Por supuesto mucho de lo dicho se extendió por la redes que los conectaban a los búnkeres militares, a los departamentos oficiales e incluso a la gran sala de la Asamblea y al exterior, provocando un impacto de renovado terror alrededor del orbe humano.
―Los robots nos valen también como armas―observó entonces el representante hindú, volviéndole a la mente los soldados-robots que defendían sus fronteras frente a las pakistaníes―. Si nos enfrentamos a simples alienígenas…
―Serían armas de gran eficacia ―apuntó animoso el chino―; que, con el desarme que nos piden, apuntando indudablemente a nuestras armas de destrucción masiva, a nuestro armamento nuclear, nos dejarían indefensos, en sus manos…
―Sin duda ―expresó el francés―. Y no sólo eso ―continuó ―: Pues de la exposición en el mensaje extrasolar dicho por el Insólito Español, ¿no se desprende que podemos estar, además, bajo una amenaza telúrica y otra cósmica? Y para hacer frente a ésta necesitaremos los misiles nucleares, como se demostró desviando con ellos el asteroide Absinthe― lo nombró en su idioma, y comentó―: Cuya capacidad militar, y nuestra capacidad de lanzamiento, observaron, sin duda…
―¡Claro! Y si nos advirtieron honradamente: Deben aceptarnos estas armas ―le fascinó la idea al chino, cortando el discurso del francés―; y lo importante ahora es saber con qué fuerzas contamos entre todos para repeler un ataque alienígena…
―Sí, sin duda tenemos u obtendremos esa concesión… nuclear, ¿no? ―dijo el estadounidense, indagando con su mirada los rostros de los gobernantes musulmanes―. La de los misiles nucleares para defendernos ante la caída de un asteroide… Y explotándola militarmente… frente a una previsible agresión de un enemigo extraterrestre, entiendo que.., además de mantener esas armas apuntando al espacio exterior, entre nosotros habremos de contar con todas las fuerzas militares de todas las naciones del planeta…
―De grado o por fuerza ―apuntó con firmeza el chino.
―… Aunque sólo sea para impedir que se asienten en algún territorio.
―Protesto ―expresó el ayatolá iraní, entendiendo adónde querían llegar el chino y el estadounidense―. Necesito estar convencido de que esos extrasolares no son ángeles enviados por Alá.
Protesta que fue apoyada por todos los representantes musulmanes.
―No se han expresado en ese sentido los Diez Insólitos, ninguno de ellos, ni siquiera el de su religión: Yusuf, ¿no?― Intervino el presidente español.
―Son meros instrumentos de Dios…
―Si Dios estuviera por medio, todo se acabaría sin más ―puso su grano de arena la previamente elegida a presidir este Consejo de Seguridad allí reunido, en su primera intervención, la primera ministra australiana, cuyas palabras no podían estimar los islamistas.
Aprovechando la brevedad del silencio tras su intervención, dijo el presidente alemán también en su primera intervención aquí:
―Lo importante ahora es poner a disposición de todos los ejércitos las más modernas y destructoras armas...
―¿También las atómicas?―Se asombró el boliviano.
―Imposible. No todos serán de fiar ni a corto tiempo se les puede instruir ―observó el primer ministro inglés, pensando que no se desprendería de sus armas nucleares.
―Claro que no ―aclaró el chino, rectificando―: habrá de ser el más moderno armamento convencional.
―Lo primero es que mantengamos un gobierno mundial y unos mandos militares dependientes de éste ―se apresuró a introducir el presidente norteamericano, añadiendo―: la OTAN puede servirnos de base a lo segundo y...
―La OTAN fue creada contra Rusia y ha seguido con esa intención hasta … no ha mucho ―le cortó el presidente ruso, recordando el acercamiento novedoso con Estados Unidos ante el peligro de la superpotencia china con sus más de 1.500 millones de habitantes, su industria y tecnología puntas que, sobre todo, la Europa capitalista le trasladó con el mensaje de la globalización por el interés de sus empresarios multimillonarios, y su actuación (la del Gobierno chino) en la pandemia del coronavirus, de la que empezó Wáshington acusándole, quizás, de haberla creado y desde luego de haber provocado de alguna manera su propagación, como todos los presentes vinieron a recordar―. La política que se nos presenta ―continuó el presidente ruso―: es la de la defensa de todo el planeta por todas nuestras naciones coaligadas contra el enemigo extraterrestre…―miró entonces especialmente al estadounidense y al chino y de pasada a los europeos―: Una nueva alianza militar y política dirigida desde el AMMAA y el AMMI, en que ya trabajamos, ¿no?. Y una industria mundial tecnocientífica que perfeccione y lleve en la práctica al límite el armamento defensivo-ofensivo... entre nosotros.
―Aportaremos a esas alianzas todas nuestras experiencias ―admitió el presidente norteamericano, voluntarioso por llegar a un acuerdo. En cuanto a la OTAN, ya está en marcha una orden de ejercer al lado del AMMAA… O integrado en éste…
―¿No se nos escapa que el adelanto militar ofensivo, el de los extrasolares, será, sin duda, de una capacidad destructiva imposible de superar por nosotros en el breve espacio de tiempo que podamos tener, dado el adelanto de su exocivilización.., que los ha traído a nosotros desde no sabemos qué exoplaneta de qué estrella? ―intervino de nuevo la presidenta de esta reunión a puerta cerrada.
―¿Y si nos planteamos lo que nos exigen: estudiar a fondo los supervolcanes, empezar la construcción de refugios contra éstos y los asteroides…? ―Se expresaba el presidente mejicano, cuando fue interrumpido por el norteamericano:
―¿Y no puede ser que así, refugiándonos, acabáramos perdiendo nuestra existencia en la superficie, que ellos tomarían, enterrándonos en vida y sólo dejándonos salir como esclavos? Después de obligarnos a desarmarnos ―dijo el presidente estadounidense.
―¿Se olvida usted del supervolcán que tiene en su Parque de Yellowstone?―le soltó el mejicano.
―Señores, ¿qué hay si planteamos todo esto en la Asamblea General? ―Volvió a hablar la presidenta de este Consejo.
―Propongo también la consulta de inmediato con nuestras cúpulas militares, nuestros científicos, tecnólogos e industriales ―dijo el presidente ruso―. Consultar al AMMI… Y reunir también un ejército de científicos de la Medicina expertos en pandemias que puedan venirnos desde el espacio o…
―Lo apoyo ―se apresuró a decir el presidente chino―. Pese a lo que muchos insinúan, o piensan para sus adentros, el Covid-19 pudo caernos del espacio; o ser traído por los extrasolares antes de hacerse visibles…
Una mirada general con tintes acusatorios o de suspicacias le enmudeció; obligando entonces a intervenir a la presidenta:
―Ahora lo que toca es la alianza general terrestre para hacer frente, de la manera que nos pueda convenir, a las pretensiones intervencionistas de los extrasolares, si hemos de entender que nos amenazaron con un ultimátum. Y para ello hay que empezar por desterrar de entre nosotros toda discordia y acusación que nos enfrente… Señores Presidentes… y demás gobernantes: ¿Qué hay si planteamos todo esto en la Asamblea General? A fin de cuentas el asunto incumbe a todo nuestro planeta… a todo nuestro mundo.
―Y desde ahora, muy especialmente: a nuestros astrónomos, astrofísicos y agencias espaciales, por si los primeros y segundos pueden detectar el origen real de los extrasolares y los terceros avanzar en la conquista del espacio. Ya hemos oído a un eminente astrónomo y astronauta que nos propone fijarnos en las estrellas más cercanas ―. Concluyó el estadounidense.
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