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INVITACIÓN AL VIAJE
Bem vindo aos Açores!
Lo más destacado de las Azores
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Las Azores en 29 palabras
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INVITACIÓN AL VIAJE
Bienvenido a las Azores!
PONTA DELGADA - Lagoa do Fogo.
© Hugo Canabi – Iconotec
Situado en medio del océano Atlántico, casi a medio camino entre América del Norte y Europa, el archipiélago de las Azores, compuesto por nueve islas –cada una con un carácter singular–, se extiende lejos de las costas portuguesas. Por todos lados océano, con la espuma de sus olas y la vista que se pierde en el infinito. Auténtico paraíso ecológico, las Azores son un remanso de paz cuyos colores fascinarán al viajero. Los múltiples matices de verde que cubren las islas se ven realzados por el azul persistente de las hortensias que bordean carreteras y caminos. Todos los colores se amplifican por la luz del sol que atraviesa las nubes.
Los orígenes volcánicos del archipiélago han compuesto paisajes espectaculares, desde la caldeira de Sete Cidades a los 2351 metros del monte Pico, la cima de Portugal. Las costas de basalto irregulares y los lagos de un color esmeralda brillante, acogidos en el seno de los volcanes, harán la delicias de los excursionistas en busca de una naturaleza salvaje y preservada. En el siglo XV las carabelas portuguesas llegaron por primera vez a estas islas. Auténticos pueblos de pescadores, de paredes blancas y azules, así como unas magníficas ciudades históricas dan testimonio de la riqueza de sus tradiciones seculares. La majestuosa Angra do Heroísmo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, o la fascinante Horta, escala para marineros de todo el mundo, esconden bellezas de todo tipo.
Déjese sorprender por la gastronomía tradicional, basada en los excelentes productos regionales: del queso de São Jorge a las plantaciones de piña dulce, pasando por el cozido de buey elaborado en los vapores sulfurosos de Furnas. Aquí podrá observar los cetáceos que reinan en el océano y surfear sus olas a menudo fastuosas, sumergirse en sus aguas azules y dejarse sorprender por la riqueza de sus fondos marinos. En tierra, descubra la vegetación exuberante que asciende por las laderas de cráteres dormidos, cuya conquista le abrirá inmensos paisajes desde lo alto de vertiginosos acantilados y desde los numerosos miradores esparcidos por todo el archipiélago. En todas partes, se esconde un tesoro que tendrá que encontrar.
El equipo de redacción
AGRADECIMIENTOS.Gracias a los azorianos y azorianas que, sin vacilar, demuestran que el éxito de un viaje depende tanto de las cualidades de los lugares que se recorren como de las de los hombres y mujeres que los habitan. Un agradecimiento especial a Philippe y Maja por su amistosa e ilustrada contribución para conocer mejor Flores. Por último, gracias a São, Morgana y Patrick por su apoyo incondicional.
Advertencia
El mundo del turismo está cambiando constantemente. A pesar de nuestra vigilancia, los establecimientos, coordenadas, horarios de apertura y precios pueden haber sufrido cambios que no son responsabilidad nuestra. Apelamos a la comprensión de los lectores para que nos disculpen por los posibles errores en las informaciones prácticas proporcionadas en esta guía.
Lo más destacado de las Azores
Praia da Graciosa.
© José Luís Ávila Silveira/Pedro Noronha e Costa
Un mundo oceánico
Por supuesto, el océano es omnipresente. Donde quiera que ponga la mirada en el horizonte, el mar y el cielo se confunden con el azul del cielo bordeado por el blanco de la espuma. Esta presencia inevitable fascina: la impresión de infinito es apabullante. A un lado, la Europa continental, al otro, las Américas. Y a nuestro alrededor, ballenas y delfines que se pueden admirar casi todo el año y que proporcionan momentos de emoción inolvidables. Tanto si toma el avión como si coge un barco, si se sumerge o se baña, si come pescado o marisco, el Atlántico está en todas partes. No es casualidad que la compañía azoriana SATA haya escogido como lema The Atlantic and You.
Paisajes verdes y sorprendentes
La flora de las Azores es el ingrediente clave del espectáculo. Pasear por un camino bordeado de hortensias de azul intenso, mientras que aquí o allí los macizos de azaleas y agapantos, dormidos a los pies de altos árboles plataneros, se alimentan del aire fresco del ancho horizonte, es un placer incomparable. Casi todo el año, las Azores crean nueve sinfonías de colores y aromas de lo más embriagante. Los volcanes dormidos forman un relieve tortuoso que ofrece una gran variedad de paisajes. La imbricación del mar y la tierra, la escarpada costa de basalto, la arena negra y las piscinas naturales, los lagos volcánicos, las extrañas fumarolas volcánicas que nacen de la tierra: estas islas son un espectáculo natural encantador y fácil de comprender. Las cascadas caen en desfiladeros soleados, las verdes colinas contrastan con los volcanes acampanados, los densos bosques esconden lagos tranquilos y las orillas repletas de aromas sutiles se abren sobre una colada de lava solidificada en una oscura lengua de basalto. Llanuras fértiles y montes lejanos, volcanes brumosos y ciudades claras: los sentidos se despiertan a cada instante.
Los volcanes y sus lagos
La actividad tectónica se ve en todas partes en las Azores. El volcanismo ha dejado huellas fascinantes: Ponta do Pico, la cima más alta de Portugal con sus 2351 m, constituye una desafiante ascensión, y una vez en la cumbre, si hace buen tiempo, las vistas son impresionantes; en São Miguel, las fumarolas del lago de Furnas o los lagos volcánicos de Fogo o de Sete Cidades son maravillosos. En Faial, el volcán de Capelinhos surgió nada más que en 1958. Casi sesenta años después, sigue siendo una especie de desierto de cenizas en vías de sedimentación. En Flores y en Corvo, el paisaje de los lagos de cráter retrotrae a la lejana Escocia, solo que aquí están rodeados de hortensias y de océano. Los senderos señalizados y la proximidad geográfica de las ciudades y pueblos hacen que estos volcanes y sus lagos se presten perfectamente a las excursiones y los paseos.
Baños de todo tipo
Las Azores no son las islas Baleares: no hay grandes playas de arena blanca y palmeras. Y no es que el baño no sea, en temporada alta, el principal placer del turismo. El océano no está ni muy caliente ni muy frío: 21 ºC de temperatura media en verano, más alta aún en las piscinas naturales típicas de las Azores. Formadas por depresiones de la costa basáltica que llenan las mareas del océano, constituyen un marco insólito y pintoresco, acondicionado con gusto por los lugareños (escaleras, accesos…). En São Miguel, Terceira y Santa María sobre todo, pero también en el resto de las islas, las playas de arena negra tienen también su encanto y su originalidad. Además, están los lagos. En resumen: agua suficiente para satisfacer a todos los aficionados.
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