•Se impone el respeto a los hallazgos sin desviar la esencia de lo observado por el investigador o por lo expresado por los investigados.
•Se debe dar cuenta de la forma en la que los investigados y administran sus situaciones cotidianas.
•El énfasis debe ser puesto en aquellas interpretaciones que tengan más fuerza teórica o sean más consistentes con la misma investigación.
•Los instrumentos iniciales de recopilación de información son poco estructurados.
•El investigador mismo es quien recopila los datos del estudio.
•Las palabras son la principal base del análisis realizado, las cuales pueden ser ensambladas, reagrupadas o repartidas en expresiones que reflejen la realidad estudiada.
Rigor en la investigación cualitativa
Una de las principales críticas que ha recibido la investigación cualitativa está relacionada con su rigor y rigurosidad científica. Basados en el paradigma positivista, para el cual se han diseñado y aceptado indicadores cuantitativos, la investigación cualitativa ha sido considerada de menor rango, asociándola incluso tan solo con una “investigación exploratoria” que requiere ser “validada” por indicadores estadísticamente significativos. Con sus resultados, se busca formular las hipótesis que, al someterlas al escrutinio de los datos, sí permitirían arribar a conclusiones creíbles y válidas, propias de la investigación científica. Ello ha generado los llamados “estudios cuali-cuantitativos”, poniendo un contundente énfasis en lo cuantitativo como el único paradigma válido.
Esta postura, asumida por algunos investigadores, demuestra un claro desconocimiento de la rigurosidad y robustez de las investigaciones cualitativas y el impacto que ellas han tenido en el desarrollo de las ciencias sociales y humanas. Su aporte es tan científico como el proporcionado por las investigaciones positivistas. Si sus exigencias científicas no tuvieran el nivel requerido por la producción y creación de nuevos conocimientos, no existirían doctorados en los cuales la investigación cualitativa ha sido considerada como requisito para obtener el grado de muchos candidatos que han optado por esta postura epistemológica en el desarrollo de sus trabajos de tesis doctoral.
Las dificultades para profundizar y precisar los límites de este debate se deben, en parte, a lo que argumenta Devers (1999):
•No hay acuerdo ni unanimidad en lo que es y lo que significa la investigación cualitativa.
•Existen múltiples términos para designar lo “cualitativo” y ello ha generado contradictorias versiones que no han logrado consensos que puedan ser compartidos por todos los interesados. Mientras para unos es un paradigma independiente, autónomo y con sus propias reglas de operación, para otros es tan solo una categoría que debería ser parte de los análisis cuantitativos.
En medio de este debate se han erigido diversas posturas respecto a la posibilidad de establecer una interacción entre los dos paradigmas que sustentan epistemológicamente los dos tipos de investigación: cuantitativa y cualitativa. Según Creswell (1994), las posibilidades son tres:
a.La investigación cualitativa y la cuantitativa son mezclables.
b.Son inseparables.
c.Son irreconciliables (p. 51).
Más allá de la discusión académica sobre cuál posición adoptar frente a la utilización de un tipo de investigación u otra, los argumentos han girado alrededor de la confiabilidad y validez de una y otra. Los defensores relativistas se quejan del uso de parámetros positivistas para evaluar el resultado de su trabajo, haciendo relevante que los indicadores aplicados no corresponden con la naturaleza epistemológica de las investigaciones cualitativas. No aceptan que se les mida con criterios que son extraños a su visión de cómo desarrollar el estudio de los múltiples hechos sociales contextualizados y en función del momento histórico en que suceden (Altheide y Johnson, 1998; Leininger, 1994). En este sentido, deberían adoptarse otros criterios más acordes con el proceso que realizan (Lincoln y Guba, 1985; Leininger, 1994).
Por su parte, Guba y Lincoln (1989) han propuesto cuatro criterios basados en la confianza para que el trabajo cualitativo sea evaluado: credibilidad, transferibilidad, dependencia y confirmatoriedad. Para ello, sugieren recurrir a estrategias tales como: chequeo con codificación, categorización, confirmación con miembros de la población estudiada —member check — juicios de auditoría, corroboración estructural, análisis de casos negativos (Guba y Lincoln, 1981; Guba y Lincoln, 1982; Lincoln y Guba, 1985; Lincoln, 1995).
La autenticidad fue propuesta por Guba y Lincoln (1989) como único criterio constructivista para evaluar la calidad de cualquier investigación cualitativa. Guba (1981) indicó que algunas reflexiones eran antiguas y correspondían ser utilizadas como un conjunto de guías más que como otra ortodoxia (Guba y Lincoln, 1982). Diferentes atributos de sus juicios tienen, de hecho, aspectos esenciales para el progreso de estándares obtenidos para valorar la eficacia de la investigación cualitativa (Páramo y Ramírez, 2017).
Diversos enfoques de investigación cualitativa
La riqueza de enfoques propios de la investigación cualitativa ofrece una amplia gama de abordajes de múltiples problemas asociados a distintas ciencias sociales y humanas. Patton (2002) propuso una clasificación de cuya acepción se hace, a continuación, una breve descripción:
•Etnografía. Es el método básico de la Antropología y aborda la problemática de investigación alrededor de la cultura y sus múltiples expresiones y componentes: tradiciones, costumbres, creencias, leyendas, mitos, rituales, patrones, códigos, simbologías, entre otros. Se ve al hombre como un ser social que vive en comunidad y necesita de sus semejantes para poder existir y realizarse como parte de un conglomerado humano.
•Introspección personal subjetiva (IPS). Conocida también como auto-etnografía, recurre al propio investigador como fuente principal o única de datos. Como género autobiográfico, sustenta sus resultados en las experiencias de vida del investigador (Holbrook, 1989). La gran diferencia con la Etnografía es que no estudia al “otro”, sino a “sí mismo”; ello exige del investigador significativas dosis de honestidad, responsabilidad y compromiso con el proceso (Wallendorf y Brucks, 1993; Holbrook y Kuwahara, 1998).
•Constructivismo. Se ha concentrado en estudiar las múltiples y casi infinitas realidades tejidas por los miembros de una comunidad, así como las implicaciones que tales realidades creadas por consenso tienen sobre sus vidas y las cotidianas relaciones que mantienen entre sí. Acuden a las construcciones lingüísticas generadas y utilizadas en el seno de un grupo que las demanda para mantenerse en interacción, en función de sus propias necesidades y demandas humanas (Patton, 2002). Así, el constructivismo es relativo, de forma ontológica relativa y epistemológicamente subjetivo (Guba y Lincoln, 1990).
•Fenomenología. La fenomenología “indaga por lo natural de un fenómeno que hace que una cosa sea lo que es y sin la cual no sería lo que es” (Van Manen, 1990). A pesar de hablarse mucho de ella, existe gran confusión sobre lo que la fenomenología significa. A través de su historia ha sido vista como una filosofía (Husserl, 1967), como una teoría interpretativa (Denzin, 1978; Denzin, y Lincoln, 2000), como una perspectiva analítica (Schütz, 1964) y como la mayor tradición cualitativa (Creswell, 1994). Dedica parte de sus esfuerzos a estudiar a las personas describiendo sus cosas y experimentándolas mediante sus propios sentidos. Parte del hecho de que solo quien experimenta algo tiene autoridad para hablar de ello; lo demás es pura especulación (Moustakas, 1994).
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