—En tus dibujos hay un contraste entre los colores y las formas, que son generalmente amigables, casi inocentes, y el texto, que suele ser sarcástico, cruel o absurdo.
Mira, no fue un proceso pensado. Decir “ah, yo voy a hacer este tipo de gráficas para poder comunicar estas ideas que son un poco más violentas”. Tiene que ver con el hecho de haber sido ilustrador todos estos años y tener que resolver una viñeta en cuarenta minutos. Entonces de una u otra forma ese tipo de gráfica me facilita ese proceso. Ahora, si ves ese tipo de gráfica y te pones al lado de un cuaderno de Condorito vas a ver que las narices son de Condorito, que el tipo de manos tiene que ver con Quino, que la postura corporal tiene que ver con Olafo quizás, entonces por ahí en mi cerebro, de algún proceso que yo no entiendo y no creo que llegue a entenderlo, al sentarme a ilustrar una idea acudí a estos recortes, y resultó ser algo que a veces puede ser un poco tierno y se contrapone con la dureza de algunos textos.
—¿Es muy distinto ilustrar libros de otros que dibujar tus propios chistes?
Yo cuando hago libros infantiles como que me pierdo un poco en la gráfica, cuando hago el blog es todo comunicación. Entonces el blog soy yo, los libros infantiles no, entonces no creo que haya una rebeldía para con eso, sino más bien es volcarme entero en este blog y resulta una cosa más negra, un poco más quizás depresiva, más irónica, sarcástica.
—¿De dónde salen tus ideas?
No sé. Hay días y días, hay días en que se me ocurren diez y quince ideas y las anoto y sirve como una pequeña cuenta de ahorros. Hay días en que tenía una idea genial, abro el papelito y no entiendo qué carajos escribí en la noche. Hay otros días en que entiendo qué escribí en la noche y digo “¡en qué carajos estaba pensando!”.
—¿Escribes o dibujas la idea?
La escrib... dibujo.
—¿Cómo es eso?
Hay ideas que son visuales y hay ideas que son conceptuales, entonces hago una de cada una, cuando no tengo a mano algo con qué dibujar, generalmente lo escribo en el teléfono, esa es mi nueva libreta.
—¿Tu teléfono celular?
Sí, sí, escribo en el teléfono y a veces también dibujo. A veces también tuiteo, me gusta el Twitter. Entonces, muchas veces uso el Twitter para escribir ahora ideas.
—¿No te da miedo que te lo copien los tuiteros?
No. Tuitearlo es una manera de probarlo. Uno ve si funciona cuando lo retuitean. Pongo por ejemplo “Dios es el proctólogo del universo” a propósito de los hoyos negros, y veo cómo funciona.
—Pero también lo transforman. ¿Incorporas esas transformaciones al proceso final?
No, en general me quedo con mi idea. Lo que sí me pasó alguna vez es que me han corregido textos, porque yo no soy escritor. Y aparte el tema de las faltas de ortografía, que de repente me dicen “oye, te falta un acento”, pero me han dicho “oye, tu texto de catorce párrafos quedaría mejor en esta frase”. Lo he corregido para el libro, ponte tú, porque en ese caso yo lo considero como un trabajo de editor, que no es lo mismo que una idea nueva, ¿me explico? Entonces, si me retuitean una idea nueva no puedo, me duele la guata.
—¿De culpa?
No, es que tengo colon irritable.
—Siempre cuando hablo con dibujantes me pasa que tú les dices “oye, qué divertido el chiste”, pero ellos te dicen “lo divertido es que usé un aerógrafo y este es un lápiz no sé cuánto”, y te empiezan a hablar de cosas técnicas cuando la gran sustancia que ustedes trabajan es justamente la idea y la frase, los conceptos, más que las imágenes.
Mira, un ejemplo puntual de eso: cuando uno ve los primeros libros de Quino, post Mafalda, a veces son libros enteros en que no tienes una sola letra, son pura imagen, imagen, imagen y son geniales y tú ves el último chiste de Quino y tú podrías eliminar la imagen y quedarte con el texto, entonces hay una evolución en ese caso puntual, que va de dibujante a escritor. Ahora, si me preguntas a mí, sí, yo me considero escritor, de una u otra forma, y me considero dibujante y la ilustración, o sea, las viñetas, son una mezcla de eso. Yo considero que el humor gráfico está más cerca de la literatura que de la gráfica.
—Ahora, cuando tú tienes una idea, por ejemplo la del proctólogo del universo, ¿cómo se te ocurre una imagen para eso?
Ah, no sé, porque no la he resuelto todavía, acabo de tuitearlo.
—¿Tienes que buscar un personaje que diga eso?
Probablemente haga un tipo como tú y yo conversando diciendo “yo creo que”. Cuando no puedo resolver una imagen busco la forma de resolver la idea. Por ejemplo, me pasó una vez que yo tenía esta idea de un sauce llorón y dos álamos al lado que le gritaban “¡niñita, niñita!”, pero entonces, como no sabía cómo resolverla para que fuera buena, lo que hice fue a un tipo presentando un cartel con un dibujo muy rápido de un sauce llorón y unos álamos y el tipo dice “bueno, hoy día no alcancé a hacer la viñeta, pero la idea era esta”. Entonces resuelvo la idea con un recurso. Ahora, ese es un proceso obviamente más pensado, pero que me parece igualmente válido o no sé, ponte tú. Todo el tema del metahumor, Liniers es un maestro en eso, uno de los chistes que más me gustan de él es este: se ven dos tipos nadando en el mar y en el fondo se ve una isla y arriba en el texto lo único que dice es “dos meses antes de un chiste de náufragos”. Entonces, es tanto lo que implica y tan sorpresivo el asunto, que el tipo no necesita ilustrar el chiste de náufragos. A eso voy yo, probablemente no necesite ilustrar el proctólogo del universo.
—Pero podrías ponerle también una imagen que no tenga nada que ver, una imagen del universo o de un telescopio, o de un astrónomo.
O ahora pensando… podría poner una imagen del universo o de un agujero negro y al lado en otra viñeta Dios en el proctólogo, ¿te fijas? Y hago eso, resuelvo toda la misma idea. Pero no lo sé, cuando me siente a hacerlo... creo que me gusta más así, de hecho. No lo sé, ahí lo veré.
—Cuando queda resuelto, hay un trabajo también grande desde que la idea resulta hasta que la idea se transforma en una imagen.
La verdad es que la técnica es bastante simple, pero más allá de eso no es aburrido, porque algo que me gusta mucho del tema del dibujo es que tú eres un pequeño dios en este asunto, entonces tú tienes en la cabeza algo, pero resulta algo que no necesariamente es lo que tenías en la cabeza. Ese proceso es como un dar a luz constante, entonces tiene un encanto especial para mí. Me pasa que a veces veo un dibujo y digo “guau, de dónde salió esto, ¿de dónde salió este oso?”.
—¿Cuánto te demoras desde que tienes la idea hasta el dibujo final?
Cuarenta minutos desde que tengo la idea hasta que está subida en el blog. Hago los colores en digital, si no no te alcanza el tiempo y no lo puedes corregir, que además me parece algo muy importante en estos procesos, la capacidad de darte vuelta en la mitad del camino y cambiar todo. A veces subo una viñeta con un texto determinado y veo el texto y no tiene sentido y le pongo un texto nada que ver después.
—¿Eres muy seguro de tus ideas? Por ejemplo, cuando terminas un dibujo, ¿no existe una persona a la que tú te acerques y le digas “oye, mira, qué te parece esto?”
Mi mujer. Le muestro todo. Si a ella no le gusta, sé que va a ser muy exitoso (risas).
—Después de todo, eso es lo que le pasó contigo.
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