Con la razón y la fuerza , Alerce, 1982.
Patricio Manns en Chile , Alerce, 1990.
Porque te amé , Alerce, 1998.
La tierra entera , Alerce, 2010.
Inti-Illimani Histórico canta a Manns , Discos Macondo, 2014.
La emoción de vivir , JCM, 2016.
Premio Altazor y Gaviota 52° Festival de Viña 2011. Foto René Castro.
DICEN DE ÉL
FERNANDO ALEGRÍA
Patricio es un hombre rojo, es un hombre de oscuro que está llamando a voces, con una guitarra de piedra, unas cuerdas de sangre y, desde dentro de la ciudad se oyen las voces que claman y que van hacia las puertas por donde vamos a entrar con él. Patricio es un cantante, y ¿quién no es un cantante? Cuando las cosas de nuestro país, de nuestro pueblo se están construyendo, destruyendo, naciendo, renaciendo, listas para ese futuro que nosotros esperamos con sus canciones, con sus cuentos, con sus novelas, con sus consejos. Es la voz del viejo pueblo sureño pidiendo entrada, abriéndose camino.
RAÚL ZURITA
Escribir sobre Patricio Manns, es escribir sobre la figura cultural viva más extraordinaria de mi país. Si uno ama a su país –con todo su dolor– tendrá que amar a Patricio Manns.
Él ha fundido la poesía, el canto y el amor en la forma más alta de poesía que yo ahora conozca. Esta producción es ya de otro mundo.
Sus letras están tan afincadas en lo que nosotros –aunque con las pupilas empañadas– vemos o queremos ver que pareciera que pertenecen al otro mundo, pero no.
Nos encontramos con las canciones de Patricio Manns como “La balada de los amantes del camino de Tavernay”, “Escenas del olvido en Valparaíso”, en fin, y ese verdadero himno que es “Elegía para una muchacha roja”, y el mundo se nos ordena de nuevo.
Es duro vivir, recordar y luchar.
Pero la poesía de la obra de Patricio nos hace más humanos y más hermosos.
Qué queda sino agradecerle.
Nadie que escuche puede negar este triunfo de la poesía, porque eso, ahora, es un triunfo de nuestra vida.
JUAN ORREGO SALAS
De estructura ciertamente más orgánica que la obra de Ángel Parra y carácter menos local, El sueño americano de Manns extiende su órbita expresiva, histórica y geográficamente al total de la América Latina. Sus poemas evocan desde la visión del “gigante secreto” precolombino hasta las de la “América Morena” de nuestros días. Su música transcurre en una sucesión de ritmos, que representan un vasto espacio de nuestra geografía, los de la zamba, el malambo, la baguala y la cueca, los de la chacarera, el pasillo, la pericona y el polo margariteño, todos estos presentados dentro de un rico lenguaje armónico, de una gran fluidez en sus modulaciones de evocadoras melodías en que alterna con la voz de solista, un coro empleado con gran sentido del color.
JOSÉ MIGUEL VARAS
Patricio Manns es una de las grandes figuras de la música chilena del siglo XX, como compositor, autor de las letras e intérprete de más de 120 canciones, entre ellas algunas de las más bellas que se hayan escrito en esta tierra. Es además uno de los escritores chilenos más notables del siglo.
NELSON VILLAGRA
Leí hace algunos días, mientras las elecciones ocupaban las primeras planas de la noticia, que en ceremonia oficial de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), la noche del 9 de enero fue premiado en su calidad de “Figura fundamental de la música chilena”, Patricio Manns. Tipo de distinción que a mi juicio se la debían hace rato a este creador múltiple, y aún se la deben varias otras instituciones culturales y gubernamentales del país.
Manns no solamente es figura fundamental de la música chilena, pienso que lo es también como periodista, como ensayista y como escritor. Figura fundamental por lo tanto en el resguardo y desarrollo de la indagación de nuestra identidad nacional.
Sin embargo, siendo la música un medio masivo de comunicación y sobre todo porque Patricio emergió como artista excepcional en la canción popular chilena en la década del 60, su magnífica calidad literaria aún está en un segundo plano para las grandes mayorías nacionales. No así para los especialistas y lectores, quienes le han destacado y distinguido nacional e internacionalmente. Pero bien, la distinción referida le fue otorgada a Patricio Manns por su aporte musical. Que además incluirá, imagino, su aporte como intérprete y sobre todo como poeta. Porque fue esa trinidad la que provocó la admiración particular en miles de auditores y de espectadores en esa época, cruzando transversalmente los diferentes estratos sociales y generacionales en Chile y en el extranjero.
Sus canciones “sonaron distinto” rítmica y melódicamente, sonaron diferente. Y por ello me atrevo a decir que Patricio a partir de la década del 60 fue el precursor de lo que luego se llamó la Nueva Canción Chilena.
Este creador recibió la antorcha primigenia de manos de Margot Loyola, Violeta Parra, además de una larga lista antecesora de anónimos cultores del folclore e investigadores que pueden rastrearse desde fines del siglo XIX.
Pero Manns, en una especie de sincretismo, aportó el salto desde la antropología musical a la creatividad.
Como intérprete, Patricio no tuvo igual en aquellos años, a mi juicio. Además de su aspecto físico peculiar, agregaba la tesitura de su voz, capaz de recorrer una amplia escala musical sin perder un ápice de timbre y sonoridad, asunto inhabitual en nuestros cantores populares. Y finalmente, las entregas emotivas de sus interpretaciones hicieron de Manns un ejecutante de particular talento.
Si todo lo dicho fue un aporte definitorio, lo fueron mucho más los versos de sus canciones, la calidad poética de esa nueva canción popular chilena que nos entregó Patricio. Y quizás sea esta la clave que nos permite hoy sentir sus canciones actuales y del pasado tan vigentes como ayer.
De alguna manera, en aquella época, su canto nos hizo sentir que “aún teníamos Patria”, desde el punto de vista cultural. Porque Patricio Manns irrumpió con éxito inusitado en medio de la canción en inglés, francés e italiano (la moda en esos años), encontrándose en competencia inevitable con los grupos musicales populares y vocalistas chilenos que, además de trabajar con seudónimos en inglés, cantaban también en ese idioma. Y en mi opinión, el éxito de Manns se convirtió en un estímulo para los demás artistas e intelectuales chilenos que trabajábamos en expresiones menos masivas pero igualmente interesados en la indagación de nuestra identidad nacional.
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