27De todas las facetas que tuvo Solón, la menos ejercida fue la de abogado, si exceptuamos los pocos meses en que se desempeñó como juez en La Concepción. Entonces, para ser juez parroquial tan solo se exigía saber leer y escribir, por lo cual ese cargo no resulta un indicador de su formación en leyes. En el siglo XIX, y aun hoy en Colombia, se acostumbra dar trato de “doctores” a los abogados, y tal calificativo fue poco utilizado por los pares de Solón en la correspondencia. Lo trataban sobre todo como “general”, “ciudadano presidente”. Al parecer Wilches nunca se graduó, pues no hay documentos al respecto.
28Gaceta de Santander, 15 de enero de 1858, n.° 21, p. 83; 29 de enero de 1859, n.° 25, p. 104; 6 de diciembre de 1858, n.° 63, pp. 265-266. La Gaceta se encuentra en el Archivo Histórico Regional, también en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá. Puede localizarse más fácilmente por fechas que por números, pues estos suelen presentar vacíos; igualmente la ciudad de edición varía, ya que algunos de estos números se editaron en Pamplona y otros, en su mayoría, en Socorro y en Bucaramanga. Aquí se citará por fecha.
29DÍAZ BOADA Lina C. “Los constituyentes del Estado de Santander”. Tesis de Maestría en Historia. Universidad Industrial de Santander, Escuela de Historia, 2008, p. 302.
30Gaceta de Santander, 11 de octubre de 1879, p. 773. Rafael Otero murió el 13 de febrero de 1879; sus servicios se reconocieron en octubre de ese año, cuando la Asamblea del Estado emitió una ley honrando su memoria.
31Federico Muñoz a Solón Wilches. San Gil, La Concepción, 17 de agosto de1869, C. 12. En: Archivo Solón Wilches. Archivo Histórico Regional.
32Eustorgio Salgar fue presidente del Estado varias veces; después de Wilches, uno de los políticos que más tiempo ocupó tal cargo. Entonces lo fue desde el 11 de agosto de 1861 hasta el 6 de junio de 1864. Gaceta de Santander, 8 de ago. de 1859, p. 346; 20 de ene. De 1860, p. 410; 5 de jun. de 1862, p. 530; 21 de oct. de 1863, p. 174; 2 de jun. de 1864, p. 265.
33Gaceta de Santander, 30 de noviembre de 1863, pp. 265-266; 4 de diciembre de 1862, p. 613; 7 de enero de 1864, p. 227; 6 de octubre de 1865, p. 558; 21 de octubre de 1863, p. 174; 25 de noviembre de 1869, p. 224; 6 de octubre de 1865, p. 558; 7 de diciembre de 1871, p. 290; 19 de enero de 1878, p. 2; 6 de noviembre de 1883, pp.13-19.
34Archivo Histórico Regional. Archivo Notarial de La Concepción. R. 1667790-95, 1667810-15.
35Gaceta de Santander, 28 de diciembre de 1858, p. 277.
36Gaceta de Santander, 20 de junio de 1859, p. 322.
37Gaceta de Santander, 20 de enero de 1860, p. 410.
38Gaceta de Santander, 17 de diciembre de 1863, p. 217.
39Gaceta de Santander, 3 de noviembre de 1864, p. 344.
40ARIZA Nectalí, “Los Wilches Calderón…” Op. cit. p. 36
41Los mencionados representaban diferentes tendencias dentro de la facción radical: Villamizar Gallardo era el portavoz de los liberales de Pamplona y de Cúcuta, mientras que Paredes era el de Soto.
42Gaceta de Santander, 10 de octubre de 1865, p. 561.
43Gaceta de Santander, 27 de noviembre de 1865, p. 613.
44Gaceta de Santander, 6 de junio de 1867, p. 177; 20 de junio de 1867, p. 201.
45Gaceta de Santander, 7 de octubre de 1869, p. 186.
46WEBER Max. Economía y Sociedad. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 2002, p. 229. El célebre sociólogo considera partidos de patronazgo aquellos cuya orientación busca oficialmente, o de hecho exclusivamente, el poder para el jefe y la ocupación de los puestos administrativos en beneficio de sus propios cuadros, a diferencia de partidos racionales, estamentales y clasistas, o ideológicos, caracterizados por el sociólogo alemán.
47La amplia correspondencia de los clientes a Solón Wilches es variopinta en solicitudes. Veamos algunos ejemplos: el 23 de octubre de 1873 Concepción Sánchez le pedía desde Bogotá que intercediera para que liberaran a su marido «encarcelado y maltratado injustamente»; Olinto Amaya desde Pamplona le decía en marzo de 1886: «Santos Carvajal desea que se le nombre juez inspector en lo civil»; Ricardo Niz recordaba, el 4 de junio de 1874, que ya antes le había escrito pidiéndole que lo nombraran registrador de Ocaña, «pero lo que hicieron fue nombrar a un tal Figueroa (godo recalcitrante) para que nos hiciera la guerra […] como este señor se excusó solicita nuevamente la intervención para su nombramiento» (Archivo Histórico Regional, Archivo de Solón Wilches, c.1). La correspondencia del Archivo de Solón Wilches está referenciada por fechas, origen, destino, remitente y destinatario, número de caja y, en algunos casos, número de carpeta; cuando la información está incompleta se indica s. m. d. (sin más datos).
48Agustín Codazzi, geógrafo de origen italiano, fue contratado por el gobierno neogranadino para dirigir una expedición por diferentes regiones, conocida como la Expedición Corográfica. Dejó una obra titulada con el nombre de la expedición, de gran valor para conocer el país de entonces. Codazzi murió en su labor en 1859, en un pequeño pueblo cerca de Valledupar que hoy lleva su nombre. Ancízar, su acompañante, era un intelectual de la élite social bogotana, protegido del general Mosquera, cofundador del periódico El Neogranadino y que participó en el Gobierno de José Hilario López (1849-1853). Puede contarse entre los liberales radicales, si bien se conoce más su perfil intelectual que su perfil político, fue uno de los fundadores de la Universidad Nacional de Colombia, de la que fue rector en 1867.
49ANCÍZAR Manuel. Peregrinación de Alpha. Bogotá: Empresa Nacional de Publicaciones, 1956, p. 127.
50ESTRADA Antonio. Historia documentada de los primeros cuatro años de vida del Estado de Santander, 1857-1858. Vol. I. Maracaibo: Tipografía Los Ecos del Zulia, 1896, pp. 333-337.
51JOHNSON David. Santander siglo XIX, cambios socioeconómicos. Bogotá: Carlos Valencia Editores, 1984, p. 266. Durante el federalismo se hicieron dos censos, el primero en 1851 y el segundo en 1870; también hubo censos en 1895 y 1912. En 1851 no existía el Estado de Santander, y en 1895 el censo no incluyó los departamentos de Santander (el Estado desapareció en 1886, transformado en Departamento). Los datos de población presentados corresponden a proyecciones y a la suma de población de los distritos que antes (1851) y después (1895) conformaron los territorios de los departamentos. Al respecto, véase la obra de Estrada arriba citada; también se puede consultar la fuente URRUTIA Miguel y ARRUBLA Mario. Compendio de estadísticas históricas de Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Dirección de Divulgación Cultural, 1970, 312 p.
52SAFFORD Frank. Aspectos del siglo XIX en Colombia. Medellín: Ediciones Hombre Nuevo, 1977, p. 29.
53Ibíd., pp. 37-51. El colombianista norteamericano señala que los extranjeros lograron escalar socialmente y acumularon riqueza en virtud de su calificación técnica.
54JOHNSON David. “Reyes González Hermanos: la formación del capital durante la Regeneración en Colombia”. Banco de la República: Boletín Cultural y Bibliográfico, 1986, vol. 23, n.˚ 9, pp. 25-43. Acerca de los comerciantes y la participación de los emprendedores europeos, véase AVELLANEDA Maribel. “Los comerciantes de la Bucaramanga de finales del siglo XIX”. Tesis de pregrado en Historia. Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander, Escuela de Historia, 1999, 117 p.
55En el selvático territorio de Santander había pocos caminos al Magdalena: desde Vélez al río Carare (afluente del río Magdalena) estaba el Camino del Carare; en Soto estaban el Marta, el Sogamoso y el Cañaverales, los dos primeros llevaban al río Sogamoso y el tercero al río Lebrija. Los puertos más dinámicos eran el de Botijas, en el río Lebrija, y Los Cachos, sobre el río Zulia, por el cual se comercializaban productos desde San José de Cúcuta hasta el golfo de Maracaibo. Otra ruta en la Provincia de Ocaña llegaba hasta el Puerto Nacional en el río Magdalena. Para información acerca tanto de las rutas hacia los ríos Sogamoso y Lebrija, como de sus puertos, véase CARREÑO TARAZONA Clara I. “Las vías hacia el Magdalena. Los caminos de Lebrija y de Sogamoso en el siglo XIX”. Apuntes, 2010, vol. 23, n.˚ 2, pp. 104-117. Los caminos de carretas apenas comunicaban las capitales provinciales: de Cúcuta a Pamplona, de allí a Bucaramanga, al Socorro, a Tunja y a Bogotá. La montañosa geografía de Santander implicaba arduos desplazamientos; los contemporáneos narran que un viaje desde Bogotá hasta las ciudades de las provincias de Santander demoraba de una a dos semanas, si se llegaba hasta Cúcuta.
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