Cuando fue asesinado en 1844 por una mafia, Joseph Smith había afirmado tener visiones angelicales y haber descubierto y traducido revelaciones perdidas desde la antigüedad en unas placas de oro escondidas en las colinas de Nueva York; había fundado la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y dirigía un creciente grupo de seguidores; había intentado fundar una “nueva Sion” y se había postulado para presidente de los Estados Unidos. Pero también estaba un hombre llamado William Miller . Hablaremos de él la próxima vez que tratemos la sección “Adventismo”.
10 de enero - Biblia
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Gén. 1:1, 2, RVR95).
Si alguna parte de la Biblia es controvertida, son los versículos iniciales. ¿Son literales? ¿Es una metáfora? ¿Es una mezcla de ambas cosas?
Génesis 1 narra que Dios tomó una masa oscura, desolada y vacía, le dio forma y la convirtió en el hogar de todo lo que tiene vida, incluyendo la cúspide de la creación: los seres humanos, que diseñó a su propia imagen. Entonces, ¿qué podemos decir objetivamente de esto?
El relato de la creación que encontramos en la Biblia no es anticientífico, pero tampoco es científico. Génesis no trata de hacer un análisis exhaustivo de todo lo que sucedió. Aborda las preguntas que se hacían los antiguos israelitas, no los problemas y las preguntas que nosotros tendríamos con el texto en sí mismo. Habla en términos teológicos, no en términos científicos del siglo XXI. Tiene implicaciones para la ciencia moderna, pero usa un lenguaje teológico. Necesitamos encontrar primero el mensaje teológico y luego ver cómo se aplica a nuestras preguntas científicas.
Los prodigios de Dios narrados en Génesis 1 establecen el patrón de lo que hace después. Por ejemplo: Dios divide las aguas cuando crea el mundo, las vuelve a unir en el diluvio y las vuelve a dividir cuando los israelitas cruzan el mar Rojo. En el huerto del Edén, Dios les dice a sus hijos que sean fructíferos y les explica qué pueden comer, y da un mensaje similar a Noé y a su familia después del diluvio. El resto de la Biblia se refiere a estos actos una y otra vez, hasta el Apocalipsis.
Génesis nos asegura que el Dios eterno está al control de la historia de este mundo .
Otros pueblos creían que los seres humanos y el mundo habían sido creados por accidente, cuando los dioses se pelearon entre sí. Sus dioses no siempre existieron, sino que aparecieron como resultado de fuerzas naturales (algo parecido a lo que dice la teoría de la evolución). Sus dioses no eran eternos, sino que algún día desaparecerían nuevamente cuando el universo volviera al caos. Muchos pueblos adoraban y temían a las distintas fuerzas de la naturaleza como si fueran dioses, pero Génesis dice que todas las fuerzas naturales están bajo el control de un solo Dios.
A Dios le encanta crear cosas nuevas y hermosas a partir del caos. Es su especialidad, y está ansioso de hacerlo también en tu vida.
11 de enero - Espiritualidad
“Lo que ya se ha hecho se volverá a hacer ¡y no hay nada nuevo bajo el sol!” (Ecl. 1:9, NVI).
La primera vez que vi este fenómeno fue en una actividad juvenil, cuando tenía trece años. Las camisetas mostraban a Sansón derribando un templo pagano, con las palabras “Gimnasio de Dios” en un logotipo sospechosamente parecido al de un gimnasio. De repente, una horda de imitaciones baratas se apoderó del mercado cristiano, en el que aparecieron versiones casi idénticas de carteles de películas famosas, anuncios de refrescos e incluso personajes de dibujos animados. La mayoría de los artículos cristianos de hoy tienen un poco más de identidad propia y originalidad, como gorras que dicen “Yo [corazón] a Cristo” y sandalias de playa que dejan impresa la frase “Jesús te ama” en la arena con cada paso que das. Sí, este tipo de testificación también tiene su público.
Cuando paso frente a ciertas iglesias siempre estoy listo para ver algún juego de palabras publicado en su cartelera externa:
No seas como el último que entró al arca de Noé: el delfín.
Tenemos wifi gratis, ¡tómalo como una señal divina!
La preocupación es un cuarto oscuro donde se revelan los negativos.
Bueno, ese último me gusta. No es un mal chiste; de hecho parece una frase que Salomón habría escrito si hubiera estado de humor y hubiera conocido las cámaras de rollo fotográfico. Lo que viene a decir esa frase es: “La vida es dura, pero no te concentres en los problemas; deja que esta iglesia te ayude”.
Jesús dijo a sus discípulos que hace falta más que palabras para entrar en su reino. Dijo: “No todos los que me dicen: ‘Señor, Señor’, entrarán en el reino de los cielos, sino solamente los que hacen la voluntad de mi Padre celestial. Aquel día muchos me dirán: ‘Señor, Señor, nosotros comunicamos mensajes en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros’. Pero entonces les contestaré: ‘Nunca los conocí; ¡aléjense de mí, malhechores!’ ” (Mat. 7:21-23).
Al describir a aquellas personas que presumían de religiosidad pero cuya religión era meramente superficial, Jesús citó a Isaías: “Este pueblo me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí” (Mat. 15:8). Dios quiere más que nuestra adoración de labios para afuera, o que llevemos su nombre en una camiseta o en una calcomanía del parachoques del auto. Él quiere nuestro corazón.
Y hagas lo que hagas, no seas una imitación religiosa. Sé original, tal como Dios te hizo.
12 de enero - Espiritualidad
Superestrellas del karaoke
“He guardado tus palabras en mi corazón” (Sal. 119:11).
El karaoke no es precisamente mi fuerte.
Pasando el rato en la casa de un amigo la otra noche, Lisa y yo nos dimos cuenta de la primera regla del karaoke: es mucho más divertido cuando cantas bien.
Lisa no afirma tener habilidades de canto. En general, yo puedo mantenerme técnicamente afinado, lo que hace que la canción sea al menos reconocible; pero la realidad es que a ninguno de nosotros nos han invitado nunca a dar un especial en la iglesia. Cuando me vi en medio de un grupo al que le encantaba cantar mientras la computadora los calificaba y aparecían luego unos jueces para criticar sus esfuerzos, lo único que quise hacer fue evitar lo inevitable.
Desafortunadamente, comenzando el juego perdí la oportunidad perfecta: dejé pasar una canción de Johnny Cash. Por supuesto, Johnny Cash solo hay uno; pero es que Cash básicamente hablaba en muchas de sus canciones. Para mí fue el primer rapero del mundo. También tenía el beneficio adicional de que me sabía la mayoría de la letra. Sin embargo, por sugerencia de Lisa cometí el error de elegir una balada de los setenta de la que me sabía exactamente siete palabras: el título y el coro. Obligado a jugar, hice lo que pude. Cuando los sarcásticos jueces aparecieron al final de mi patética actuación, sacudieron sus cabezas de dibujos animados, diciéndome: “¿Cómo te atreviste a cantar?”
Ahora, lo que realmente me sorprendió ese día fue la cantidad de canciones de las que recordaba las letras, incluidas algunas que no había escuchado en años. La música tiene una curiosa cualidad: engrasa los ejes de la memoria como ninguna otra cosa puede hacerlo.
Cuando tenía seis años, un maestro de Escuela Sabática me enseñó los libros de la Biblia en orden. Desafortunadamente, aunque todavía puedo cantar una melodiosa canción, que dice: “Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomioooooo...”, todavía me tranco en los profetas menores. Incluso después de todos estos años, aún no puedo recordar lo que viene después de Miqueas. Y por supuesto, sé que después de “Mateo, Marcos, Lucas y Juan” vienen Hechos y Romanos, pero en las Epístolas me confundo también. Si mi vida dependiera de ello, creo que cantaría muy rápido y luego pronunciaría un triunfante “...y Apocalipsis” al final.
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