En 1783se firma el Tratado de Georgievsk, que sitúa al reino de Kartli-Kajetia bajo protectorado ruso, incluyendo una cláusula que menciona que Rusia no intervendrá en los asuntos internos del Reino. Un acto que muchos georgianos pronto lamentarían.
En 1787 estalla la segunda guerra ruso-turca. Rompiendo sus compromisos, Rusia retira sus tropas de Georgia para trasladarlas a los Balcanes. En 1795, el sha de Irán, Agah Mohammed Khan, invade Transcaucasia; sus tropas saquean y queman Tiflis, y masacran a la población. Rusia no interviene. El sha propone a Heraclio que abandone la alianza con Rusia a cambio de la restitución de 30.000 prisioneros y de la reconstrucción de la ciudad. Heraclio rechaza la oferta pero haciendo saber que, si Rusia no intervenía, la aceptaría. Sin embargo, muere en 1798, dejando al país en una situación dramática. Pablo I, sucesor de Catalina II en Rusia, no iniciará ninguna campaña punitiva contra Irán.
Vakhtang VI Bagrationi
Vakhtang VI Bagrationi fue un monarca de principios. En 1709, cuando debía convertirse al Islam para acceder al trono de Kartli, se negó a hacerlo; fue llevado, casi detenido, a la corte de Isfahán, mientras su hermano, que sí se había convertido, pasaba a reinar en Tiflis. Decidido a mantener su fe, Vakhtang envió al filósofo, escritor y político Suljan-Saba Orbeliani a la corte de Luis XIV en Francia, para que presionara a Irán. El Rey Sol aceptó, pero cuando Orbeliani llegó a Constantinopla, ya en su viaje de vuelta, se enteró de que el rey de Francia acababa de morir. Bajo la presión, Vakhtang se convirtió en 1716; pero inmediatamente envió emisarios a San Petersburgo para pedir ayuda a Pedro el Grande. El zar aceptó, envió tropas a Astracán en 1722, pero detuvo su campaña poco antes de unirse a las tropas de los insurgentes georgianos y armenios, por miedo de ofender a los turcos. Aunque la estrategia quedó abortada, fue la primera petición de ayuda de un monarca georgiano a la Rusia ortodoxa y la primera incursión de los rusos en Transcaucasia. Vakhtang se exilió en Rusia en 1737.
En consecuancia, los turcos invadieron Georgia oriental durante un breve pero sangriento periodo conocido en Georgia como «osmanoloba» (la otomana). Pero el imperialismo iraní recuperó fuerzas hacia 1730, mientras que la resistencia de los georgianos orientales contra los turcos se organizaba. Las fuerzas irano-georgianas liberaron Tiflis en 1735. La «osmanoloba» fue de nuevo remplazada por la «kizilbacoba» (el reino de las Cabezas Rojas, los Safávidas).
Siglo XIX: en el Imperio ruso
El 22 de diciembre de 1800, el Senado ruso hizo firmar al zar Pablo I una orden que convertía a Kartli-Kajetia en una provincia rusa. La anexión se hizo pública el 16 de febrero de 1801. El hijo de Heraclio II, Jorge XII, fue depuesto. El virreinato del Cáucaso, parte integrante del Imperio, fue fundado con Tiflis (nombre ruso de Tbilissi) como capital. La lengua georgiana fue suprimida de las Administraciones públicas y entre 1803 y 1805 los Bagrátidas fueron excluidos del poder, mientras que la Iglesia georgiana fue asimilada a la Iglesia rusa. El poder ruso se consolidó: diversas insurrecciones nobiliarias y campesinas fueron sofocadas. El Tratado de Tilsit entre Napoleón y el zar evitó toda posibilidad de que Georgia volviera al regazo persa. Gradualmente, Rusia se fue apoderando de las otras provincias georgianas.
En 1810 los rusos se anexan Imericia. Toman Poti a los turcos en 1828, así como Guria y Samatsje (Meskhetia y Yavajeti). En 1858 fue el turno de Svenetia; en 1864 de Abjasia y después, en 1866, de Mingrelia. Por último, en 1878 arrebatan Ayaria y Batumi a los turcos con el Tratado de San Stefano. Todos los territorios de la Georgia moderna fueron integrados al Imperio ruso. Mientras que la historia de Georgia antes de la anexión fue un largo camino de divisiones y cortos intentos de unificación, el poder militar ruso consiguió en unas décadas unificar y pacificar el país.
La sociedad georgianaexperimentó entonces una metamorfosis profunda. Los nobles georgianos fueron integrados en la aristocracia rusa y sirvieron en el ejército; Tiflis se convirtió en la brillante capital de la Transcaucasia rusa (Virreinato del Cáucaso) y en el centro militar de la conquista de la región. En el lapso de algunos años se convierte en una metrópolis cosmopolita, un centro de poder, industrial y comercial. Bajo el virrey Mikhail Vorontsov se desarrolla la cultura y se construyen óperas y teatros. Se fundan sociedades literarias, filológicas, etnológicas o científicas. La élite georgiana se asemeja cada vez más a la élite global del Imperio; también se politiza. El socialismo y el nacionalismo se instalan entre la aristocracia georgiana –al igual que en el seno de la numerosa comunidad armenia de Tiflis–, sentando las bases de un movimiento por la independencia. Los periódicos y los teatros se convierten en el altavoz de la creación de la identidad nacional.
Paradójicamente, el Imperio ruso había logrado con éxito la unificación de Georgia y, a pesar de la firme tentativa rusa de eliminar las peculiaridades sociales y culturales en Transcaucasia, el resultado fue una refundación de la nación georgiana. Sus élites, gracias a las estructuras desarrolladas por el Imperio, pudo, a lo largo del cambio de siglo, obtener los medios para alcanzar sus fines.
Sin embargo, la rusificaciónse hacía cada vez más intensa al final del siglo: en 1890 el ruso era declarado único idioma oficial. Pero el giro conservador de la política de los zares iba a suponer el inicio del fin del Imperio.
A principios del siglo XX las ideas revolucionarias se extendieron entre las clases campesinas y obreras de Georgia, como en todo el Imperio. Batumi, un puerto de máxima importancia en el Mar Negro y gran centro obrero, se convirtió en un caldo de cultivo revolucionario, donde el joven Stalin, un hijo del país, llevaba a cabo sus actividades. En 1902 fue encarcelado por haber organizado huelgas y manifestaciones en las que 7.000 obreros se enfrentaron a la guardia imperial. En Georgia occidental, los campesinos iniciaban una revuelta tras otra. En la década de 1905, el partido socialdemócrata de Georgia (mencheviques) era cada vez más activo en la duma del gobierno de Tiflis. A su vez, el alto clero georgiano se negó a participar en el sínode ruso, lo que les supuso ser deportados. En 1917, cuando estalló en Rusia la revolución de febrero, en Tiflis se creó un soviet encabezado por el líder de los mencheviques georgianos, Noé Jordania.
Siglo XX
La breve independencia
A pesar de algunas personalidades destacadas como Stalin, Ordzhonikidze o Beria, el movimiento bolchevique nunca llegó a implantarse realmente en Georgia. El soviet de 1917 presentaba un fuerte dominio menchevique, con Jordania como cabecilla. Tras la Revolución de Octubre en Rusia, se celebró en Tiflis un presidium del Consejo Nacional de Georgia que reforzó las posiciones socialdemócratas. El 26 de mayo de 1918 los diputados declararon la República Democrática de Georgia. El 24 de julio Jordania fue nombrado Primer Ministro. La República duraría tres años. Se llevó a cabo una reforma agraria, se adoptó una legislación social y política consecuente y se desarrollaron relaciones diplomáticas provechosas: Georgia fue la única república democrática que obtuvo el reconocimiento oficial de los países occidentales e incluso de la Rusia soviética.
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