Santiago Lorenzo - Las ganas

Здесь есть возможность читать онлайн «Santiago Lorenzo - Las ganas» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Las ganas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Las ganas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Benito vive desganado, aunque se muere de ganas: anda destrozado porque lleva tres años sin sexo. Por eso colecciona llaveros, sufre lo indecible cuando ve a una mujer bonita en el metro y bebe demasiado chinchón. Sólo se lo ha contado a su hermana, aunque todo el mundo, también en el trabajo (es químico y emprendedor; es decir: empresario pobre) nota su abstinencia y su angustia. Sus problemas podrían tener una salida: María. «Sentía envidia de María porque ella estaba consigo misma. Sólo le cupo razonar el desperdicio que sería que ellos dos no se juntaran para siempre. „Te quiero porque quiero parecerme a ti“, le escribió un día (por supuesto, No enviado). Con la sospecha feliz de que si se hicieran novios y rompieran, les costaría un trabajo ímprobo dejar de ser amigos. Sería un trabajo que nadie se tomaría, de puro irrealizable.» «A Santiago Lorenzo no sólo hay que leerlo: hay que idolatrarlo.» Mercedes Cebrían"Santiago Lorenzo explica como nadie el despropósito que lo cotidiano tiene en las clases populares. Un gran escritor, de talento y honesto." Javier Pérez Andújar"No compite con nadie. Pero de tener contrincantes, seguiría siendo el mejor." Carlos Zanón,
Babelia

Las ganas — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Las ganas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Ambos recorrieron la casa haciendo planes para arreglarla, conjurando el asquito , escépticos por el hecho de que por una vez recibieran un bien concreto y valioso de sus progenitores, aunque fueran remotos. Ventilaron mucho, sin resultados constatables. Se comieron las viandas mirando al sol, procurando tragar sin meter en el cuerpo el aire sucio de la casa. Desbrozaron unos hierbajos con los cuchillos de plástico, se admiraron del silencio seductor que reinaba en el barrio. Decoraron la foto de Teresa con una rama derrengada que encontraron en el jardín, haciendo esperpento de un ceremonial exaltador escasamente solemne. Nada valió para que Benito levantara cabeza. Aparentemente, por no poder habitar la posesión sin dentera hasta que los recursos le afluyeran. En realidad, por congojas mucho más punzantes. Pero él se escondía tras el amargue de la atrofia de su empresa, que rozaba el desastre, y en cuya descoagulación cifraba simbólicamente el adecentamiento de la casa nueva.

—A ver si los de Bristol...

Y volvía a Bristol, a sus esperanzas insulares, a sus anhelos de desatasco. A las cuatro y media de la tarde, Benito sacó una botella de chinchón de algún sitio. Se sirvió un buen chorro en la única copa limpia que había en la casa. A Teresa le hizo gracia la aparición de un mejunje tan rotundo.

—¿Y eso?

—Me gusta una copita cuando hay invitados.

Luego Teresa se fue a ver los llaveros. Algunos de los más añejos se los había regalado ella de niña, y eran recuerdos de su infancia común.

—¿Cuántos tienes ya?

—Muchos. Coge uno para tu novio, que decía que él también los coleccionaba. ¿Qué tal está?

—Bien.

—José Luis es buen tío.

—Mentira. Es de dar vergüenza ajena.

—Bueno. Un poco falto sí que es.

Teresa llevaba medio año con este tal José Luis. Era uno de Dos Hermanas que tenía tres concesionarios de 4 x 4.

—Es más chorra que mandar SMS a programas del corazón —continuó ella riendo—. Debe de estar con otra pava. Pero a mí, mientras la tía me deje algo para apretárselo, adelante. Yo creo que la copulacha nos va tan bien por lo mal que nos llevamos.

Benito prefirió que su hermana no entrara en detalles. Pero ella encontró divertidos los reparos del hijo de su padre y aún siguió un poco más.

—¿Tú sabes qué gustito da la fornicianga con un troncho que te parece un idiota? Cogérsela así, estrujar...

—Y dale.

Teresa dejó el tema. Miró a su alrededor y volvió a dar ánimos a su hermano.

—Arreglándola, este es el mínimo de casa en la que tiene que vivir un tío de tu coco. De aquí a seis meses, la más bonita del barrio. A ti todo te va a ir bien, ya verás como sí.

Benito llevaba mal estos baldes de optimismo que Teresa se empeñaba en arrojar.

—Ya estamos. Vamos a dejarlo clarito. Estoy a punto de irme a la mierda. Y aventurar otra cosa es hacer el bobo. Punto. Mientras el mocordo no se venda no tengo nada. Pero nada. Y no me quejo, pero...

Teresa tomó de repente la copa de Benito y le pegó un trago largo. Fue su forma de cortar en seco. Miró a su hermano y se lanzó a soltar lo que llevaba un rato queriéndole decir.

—Es que sí te quejas. No pegando gritos, sino con la cara que llevas. A ti te pasa algo. Empecé a notártelo en Navidad.

—Qué dices...

—Llevamos aquí dos horas hablando de memadas. Te ha caído del cielo esta casa tan bonita y estás más triste que un Viernes Santo, con un careto que parece que se te ha hecho de noche.

Benito, que estaba corroído por dentro, fingía reírse.

—¿Pero qué estás diciendo, sister ...? Je, je.

—Y lo de la «copita cuando hay invitados» es un trolón que te lo vas a creer tú si quieres. Porque o tienes invitados todos los días o te estás bebiendo hasta el Glassex Bioalcohol.

—¿Por una copa que me tomo?

—Antes he ido a mear. Y he visto que tienes tres cajas de chinchón debajo del lavabo. Una botella de chinchón en el mueble bar es que eres un esnob. Pero tres cajas de chinchón debajo del lavabo es que te está pasando algo gordo por mucho que te lo quieras callar.

Benito, tan hermético, se sabía a merced de Teresa, tan sabia. Le conocía bien.

—¿Por qué eres tan cortao para todo, desde siempre? ¿Qué te pasa? Tú ya lo has pasado suficientemente mal.

—Que está todo bien, que no me pasa nada...

Teresa sabía que de eso nada. Conocía ese deje fónico-facial, el de cuando su hermano se hallaba bajo el imperio de sus confusiones. Benito, en el fondo, lo que estaba necesitando era contarlo.

—Es que... ¡Es tal chorrada!

—Mejor, más risa. Que qué te pasa, te digo.

Estaba incómodo como nunca. Pero se acabó abriendo.

—Hace tres años que no follo con nadie. Que nadie me hace caso.

Teresa, claro, ya lo intuía. Quiso quitar hierro al asunto echándose una risa falsa, fingiendo ese carcajeo de labios haciendo la pe que sobreviene cuando se quiere aguantarlo.

Pero lo que le pasaba a Benito no tenía ninguna gracia. La voz le temblequeaba.

—Que me muero de ganas y que no hay forma. Que el mocordo , menudo invento. Que la casa, qué suerte... Pero que soy feo, so feo, y no me quiere nadie.

—La copulera no tiene que ver con ser feo. Eso son espectros que tienes metidos en la chirinola.

—Eso es verdad. Y eso es lo malo, que son espectros. Si fuera por feo, me enguapo y ya está. Pero son espectros, y a ver qué hago yo con ellos.

A Teresa se le vino el mundo encima cuando Benito, un hombre como un castillo, se echó a llorar. Hipaba con la misma panoplia de gestos implados y sonidos sordos que el hermano desplegaba a los cinco años. Se desmoronó por lo que estaba contando, y Teresa sabía que actualizaba con ello un historial de afectos mucho más que escuálido. El de un sujeto que ponía al día toda la falta de atenciones que padeció desde siempre.

En el parchís de la familia, el padre y la madre habían pasado mucho de Benito. Un «bien, venga» en 1976 y un «venga, así sí» en 1987 habían sido todas las palabras de reconocimiento, aprobación o ánimo otorgadas. Dadivosidad similar se dispensó también a Teresa, cambiando fechas. Pero ella había remediado luego sus privaciones afectivas a base de desparpajo, soltura y empuje. No tuvo mejor suerte que su hermano en el reparto de caras, porque tampoco tiraba a agraciada. Pero sí salió bien parada en la asignación de recursos para hacerse hueco en el trato con los demás.

Benito, en cambio, no atinaba a reconvertirse. O porque era soso, o porque la impaciencia desbarataba sus planes, o porque le daba vergüenza hablar, o porque pensaba que no iba a interesar lo que iba a decir, o porque le había tocado esa expresión que lucía, esos vestires, esa planta, esa facha feúcha a la que no conseguía sobreponerse. Había dado con algún apaño fugaz. Y luego, con una novia mandria a la que mejor habría sido no conocer. Triste recorrido que eclosionaba en esta tarde de sol fuera de sitio, en una casa de oxígeno revenido repleta de muebles escondidos de uno mismo.

—Pero no me cuadra —saltó Teresa—. Hace dos años todavía estabas saliendo con la E. T. esa.

—Que nunca tenía ganas. Lo he hecho cero veces en tres años. Y dos en cuatro, y seis en cinco. Esa era E. T.

—Vaya torrente, la chica.

—Todo cristo tiene a alguien menos yo. Me dais envidia todos los que no sois yo, todos con novios y novias. ¿Por qué yo no?

Se iba sonando los mocos, a base de tensión contenida, como un chavalín que hubiera perdido la medalla de la comunión.

—Y me siento fatal, como si las mujeres me huyeran, y la jodo siempre... Me duele la cabeza todo el tiempo. Y las mujeres me dan cada vez más miedo. Que ya no es miedo. Que es pánico. Me sacan de quicio los programas de educación sexual de la tele, todos con ese rollo de que el sexo es lo más natural del mundo. Pues vaya con la naturalidad. Para mí no hay nada más raro y menos natural que eso.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Las ganas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Las ganas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Lorenzo Silva - La Sustancia Interior
Lorenzo Silva
Lorenzo Silva - Carta Blanca
Lorenzo Silva
Lorenzo Silva - La mirada femenina
Lorenzo Silva
Santiago Lorenzo - Los huerfanitos
Santiago Lorenzo
Santiago Lorenzo - Los millones
Santiago Lorenzo
Melinda Di Lorenzo - Last Chance Hero
Melinda Di Lorenzo
Michele Gesualdi - Don Lorenzo Milani
Michele Gesualdi
Santiago Lorenzo - Los asquerosos
Santiago Lorenzo
Отзывы о книге «Las ganas»

Обсуждение, отзывы о книге «Las ganas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x