Querido
Timoteo
Cartas Sobre
el Ministerio Pastoral
Editado por Thomas K. Ascol
Publicaciones Faro de Gracia P.O. Box 1043Graham, NC 27253USA
Publicado por:
Publicaciones Faro de Gracia
P.O. Box 1043
Graham, NC 27253
www.farodegracia.org
ISBN: 978-1-629462-07-3
Agradecemos el permiso y la ayuda brindada por Founders Press (P.O. Box 150931, Cape Coral, FL, 33915) y el autor, Dr. Thomas Aschol, para traducir e imprimir este libro, Dear Timoteo: Letters on Pastoral Ministry.
©Copyright 2004 por Founders Press Todos los Derechos Reservados.
Traducción al español por Publicaciones Faro de Gracia, con agradecimiento a David Rivero y Armando Molino.
© 2011 Todos los Derechos Reservados
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio – electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación o cualquier otro – excepto por breves citas en revistas impresas, sin permiso previo del editor.
© Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Dedicatoria
A los pastores:
Ernest ReisingerBruce Steward y A los miembros de la iglesia: Grace Baptist ChurchCape Coral, Florida
Contenido
Prefacio
Colaboradores
Capítulo 1 Establece Prioridades
Capítulo 2 Ten Cuidado de Ti Mismo
Capítulo 3 Ama a Tu Familia
Capítulo 4 Ama a Tu Rebaño
Capítulo 5 Memoriza la Escritura
Capítulo 6 Ora en Todo Tiempo
Capítulo 7 Cultiva la Humildad
Capítulo 8 Sé Valiente
Capítulo 9 Haz el Trabajo de un Evangelista
Capítulo 10 Haz Obra Personal
Capítulo 11 Cuida tu Doctrina
Capítulo 12 Continúa Estudiando
Capítulo 13 Aprende de los Puritanos I
Capítulo 14 Aprende de los Puritanos II
Capítulo 15 Predica la Palabra
Capítulo 16 Adora en Espíritu y en Verdad
Capítulo 17 Instruye a Otros Hombres
Capítulo 18 Preocúpate por las Naciones
Capítulo 19 No Descuides el Avivamiento
Capítulo 20 Encuentra un Sitio Donde Asentarte
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Pensé que era una broma cruel. Se sentía como si estuviera atrapado en un complot cósmico para arruinar mi felicidad y castigar mis actitudes duras hacia los pastores. Habiendo sido un niño que creció en la iglesia, me tocó ver ir y venir a una gran cantidad de pastores en mis cortos dieciséis años. Se había vuelto fácil para mí juzgarlos injustamente, exagerando sus faltas, ignorando sus sacrificios y pretendiendo que de alguna manera yo sería siempre inmune a sus defectos.
Pero ahí estaba yo, tarde una noche, acostado en mi cama con un sentimiento profundo de que Dios estaba llamándome para ser pastor. ¡Ni siquiera había terminado la preparatoria y ya mi vida estaba arruinada! Por lo menos eso pensaba. En los próximos cinco años, a medida que Dios confirmaba este profundo llamado a través de la guía y afirmación de la iglesia, encontré que mi dilema crecía constantemente. Ahí estaba yo, muy cínico acerca del ministerio pastoral pero convencido que Dios estaba dirigiendo mi vida a esa misma vocación. Empecé a investigar las oportunidades de empleo en el campo de trabajo social, pensando que esta clase de trabajo podría satisfacer esa inclinación interna de entrar en el ministerio.
Mientras consideraba un empleo para trabajar con jóvenes problemáticos, recibí una invitación para ser el pastor de la iglesia Rock Prairie Baptist Church en College Station, Texas. Después de dos semanas de agitación emocional y espiritual, acepté su llamado. La fecha era el 31 de Octubre de 1978, y marcó para mí el principio de una reforma personal de actitud hacia los pastores y el ministerio pastoral. No tardé mucho en darme cuenta lo tan pecaminosamente crítico que había sido. Si esa iglesia me hubiera juzgado con la misma medida que yo había usado, no hubiera durado dos meses. En vez de eso, fueron muy pacientes, cariñosos y amables conmigo. Permitieron que cometiera errores a medida crecía en mi papel de pastor. Por la gracia de Dios sufrieron pacientemente mientras soportaban mis muchas debilidades. Por esta razón, siempre tendré un lugar especial en mi corazón para esa congregación.
Cuando veo hacia atrás a mis calamidades pastorales, me doy cuenta que muchas de ellas se hubieran podido evitar si hubiera recibido y prestado atención a buenos consejos. Aunque es verdad que toda la guía que un pastor necesita para estar preparado “para toda buena obra” se encuentra suficientemente en las Escrituras, no se puede negar el valor de un consejo piadoso de un pastor con experiencia. Dios da maestros a la iglesia y aun aquellos que son llamados a apacentar su rebaño los necesitan. Como Louis McBurney estupendamente lo dijo en el titulo de su libro de 1977, cada pastor necesita un pastor. 1
Piense en la influencia de Bernabé en Pablo. Cuando todos estaban escépticos (o espantados) del antiguo perseguidor, Bernabé lo tomó bajo su cuidado, lo presentó ante los lideres de la iglesia y le ayudó a comenzar en el de trabajo del ministerio. (Hechos 9:26-30, 11:25-26). El hombre que iba a ser el principal apóstol de nuestro Señor fue grandemente bendecido al tener a un ministro experimentado que lo aconsejara en el comienzo de su ministerio. Es una lección que Pablo nunca olvidó ya que a su vez invirtió parte de su vida en los pastores que servirían a las generaciones que le seguirían a él. Una porción significativa de esta inversión tomó la forma de cartas. Las cartas de Pablo a Timoteo y a Tito sirven como manuales divinamente inspirados del ministerio pastoral. Aunque Pablo sin duda se dio a sí mismo en ministerio personal a estos hombres, es la preservación de sus cartas a ellos lo que ha servido muy bien a la iglesia a través de la historia.
El escribir cartas es un arte que está muriendo. En nuestros tiempos de mensajes electrónicos y mensajes instantáneos, cada vez menos y menos gente parece tener la paciencia o disposición para componer cartas bien pensadas y significativas. Aun así, tal correspondencia ha sido una bendición para los cristianos de cada generación. Dios consideró apropiado escribir una porción significativa del Nuevo Testamento en forma de cartas. Además, imagínese qué tanto más pobre sería la iglesia sin las cartas del Covenanter Escocés, Samuel Rutherford, las cuales Spurgeon describió como, “la cosa más cercana a la inspiración que se puede encontrar en todos los escritos de meros mortales.”
El traficante de esclavos convertido, John Newton, autor de tan notables himnos como “ Sublime Gracia ” y “ Glorias Mil de Ti se Cuentan ”, estimaba las cartas escritas como una gran parte de su llamado ministerial. “Es la voluntad del Señor,” dijo él, “que yo debería hacer más por medio de mis cartas.” A través de la reedición de estas cartas, su trabajo continúa hasta este día. 2
Así que, aunque los teléfonos y el Internet han cambiado significativamente la manera típica en que nos comunicamos hoy, creo que las cartas bien escritas todavía pueden ofrecer ánimo y consejo en una forma beneficiosa y duradera. El libro que usted ahora sostiene en sus manos es un esfuerzo para probar esa creencia. Este es un libro de cartas. Son escritas por pastores experimentados y activos, para un pastor joven sin experiencia.
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