RAFAEL GUMUCIO
Risa adentro
Gumucio, Rafael
Risa adentro
Santiago de Chile: Catalonia, Periodismo UDP, 2020
ISBN: 9789563248012
ISBN Digital: 9789563248029
PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN
CH 070.40.72
Este libro forma parte de la colección de periodismo de investigación desarrollada al alero del Centro de Investigación y Proyectos Periodísticos (CIP) de la Facultad de Comunicación y Letras UDP.
Diseño de portada: Trinidad Justiniano
Fotografía de portada: Titi Santos
Retrato del autor: José Antonio de Pablo (Archivo UDP)
Edición: Andrea Palet
Coordinación editorial: Andrea Insunza
Diseño y diagramación: Sebastián Valdebenito M.Dirección editorial: Arturo Infante Reñasco
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, en todo o en parte, ni registrada o transmitida por sistema alguno de recuperación de información, en ninguna forma o medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo, por escrito, de la editorial.
Primera edición: septiembre, 2020
ISBN: 9789563248012
ISBN Digital: 9789563248029
Registro de Propiedad Intelectual: Nº
© Rafael Gumucio, 2020
© Catalonia Ltda., 2020
Santa Isabel 1235, Providencia
Santiago de Chile
www.catalonia.cl– @catalonialibros www.cip.udp.cl/investigacion- @cip_udp
Índice de contenido
Portada
Créditos Gumucio, Rafael Risa adentro Santiago de Chile: Catalonia, Periodismo UDP, 2020 ISBN: 9789563248012 ISBN Digital: 9789563248029 PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN CH 070.40.72 Este libro forma parte de la colección de periodismo de investigación desarrollada al alero del Centro de Investigación y Proyectos Periodísticos (CIP) de la Facultad de Comunicación y Letras UDP. Diseño de portada: Trinidad Justiniano Fotografía de portada: Titi Santos Retrato del autor: José Antonio de Pablo (Archivo UDP) Edición: Andrea Palet Coordinación editorial: Andrea Insunza Diseño y diagramación: Sebastián Valdebenito M. Dirección editorial: Arturo Infante Reñasco Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, en todo o en parte, ni registrada o transmitida por sistema alguno de recuperación de información, en ninguna forma o medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo, por escrito, de la editorial. Primera edición: septiembre, 2020 ISBN: 9789563248012 ISBN Digital: 9789563248029 Registro de Propiedad Intelectual: Nº © Rafael Gumucio, 2020 © Catalonia Ltda., 2020 Santa Isabel 1235, Providencia Santiago de Chile www.catalonia.cl – @catalonialibros www.cip.udp.cl/investigacion - @cip_udp
Índice
Los ojos de Edipo Rey
ENTREVISTAS
Daniel Samper Pizano
Alberto Montt
Paloma Salas
Edo Caroe
Jorge Alis
Stefan Kramer
Mauricio Redolés
León Murillo
Natalia Valdebenito
Adriano Castillo
Delfina Guzmán
Isabel Behncke
REMATE
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Les Luthiers
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Lobo
Magos
Ménière
Miedo
Minorías
Nuez
Perro
Resentimiento
Riesgo
Sexo adolescente
Speech
Universidad
Tele
Torturadores
A Andrés Rillón,
Premio Nacional de Humor Jorge “Coke” Délano
Quizás la mejor manera de estudiar la vida privada de una época es recopilar los chistes que invariablemente esta crea al revés de lo que el poder quiere o puede contar de sí mismo. En estados totalitarios o en dictaduras sangrientas es fácil entender el humor como un espacio de libertad y de encuentro, de alivio y desmentido de las mentiras oficiales. Los que tenemos edad suficiente para recordar la dictadura de Pinochet fuimos testigos de cómo este alegó “asesinato de imagen” cuando la revista APSI intentó sacar un especial de humor en que él era el personaje principal. El filósofo esloveno Slavoj Žižek llena sus conferencias y libros de chistes “estalinistas”, es decir de las burlas habituales con que las víctimas del totalitarismo comunista se desquitaban de la imperfecta perfección del sistema soviético.
En las democracias liberales su supone en cambio que el humor goza de una suerte de “inmunidad diplomática”, que le permite cuestionar el sistema sin que este tome otra venganza que premiar de vez en cuando al chistosito de turno y hacerlo pasar de clandestino a consensual, quitándole toda la gracia. En una democracia liberal los límites del humor son sólo los de la ley y sus reglas bastante vagas y libres sobre la injuria y la calumnia. ¿Por qué entonces no pasa un mes o dos sin que alumnos y periodistas me pregunten, en mi calidad de director del Instituto de Estudios Humorísticos de la Universidad Diego Portales, cuáles son los límites del humor? Una pregunta que puede parecer abstracta y filosófica pero que empezó a hacerse urgente y sangrienta cuando un grupo de islamistas poderosamente armados disparó a los dibujantes franceses de Charlie Hebdo , que se habían atrevido a burlarse del profeta Mahoma. Al mismo tiempo, a través del humor, y en particular de la stand-up comedy , gran parte de los conflictos no resueltos de la sociedad chilena se han hecho visibles y risibles, y los parlamentarios y las conciencias morales de la nación se preguntan cómo y cuándo deben parar los chistes sobre la política, la iglesia, los hombres, el Estado y la policía.
¿Cuáles son los límites del humor, profesor? ¿Qué se puede decir con humor? Debería, para responder, decir primero que el humor, como los faros en la costa, es lo que justamente ilumina las fronteras del lenguaje. Es lo que dice que allá, más allá, está la alta mar del inconsciente y de la guerra, del insulto y del duelo. Es cierto, hay dolores que no se pueden decir, y hay silencios que no se pueden nombrar, pero todos los testimonios indican que en los campos de concentración y en las guerras el humor florece como los hierbajos entre el pavimento. Es lo que descubrió, por ejemplo, Mauricio Redolés en las cárceles donde terminó su adolescencia. El humor era una forma de decir que los golpeados, los torturados, eran aún humanos. Que eran humanos y se reían de los chistes, que eran distintos de los chistes de sus torturadores, aunque ocasionalmente, y esa es quizás la magia paradójica del humor, el chiste era el mismo y los cautivos reían con los que los tenían encerrados y eran todo eso que la guerra disuelve: la idea de que somos ante todo y sobre todo humanos. Nada más que humanos, y nada menos.
El humor es en los campos de prisioneros lo más parecido a un lujo, porque desvía el lenguaje que sirve para comunicar órdenes a ladridos, como una cuchara que ya no sirviera para comer o cavar y que se volviera soldado de plomo, estatua, adorno. No hay una escena que represente de manera más esencial en qué consiste el humor que aquella en La quimera del oro en que Charlie Chaplin, a la espera de su amada, hace bailar dos pedazos de pan. Con dos tenedores, el pan se convierte en bailarina en esta película de miseria y frío. Un pan que se hace humano, coqueto, sensual, mientras el amante espera una cita que no tendrá lugar. El humor es, así, lo que hay cuando empieza a haber algo más que nada. Cuando no hay nada y las miserias morales y físicas se suceden, como en la mayor parte de la película, es una crueldad que da risa. La codicia lleva al hambre, y el frío al odio asesino. Todos quieren oro y esperan el momento para comerse unos a otros en espera del tesoro que justificará sus exiguas vidas. ¿De qué nos reímos entonces en esa película desoladora y cruel hasta el borde de la paciencia humana? Al final los exploradores muertos de hambre se hacen ricos y encuentran por azar el amor de su vida; es lo menos creíble de la película pero lo aceptamos porque sin ello la exposición de las bajezas humanas, bajezas que nos hicieron gozar, sería insoportable.
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