En el plano físico, la vara es la columna vertebral, y las serpientes, las dos corrientes positiva y negativa que circulan a lo largo de la columna. La primera parte del hemisferio derecho del cerebro, pasa por el pulmón izquierdo y el corazón, se dirige hacia el hígado, pasa luego por el riñón izquierdo y la glándula genital derecha y después va hacia la pierna derecha. La segunda corriente parte del hemisferio izquierdo del cerebro, se dirige hacia el pulmón derecho, luego hacia el bazo, y de allí hacia el riñón derecho, luego hacia la glándula genital izquierda y la pierna izquierda. Hay por tanto un cruzamiento.14
De un lado y de otro de Sushumna,
Pingala (en blanco) e Ida (en negro)
Sobre el símbolo del caduceo pueden situarse los sefirot. En el hombre los sefirot son los chacras. Subiendo y descendiendo, las dos corrientes animan y accionan los chacras, creando proyecciones de energía y de luz. El ser que ha desarrollado los diez sefirot en sí mismo puede hacer milagros porque posee en el plano espiritual la varita mágica que puede transformarlo todo: la columna vertebral con las dos corrientes Ida y Pingala que se entrecruzan a lo largo del canal Sushumna en el cual trabaja la fuerza Kundalini.15 En el pasado los Iniciados no hacían estas revelaciones a la multitud por temor de que algunos, consiguiendo despertar prematuramente los chacras, adquirieran poderes de los que pudieran servirse para realizar el mal. El símbolo del caduceo es conocido desde la Antigüedad ya que fue el atributo del dios Hermes, pero sólo los Iniciados conocían su significado profundo. Únicamente ellos poseían esta ciencia del caduceo, la ciencia del Árbol de la Vida, y llegaban a realizarla en su existencia, obteniendo así los más grandes poderes.
Cada símbolo, cada figura, cada pantáculo o talismán, proviene del Árbol de la Vida, y cada ser humano lleva en él el Árbol de la Vida. Hoy también, hablando de los sefirot, os he dado muchos materiales; vamos a ver cuántos de entre vosotros podréis aprovecharlos para construir algo y orientaros correctamente en la vida.
Sevres, 4 de Enero de 1970
12Del hombre a Dios, Col. Izvor nº 236, cap. V: “Los sefirot del pilar central”.
13Al principio era el Verbo, Obras Completas, t. 9, cap. X: “El pecado contra el Espíritu Santo e el pecado contra el amor”, y Del hombre a Dios, Col. Izvor nº 236, cap. X: “La familia cósmica y el misterio de la Santísima Trinidad”.
14La Balanza cósmica, Col. Izvor nº 237, cap. IX: “El caduceo de Hermes. La serpiente astral”.
15Centros y cuerpos sutiles, Col. Izvor nº 219, cap. V: “La fuerza Kundalini”, y cap. VI: “Los chacras”.
IV
El Tetragrama y los setenta y dos genios planetarios
El gran Nombre sagrado de Dios que los Iniciados se han transmitido de siglo, en siglo está formado por las cuatro letras Iod He Vav He: hvhy. Por eso se le llama el Tetragrama (del griego tetra: cuatro, y gramma: letra).16 Ese nombre misterioso no debía ser pronunciado; únicamente el Gran Sacerdote del Templo de Jerusalén tenía este derecho y conocía el secreto de su pronunciación. Según la tradición, éste profería, una vez al año, el Nombre de Dios en el Templo de Jerusalén, mientras que afuera la multitud hacía ruido gritando y tocando instrumentos para que ese nombre no fuera oído. Porque quien lo oyera sin estar preparado para ello, moriría fulminado.
Las dos primeras letras de ese nombre son pues Iod, símbolo del principio masculino, dinámico, el fuego, y He, símbolo del principio femenino, plástico, receptivo. El número de Iod es 10, el de He, 5. El número de la mujer es por tanto la mitad que el del hombre. Los dos reunidos dan el número 15. Y si sumáis esas dos cifras: 1 + 5, obtendréis el 6, que es el número de la letra Vav, la letra siguiente, lo que demuestra que el hijo es el fruto de la Unión del padre y de la madre.
Tenemos pues: Iod, el padre, He, la madre, y Vav el hijo que es la prolongación del padre, como puede verse en el grafismo de la letra Vav, que es una prolongación de Iod. En cuanto al segundo He, que repite el primero, es la hija, la repetición de la madre, la gran Madre cósmica. El segundo, He es la naturaleza tal como la vemos. La Trinidad Padre-Madre-Hijo es invisible; sólo la Hija, la naturaleza, que los filósofos llaman “la naturaleza naturada”, es accesible a nuestros cinco sentidos. La verdadera Naturaleza, “la naturaleza naturante”, la que creó los mundos y a través de la cual se manifiesta el Espíritu cósmico, no se la conoce. Es Isis velada a quien el Iniciado procura quitar sus velos para contemplarla en su desnudez, es decir en su verdad.
Los cabalistas construyeron toda una ciencia concerniente al Nombre de Dios. Cada letra consta de un cierto número de nudos de donde parten tres florones,
o bien inscriben las letras del Nombre en un triángulo, de esta manera:
Si en el primer esquema se multiplica el número de nudos por el de florones, se obtiene el número 72. Es también el número que se obtiene por el segundo esquema. ¿Cómo? Puesto que cada letra posee un número: Iod 10, He 5, Vav 6, sumando todas las letras ubicadas en el triángulo, se obtiene 72. Este número 72 forma la síntesis de todas las potencias del gran Nombre de Dios: Iod, He, Vav, He, las cuales son representadas por los 72 genios planetarios. Es lo que los cabalistas llaman el Schem Hamephorasch, literalmente: “El nombre en detalle...”17
Estos 72 genios trabajan en el universo y la tradición cuenta que fue gracias a ellos que Salomón pudo construir el Templo de Jerusalén. Pues aquél que conoce los nombres de los 72 genios, que conoce sus virtudes, sus poderes, así como los momentos del año o de la jornada durante los cuales debe invocarlos, realmente puede realizar grandes cosas.
Sevres, 27 de Marzo de 1960
16“Buscad el Reino de Dios y su Justicia”, Parte I: “La oración dominical: “Padre nuestro que estás en los Cielos”.
17El grano de la mostaza, Obras completas, t. 4, cap. I: “La vida eterna, es que Te conozcan, Tú el único verdadero Dios”.
V
La creación del mundo y la teoría de las emanaciones
Imaginemos ahora que asistimos a la creación del mundo. Naturalmente, es imposible comprender cómo ocurrió realmente. Pero todos los grandes espíritus que pudieron elevarse suficientemente alto como para recibir respuestas y profundizarlas, afirman que antes de la aparición del mundo reinaba un estado de no-actividad que han asimilado al reposo, al sueño. Ese estado de no-actividad estaba en realidad animado por un poderoso movimiento. Desde luego, esto es difícil de definir y de expresar. La imagen que puede darnos la mejor idea sobre ello, es la de una rueda que gira tan rápido que ya no se la ve mover: parece inmóvil. Los grandes Rishis de la India llaman a ese estado “pralaya”. Y de ese estado de reposo en la inmensidad infinita, Dios emergió para crear el mundo proyectando una substancia de Sí mismo que el Génesis llamó “luz”.
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