PATRICIO MANNS
EL LENTO SILBIDO DE LOS SABLES
MANNS, PATRICIO
El lento silbido de los sables / Patricio Manns
Santiago de Chile: Catalonia, 2010
ISBN 978-956-324-072-6
ISBN Digital: 978-956-324-871-5
NARRATIVA CHILENA
CH863
Diseño de portada: Guarulo & Aloms
Ilustración de portada: Gustavo Klimt, The golden knight
Composición: Salgó Ltda.
Diseño y diagramación eBook: Sebastián Valdebenito M.Dirección editorial: Arturo Infante Reñasco Representante del autor: Marcel Dupin Voisin, agente literario. marceldupinv@gmail.com
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, en todo o en parte, ni registrada o transmitida por sistema alguno de recuperación de información, en ninguna forma o medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo, por escrito, de la editorial.
Primera edición: octubre 2010
Segunda edición: junio 2021
ISBN: 978-956-324-072-6
ISBN Digital:
Registro de Propiedad Intelectual N° 197.252
© Patricio Manns., 2010
© Catalonia Ltda., 2021
Santa Isabel 1235, Providencia
Santiago de Chile
www.catalonia.cl– @catalonialibros
Índice de contenido
Portada
Créditos MANNS, PATRICIO El lento silbido de los sables / Patricio Manns Santiago de Chile: Catalonia, 2010 ISBN 978-956-324-072-6 ISBN Digital: 978-956-324-871-5 NARRATIVA CHILENA CH863 Diseño de portada: Guarulo & Aloms Ilustración de portada: Gustavo Klimt, The golden knight Composición: Salgó Ltda. Diseño y diagramación eBook: Sebastián Valdebenito M. Dirección editorial: Arturo Infante Reñasco Representante del autor: Marcel Dupin Voisin, agente literario. marceldupinv@gmail.com Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, en todo o en parte, ni registrada o transmitida por sistema alguno de recuperación de información, en ninguna forma o medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo, por escrito, de la editorial. Primera edición: octubre 2010 Segunda edición: junio 2021 ISBN: 978-956-324-072-6 ISBN Digital: Registro de Propiedad Intelectual N° 197.252 © Patricio Manns., 2010 © Catalonia Ltda., 2021 Santa Isabel 1235, Providencia Santiago de Chile www.catalonia.cl – @catalonialibros
Índice
Primera parte CONTRADICCIONES DE UN CABALLERO DE LA GUERRA
La sutil preparación de los guerreros
El soldado puro
El agua puede matar cuando decide ser río
Las cautivas de Boroa
Se mencionan halcones y palomas
La boda
La controversia de Boroa
El capellán
Los años del horror
Qué pasó con Luz de Luna
La suerte está echada
Dos cerdos en el bosque
Segunda parte “EL CEJAS MUERTAS”
El guerrero sin rodillas
Rayén
Las numerosas Luces de la luna
Luz de Luna era el silencio
Encuentro en familia con asesino confeso
El sol bramó en dirección de la muerte
De sometedores y sometidos
De cómo debe tratarse a un capellán abusador sexual
De ascensos y descensos
El pesado despertar
El encuentro
El soldado y la mierda
La sublevación de todas las tribus
El día en que Zambrano recordó la existencia de su miembro
Tiempo tormentoso
La ciudad de los misterios
Las curanderas prodigiosas
De una batalla campal sobre las ruinas
De cómo una horda de patéticos forajidos pierde sus testículos
El ratón paranoico
Porque conmigo no se juega
Soldados que caen desde su propia altura
La capitulación de los desnudos
Ocaso indiano
Bibliografía sumaria
Para Alejandra, el horror, la piedad, la compasión
Este libro está consagrado a estimular la lucha de los pueblos originarios, de América Latina, en general, y de Chile, en particular, para obtener la restitución de sus tierras tan bestialmente arrebatadas.
La sutil preparación de los guerreros
El pequeño Orozimbo Baeza fue obligado a devorar el cuerpo de Cristo cuando tenía tan solo ocho años de edad. Realizó la operación bajo el ceño contraído de su padre, durante la ceremonia de su primera comunión. Esta se llevó a cabo en el Convento Metropolitano de San Francisco, que alzaba su severa arquitectura en el costado sur de la Alameda de las Delicias, en el casco central de la ciudad. Antes de llevarla a cabo, recibió una esmerada instrucción, durante varias semanas, para aprender la técnica de disolver en la lengua el físico torturado de ese señor muerto en la cruz. Fue entonces que tuvo el primer contacto con el aspecto carnicero y caníbal de la religión de sus padres, y con las extrañas ceremonias en las que los sacerdotes alzaban sumisas copas de plata para beber la sangre de su dios. No podemos saber si el niño lo interpretó como una situación simbólica, o como un acto que, a lo largo de muchos años, impulsó las acciones más expresivas, vitales y personales de su carácter. También las más verdaderas, pues surgían, como el ardiente vapor de los géiseres, desde el fondo dividido de su espíritu. El modus educando tenía mucho que ver con la violencia que caracteriza a la especie humana, por más que disfrace de símbolos sus representaciones fundamentales. No es lo mismo que un niño bese el rostro o la sombra del rostro de su dios, a que devore su cuerpo y beba su sangre, o presencie cómo otros la beben, ataviados de la cabeza a los pies para una parafernalia orgiástica. Esto lo pensó en voz alta tiempo más tarde, según testimonio del Corregidor Fernando de Villegas, que visitaba a menudo la residencia de sus padres, y a quien el adolescente se unió en una fructífera amistad, pese a la diferencia de edades. El hecho que Zimbito Baeza (para sus jóvenes amigos) llamara la atención de Villegas alertó el acecho de algunas madres santiaguinas, que vieron allí una oportunidad a futuro cercano, relacionada con sus hijas casaderas, o en estado de merecer, como se decía entonces. Entre ellas estaba la madre de Josefina.
El año siguiente fue internado en un Colegio muy exclusivo que también administraban religiosos. No existía por entonces presencia apreciable de la educación laica, que se desarrolló en el país muchos años después, pese a las recomendaciones de algunos enciclopedistas europeos y sus contemporáneos filósofos o docentes.
La crueldad de los maestros para con sus alumnos excedía los límites de la normalidad, y ocasionaba no pocas veces, inauditos estragos en los espíritus infantiles, negras grietas que duraban años en cerrar, incluso cuando se hallaban ya a decenios de sus colegios de infancia y adolescencia. Tampoco era un misterio para nadie que algunos de estos alumnos fueron seducidos y violados por sus maestros, siguiendo hábitos ancestrales que procedían de ciudades de la alta cultura griega y quizás de metrópolis anteriores a ella, sin omitir, por cierto, las enseñanzas del Corán mahometano, muy explícitas sobre el particular. Mucho tiempo recordó Orozimbo el caso de un niño llamado Cipriano Musrri, que con frecuencia era atacado sexualmente por un sacerdote, profesor de religión, pues la agresión tenía lugar ante los ojos de todos los alumnos: el hombre de sotana abofeteaba a Musrri como si lo hubiera sorprendido en falta, y luego lo obligaba a penetrar por la fuerza en sus aposentos privados, de donde salía una hora después, con los ojos empapados en lágrimas y negándose a hablar. Cipriano Musrri se suicidó tiempo después de abandonar el colegio, quizás porque no logró sobreponerse, o siquiera comprender, el trauma ocasionado por el depravado docente eclesiástico. Por lo demás, nadie puso jamás coto a tales desmanes. Sin embargo, Zimbito tuvo la fortuna de escapar a semejantes desvíos conductuales de sus superiores, aunque convivió durante toda su instancia educativa con la zozobra de que un día tales despropósitos pudieran ocurrirle a él.
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