En el Arxiu de Sant Martí he encontrado dos documentos que me han permitido revivir esa sensación de extrañeza (no saber exactamente donde estás ni cuál es la norma que se ha seguido en la construcción del lugar en el que te encuentras) que todo el mundo que ha vivido en Pueblo Nuevo ha sentido en uno u otro momento. En primer lugar, un expediente sobre la segregación del barrio del Taulat que, entre 1863 y 1864, se quiso independizar de San Martín de Provençals y crear un nuevo municipio. La decisión debió desconcertar a las autoridades, porque el 30 de noviembre de 1863, el gobernador civil de Barcelona solicita información al alcalde de San Martín sobre la distancia entre el barrio del Taulat y San Martín, y el número de vecinos y los medios de transporte entre estos dos núcleos urbanos, para comprobar si se trata de una demanda justificada. Diez días después, el 9 de diciembre, el alcalde de San Martín informa: San Martín y el Taulat están separados por 1300 metros. En el Taulat viven 815 vecinos. La vía de comunicación principal es una calle que va del barrio del Clot hasta la playa: la calle San Juan de Malta, que pasada la carretera de Mataró (Pedro IV) se transforma en el carrer de Sant Pere (Mariano Aguiló). Se abre un expediente de segregación y se elabora una lista nominal «de todos los vecinos del barrio del Taulat con expresión del número de almas de que consta cada vecino y contribución directa que cada uno satisface por su riqueza». Es decir, con los impuestos, que debían jugar un papel fundamental en la decisión de segregarse. En el nuevo vecindario florecía la industria y los vecinos reclamaban un nuevo centro administrativo.
Los Quatre Cantons en 1910, cuando era la puerta de entrada a Pueblo Nuevo.
El 28 de abril de 1864, el alcalde de San Martín de Provençals, Pedro J. Vintró, se mostraba perplejo ante la decisión de los vecinos del Taulat de solicitar la independencia municipal, en un momento en que se estaba construyendo la Gran Barcelona:
«Los cuatro Barrios que constituyen este distrito municipal, tres de ellos en toda su totalidad, que lo son los de Clot, Sagrera y Taulat y mucha parte del cuarto, el de la Montaña, se hallan comprendidos dentro del perímetro de ensanche de la ciudad de Barcelona, en cuyo plano se hallan trazadas multitud de calles que no tan solo unen el barrio del Taulat con su matriz el del Clot, sino que quedan embebidos dentro de aquella ciudad. […] Ninguna población de las comprendidas dentro de la zona del ensanche de la ciudad de Barcelona ha tomado el rápido vuelo que la presente en materia de edificaciones con arreglo al plano aprobado para el expresado ensanche; y estas edificaciones que se han verificado y las que se hallan en proyecto muy luego han de unir los barrios del Clot y Taulat en una sola población por ser los dos de los cuatro existentes que situados en el llano reúnen las principales condiciones. ¿No sería una anomalía que dos barrios unidos ya hoy día del modo que dejo indicado y próximos a enlazarse por medio del referido plan de ensanche, se decretase la segregación, cuando a la simple vista del plano mencionado todos juntos han de formar una ciudad en ciernes orgullo de la Nación Española?».
Y ahora viene la cuestión central. Si el barrio del Taulat quiere segregarse, antes que nada hay que saber qué es. El alcalde Vintró le escribe al gobernador:
«Éste, al humilde concepto del que escribe, es el punto más delicado de este expediente, por cuanto no teniendo el barrio del Taulat límites jurisdiccionales ni naturales conocidos como son ríos, rieras, torrentes, caminos, etc. se hallan las fincas rústicas y urbanas enclavadas dentro de este distrito y solo fue calificado de tal para los efectos de la Estadística: por otra parte, habiéndose levantado el croquis del terreno por cuenta de los interesados en la segregación según orden de Vd. de 4 del mes último, habrán comprendido en él el terreno que menor les haya parecido, y hasta el punto donde habrán considerado más ventajoso a sus intereses».
La calle Almogávares, llegando a Marina, en 1978, fotografiada por Pepe Encinas.
Tenemos un barrio que quiere segregarse, pero del que no acaba de saberse dónde empieza ni dónde acaba. Tenemos un listado de vecinos de 1864, en el que no aparece ninguno de los apellidos valencianos que encontramos en los padrones de cuarenta años más tarde. Forman este listado los nativos de Pueblo Nuevo, los primeros colonos. Badia, Matons, Suñol, Rovira, Castelló, Sánchez, Montal: vecinos de la carretera de Mataró. Ribas, Pujol, Nualart, Caballé, Vidal, Vilagrasa, Surroca: vecinos de la calle de San Pedro. En la carretera de Mataró vivían 281 personas, en la calle de San Pedro, 243, muchas más que en la calle Mayor (la actual calle Taulat), que había surgido en paralelo a la vía del tren, donde había registradas 139 personas. En la Rambla (calle Triunfo) solo vivían 32 vecinos. Cuando se firmó este documento, no existía ninguna de las calles del barrio de la Plata –Wad-Ras, Enna, Granada y Badajoz–. ¿Qué debían pensar aquella gente del barrio del Taulat, cuando vieron llegar a aquella riada de gente de Castellón?
El otro documento tiene relación con una finca de la calle Luchana, muy cerca de donde se instalaron mis yayos y donde yo viví de chico. Muchos propietarios de terrenos de Pueblo Nuevo residían fuera del barrio. Eran propietarios de campos o fábricas, de los que se encargaban lugartenientes y directores, mientras ellos se encontraban en el Ensanche o en Sarriá. Es el caso de las hermanas Aurelia, María de la Concepción y Joaquina de Paz y de Canals, propietarias del terreno de detrás de nuestra casa. Vivían en la calle de Sarriá, 47, 4º 2ª. Entre 1878, cuando cursaron los documentos de la herencia de la madre, y 1888, cuando actualizaron la herencia, las alineaciones del plano habían cambiado. Entre la calle Luchana y la calle Llacuna se habían construido algunos edificios. La calle Luchana no existía como tal, pero ya se podía calcular la «prolongación de su eje». Y esta prolongación afectaba a la propiedad de las señoras de Paz y de Canals. En el plano se ven dibujados un huerto, un algibe, norias, la acequia de la llacuna, un camino de servidumbre. Encima, delineadas con lápiz rojo, las cuadrículas del Ensanche. Entre el plano de 1878 y el de 1888 ha desaparecido la «casa huerto», y han surgido nuevos espacios de «terreno edificable» y «terreno viable»: solares y calles.
Las hermanas de Paz y de Canals acompañaron la escritura de «rectificación de división de bienes» de la herencia de su madre con un plano y una certificación del Ayuntamiento.
«Para la debida y necesaria claridad se acompaña también adjunto el plano geométrico de fecha tres de agosto de mil ochocientos setenta y ocho, en el que, con sujeciones a estacas de replanteo de calles, algunos encajes de ejes de las mismas y señales valladas de una pared, hecho todo por topógrafos del Gobierno Civil con relación al plano del Ensanche y también por el arquitecto municipal o sus dependientes, se señalaron las calles que afectaban al terreno y como en primero de mayo de mil ochocientos ochenta y ocho fue necesario alterar las bases de la división, por lo cual como base fue previo formular un nuevo plano tomando las alineaciones de las calles de las edificaciones ya en parte allí existentes».
Qué imagen tan potente: las calles del Ensanche marcadas en el suelo con estacas, señales valladas y paredes, en medio de una antigua finca rural, regada per acequias y canalizaciones de la laguna. A su alrededor, las casas que habían empezado a construirse antes de que se dibujaran las calles. La certificación, del 5 de marzo de 1897, se acompaña de un formulario estándar.
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