La domadora de mamuts
© 2020, María Bernarda Vergara
© 2020, Intermedio Editores S.A.S.
Primera edición, abril de 2020
Concepto editorial
Departamento de Proyectos Especiales - Casa Editorial El Tiempo
Redacción
Dra. María Bernarda Vergara
Investigación
Dra. María Bernarda Vergara
Diego Nicolás Salamanca
Juan Esteban Salamanca
María Alejandra Vargas
Dirección creativa editorial
Miguel Ángel Baquero
Edición
Sharon Durán E. - Diego Nicolás Salamanca
Equipo editorial Intermedio Editores
Concepto gráfico y producción
David Reyes Navarro
Ilustración
Leonardo Parra
Fotografía de portada de Dra. María Bernarda Vergara
Noé Herrera
Intermedio Editores S.A.S.
Avenida Calle 26 No. 68B - 70
www.eltiempo.com/intermedio
Bogotá, Colombia
ISBN
978-958-757-927-7
Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso del editor. De ninguna manera esta obra sustituye la asesoría de profesionales de salud expertos. Nunca ignore los consejos de un especialista médico debido a la información que obtenga de este texto. El autor y los editores no asumen niguna responsabilidad legal por las lesiones personales u otros daños o pérdidas que surjan del mal uso de la información y consejos proporcionados en este libro.
Diseño epub:
Hipertexto – Netizen Digital Solutions
Prólogo, por Cecilia Navia
Introducción
Filosofía Dra. María B.
Matemáticas para cavernícolas
Explorando a mi mamut
¡A entregar esos kilos que no te pertenecen!
Reflexiones cavernícolas
Epílogo, historia de una de mis amadas cavernícolas
Lecturas recomendadas y bibliografía
Nota al pie
Dedicatoria
A mi esposo Edgar por su apoyo incondicional, toda una vida.
A mi hija Sara Luna, mi máxima inspiración.
Gracias, gracias, gracias.
Gracias a la divinidad que iluminó mi mente y mi alma para poder transmitir esta información desde el amor profundo y la gratitud, permitiéndome cumplir mi misión a través del servicio a los demás.
A Gilberto y Conchita, mis padres que, cada uno desde su orilla, nos mostró que no hay sueños imposibles.
A Edgar y Sara Luna, quienes amorosamente sacrificaron sus tiempos de familia y entendieron lo importante que este sueño es para mí.
A ti Nicolás, que me acompañaste en cada trasnochada. Sin ti, no habría sido posible.
A mis hermanos. Beatriz, Martha, Jorge, Julia, Rosario del Pilar, Liana y Ricardo. Cada uno, desde su experiencia me ha aportado herramientas para ser una mejor profesional cada día, confiando incondicionalmente en mí.
A Rodrigo quien con su aguda crítica, me retó a sacar lo mejor de mí.
A mi familia, toda, por los genes, por las creencias, por las vivencias compartidas y por siempre estar unidos. Eso es lo que me constituye.
A Miguel Ángel, gracias por cumplirme esta cita de almas.
A mi equipo de trabajo en estos más de veinte años. A cada uno de ellos por su aporte.
A Nohora Cifuentes, quien me mostró la nutrición como una herramienta para sanar.
A la universidad Nacional mi alma mater y sus profesores. En especial al Doctor Iván Darío Sierra quien marcó la senda que me trajo hasta aquí.
Y, sobre todo, a mis pacientes por abrirme sus corazones y hacerme parte de sus procesos.
Un día cualquiera de febrero en 2011, ocurrió un milagro en mi vida. Recuerdo perfectamente todo. Estaba sentada en el consultorio de la Doc, llevaba un vestido negro que me hacía sentir más esbelta y que dejaba ver mis piernas. A mi lado derecho y al alcance perfecto de mi mano, había una caja de pañuelitos faciales; Quienes hemos pasado por esa silla, sabemos que la Doc suele tenerlos siempre ahí para que uno se pueda limpiar las lágrimas con tranquilidad.
Frente a mí estaba ella, con su generosa sonrisa y su piel de porcelana oscura, me miraba con amor, pero nunca con pesar. Dejaba que yo llorara a mares y escuchaba sin ninguna prisa, como si no tuviera más pacientes que siguieran a mi turno, mi confesión. Por fin concluida mi ahogada jeringonza, retumbó en el lugar su potentísima voz, cargada de la vitalidad y el optimismo que la caracterizan:
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