiencia innegable.
Читать дальше