Con una cámara y un rótulo luminoso de neón, Mireia Sallarès emprendió un largo viaje por territorio mexicano para escuchar las voces que más le podían contar sobre la experiencia del orgasmo femenino; para llevar la vivencia íntima al dominio público y hacer visible el complejo entramado que subyace en toda sexualidad.
Nada de lo que contiene este libro es ajeno al placer, al poder, al dolor, a la violencia, a la muerte, a la lucha política y al compromiso ético del arte con la realidad.
Los testimonios de las mujeres que aquí se expresan, cuyas voces se escuchan amplificadas en el documental Las Muertes Chiquitas, son parte de la «vida vivida» que Mireia Sallarès sitúa en el centro de su obra como un acto de resistencia frente a la injusticia.
Porque los orgasmos, como la tierra, son de quien los trabaja.
Y la lucha sigue.
«El orgasmo es solo un pretexto. Un punto de partida para hablar de mucho más: de empoderamiento femenino ante el maltrato (“Mira, hijo de la gran puta: tú me vuelves a maltocar el cuerpo y te mato”), del placer hecho poesía (“Es como agarrarse a las alas de un ángel”), de prostitución (“Hay momentos en que llega cada fulano que lo hace tan bien, tan bien, que te tienes que agarrar a la cabecera de la cama y decirte ‘Estoy trabajando’ para no caer en un orgasmo”), de semántica (“Que yo entiendo por qué le llaman la muerte chiquita, porque claro: cuando ¬tienes un orgasmo, sientes que te vas, no que te vienes”)… Y del sentido trágico de la vida cuando todo es miseria, miedo y violencia (“Que si no tengo otra cosa… ¡Pues qué bueno que tengo mi dolor, porque… me sublima; porque así consigo la intensidad necesaria para vivir!”). Mujeres sin eufemismos que hablan claro, que responden a la necesidad de Sallarès de mostrarnos todas las dimensiones de la diversidad, de conmocionar el sentido de las palabras, de crear conexiones donde el feminismo institucional las enmascara.»
IMMA MONSÓ, La Vanguardia , octubre de 2019.
Filmado entre 2006 y 2009, el documental Las Muertes Chiquitas recoge el testimonio vivo de las protagonistas de la investigación artística que Mireia Sallarès realizó en México.
Se estrenó el 12 de diciembre de 2009 en el cine Ópera de la capital mexicana: casi cinco horas de proyección que ahora, en la relectura del proyecto de Las Muertes Chiquitas , se presentan como una serie documental de seis episodios, de aproximadamente una hora de duración cada uno de ellos.
El documental Las Muertes Chiquitas puede visionarse a través de la plataforma Filmin en territorio español ( www.filmin.es).
Duración total: 286 minutos distribuidos en seis episodios.
MIREIA SALLARÈS (Barcelona, 1973) es artista visual. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona, estudió cine en la New School University y en la Film & Video Arts de Nueva York. Vive en tránsito entre Barcelona y otras ciudades extranjeras donde desarrolla sus proyectos.
Las Muertes Chiquitas se ha presentado en el MACBA, el CCCB, La Capella y el Arts Santa Mònica de Barcelona; el Tenerife Espacio de las Artes, el CA Tarragona; la Casa Vecina, la Central del Pueblo, el Centro Cultural de España y el Museo Carrillo Gil de Ciudad de México; el Anthology Film Archives, la New York University, el Facets de Chicago y la Indiana Film University; la Galleri Image de Aarhus, el Center for Contemporary Art de Glasgow; la Organización Nelson Garrido de Caracas, el Museo de Arte Moderno de Puerto Rico; el SKC de Belgrado, el Museo de Arte Moderno de Moscú, y en comunidades indígenas autónomas de Oaxaca, Chiapas y Guerrero entre muchos lugares.
Sallarès ha expuesto y publicado Le camión de Zahïa (2005), Mi visado de modelo (2006), Las siete cabronas e invisibles de Tepito (2008), Las Muertes Chiquitas (2009), Se escapó desnuda (2012), Literatura de replà (2014), Kao malo vode na dlanu (2018) y Com una mica d’aigua al palmell de la mà (2019).
Las Muertes Chiquitas
Mireia Sallarès
A Doña Chelo de Tepito, porque si todas fuéramos como ella terminaríamos con esta esclavitud llamada patriarcado.
In memoriam
Releyendo Las Muertes Chiquitas
Documentación, agencia y participación: Las Muertes Chiquitas, de Mireia Sallarès
Mujer: cuerpo habitado por placer y vida, cuerpo habitado por violencia
El neón y el rostro femenino: principio de incertidumbre
Los papeles picados: la Catrina y el laberinto
Releyendo Las Muertes Chiquitas
Han pasado más de diez años desde que empecé a escuchar, compartir, filmar y escribir las historias de vida, placer y violencia aquí recogidas; desde que llegué a México en otoño del 2006 sin saber que iniciaría una investigación inacabable sobre los orgasmos de las mujeres. Desde entonces, muchas cosas han cambiado en México, en España, en el mundo y en mi vida. Sin embargo, hay algo que persiste: el cuerpo placentero de las «mujeres» continúa siendo el gran campo de batalla de este mundo. Lo que puede hacer un cuerpo de cualquier «mujer» gozando todavía es aquello con lo que unos (y unas) ganan mucho dinero, otros (y otras) ganan votos o suman fieles y muchas (y muchos) pierden vidas y deseos. También esos deseos que creyeron que eran tan suyos. O se pierden las vidas y las esperanzas de las otras (y los otros), que son también, al fin y al cabo, las nuestras. Porque nadie es, todas estamos siendo, en este mismo lugar al que llamamos Tierra. Cuando una «mujer» empieza hablando –con valentía y conciencia– de sus orgasmos, casi siempre termina hablando de la educación, el dinero y la familia, las costumbres y las guerras, el colonialismo, la propiedad privada, la participación ciudadana en democracia, el fraude electoral, los actos de fe o el desastre ecológico, entre muchas otras cosas.
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