EMOCIONES A LA CARTA
© 2021, María Bernarda Vergara
© 2021, Intermedio Editores S.A.S.
Primera edición, mayo de 2021
Investigación
Dra. María Bernarda Vergara
Diego Nicolás Salamanca
Juan Esteban Salamanca
María Alejandra Vargas
Edición
María Alejandra Mouthon - Diego Nicolás Salmanca
Equipo editorial Intermedio Editores
Concepto gráfico y producción
David Reyes Navarro
Ilustración
Leonardo Parra
Fotografía de portada de Dra. María Bernarda Vergara
Noé Herrera
Intermedio Editores S.A.S.
Avenida Calle 26 No. 68B - 70
www.eltiempo.com/intermedio
Bogotá, Colombia
ISBN978-958-757-979-6
Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso del editor.
Diseño epub: Hipertexto – Netizen Digital Solutions
Prólogo Prólogo No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones. Jorge Bucay “Caras vemos, corazones no sabemos”, reza el adagio popular tomado del pueblo aborigen mexicano totimehuacán, que originalmente se refería a nutrir una vida virtuosa con dos partes de una persona, la cara y el corazón, que, sin embargo, en nuestra acepción cotidiana traduce que no sabemos lo que en realidad hay en el interior de cada persona, a pesar de que podemos ver su rostro, más ahora incluso que vemos un poco menos por la mascarilla que lo cubre. Ahora bien, un ser humano se asemeja mucho a una muñeca matrioska, de origen ruso, hecha de madera con varios tamaños y que se guardan una dentro de la otra, como si fuera una sucesión infinita, pues al pequeño ser que empieza la vida desde el vientre materno y en su tierna infancia, se le “adicionan capas” durante su crecimiento, que sirven para encubrir su verdadera esencia, que al ser herida de diversas maneras, deja una huella permanente, hasta que un artista, más propio que ajeno, permita reparar el daño, sanando sus heridas, recobrando el gozo y disfrute saludable en la vida. Ya la autora nos había llevado de su mano a reconciliarnos con la alimentación, mostrándonos que nos comportamos hacia la comida como lo hacemos con la vida, explorando de una manera muy interesante y útil la relación que existe entre el alimento y la gestión de las propias emociones. Todo esto en su obra La domadora de mamuts , para poder, desde la toma de conciencia, no cargar con un peso que no nos pertenece. Ahora, avanza aún más para llegar al núcleo de nuestra matrioska, ese niño(a) interior, donde están nuestras heridas recibidas, que, al no ser gestionadas de una manera adecuada, se vuelven el patrón con el que se aborda la vida en todo momento, determinando la manera de comportarse y vivir en cada día, con todo lo que significa no haber logrado sanarlas. Este libro nos regala, en época de caras ocultas, una visión al descubierto de los “corazones heridos” que todos tenemos, permitiendo una manera posible para que sanemos nuestras emociones, lo que nos llevará a disfrutar con salud integral nuestra propia vida. Así, entonces, el adagio popular cobrará su sentido original, y el rostro, junto al cuerpo, sano y virtuoso, reflejará en realidad un corazón emocional pleno y saludable. SANTIAGO ROJAS POSADA M.D.
Introducción:
Tiempo de creación
Capítulo 1:
Nuestro camino como cavernícolas
Capítulo 2:
La comida es la madre
Capítulo 3:
Tu cuerpo te habla de tus mamuts y tus decisiones
Capítulo 4:
Como te relacionas con la comida, te relaciones con la vida
Capítulo 5:
Una intención sin acción se vuelve ilusión
Capítulo 6:
El propósito de los mamuts en mi vida
Capítulo 7:
Si lo crees, lo creas
Referencias
Nuevamente, a mi esposo, Edgar, y a mi hija, Sara Luna, mi gran equipo a la hora de domar nuestros mamuts en este confinamiento. Este gran apoyo me llevó al nacimiento de este libro.
A Dios, que insiste en utilizarme como herramienta para su propósito.
A mis pacientes, las protagonistas de este libro, que con nombres distintos abrieron sus corazones para ponerle un límite al silencio.
A Gilberto y Conchita, mis padres, por su adn, que es la perfección que me constituye.
A mi equipo de investigación, Nicolás, Juan Esteban, Alejandra, por su impecable trabajo y compromiso.
A todos los pacientes que nos han confiado sus procesos por encima de la virtualidad.
A mis hermanas, que aportan y se involucran en el proyecto como si fuera propio.
Al Doctor Santiago Rojas por la poesía en su prólogo.
No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones.
Jorge Bucay
“Caras vemos, corazones no sabemos”, reza el adagio popular tomado del pueblo aborigen mexicano totimehuacán, que originalmente se refería a nutrir una vida virtuosa con dos partes de una persona, la cara y el corazón, que, sin embargo, en nuestra acepción cotidiana traduce que no sabemos lo que en realidad hay en el interior de cada persona, a pesar de que podemos ver su rostro, más ahora incluso que vemos un poco menos por la mascarilla que lo cubre. Ahora bien, un ser humano se asemeja mucho a una muñeca matrioska, de origen ruso, hecha de madera con varios tamaños y que se guardan una dentro de la otra, como si fuera una sucesión infinita, pues al pequeño ser que empieza la vida desde el vientre materno y en su tierna infancia, se le “adicionan capas” durante su crecimiento, que sirven para encubrir su verdadera esencia, que al ser herida de diversas maneras, deja una huella permanente, hasta que un artista, más propio que ajeno, permita reparar el daño, sanando sus heridas, recobrando el gozo y disfrute saludable en la vida.
Ya la autora nos había llevado de su mano a reconciliarnos con la alimentación, mostrándonos que nos comportamos hacia la comida como lo hacemos con la vida, explorando de una manera muy interesante y útil la relación que existe entre el alimento y la gestión de las propias emociones. Todo esto en su obra La domadora de mamuts , para poder, desde la toma de conciencia, no cargar con un peso que no nos pertenece.
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