Ideas prácticas acerca de cómo ayudar a tu niño a crecer espiritualmente
Donna J. Habenicht
Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, Rep. Argentina.
Índice de contenido
Tapa
Reconocimiento
Dedicatoria
Una palabra al lector
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Enséñales a amar
Ideas prácticas acerca de cómo ayudar a tu niño a crecer espiritualmente
Donna J. Habenicht
Dirección: Jael Jerez
Diseño de tapa: Romina Genski
Diseño del interior: Giannina Osorio
Ilustración: Propiedad de Shutterstock
Libro de edición argentina
IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina
Primera edición, e - Book
MMXXI
Es propiedad. © 2000 Asociación Publicadora Interamericana.
© 2016, 2021 Asociación Casa Editora Sudamericana.
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.
ISBN 978-987-798-343-2
Habenicht, Donna J.Enséñales a amar : Ideas prácticas acerca de cómo ayudar a tu niño a crecer espiritualmente / Donna J. Habenicht / Dirigido por Jael Jerez. - 1ª ed . - Florida : Asociación Casa Editora Sudamericana, 2021.Libro digital, EPUBArchivo digital: OnlineISBN 978-987-798-343-21. Vida cristiana. I. Jerez, Jael, dir. II. Título.CDD 248.4 |
Publicado el 22 de enero de 2021 por la Asociación Casa Editora Sudamericana (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).
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Cuando tenía 11 años, comencé a enseñar en una clase de jardín de infantes de la Escuela Sabática, en Monterrey, México. Desde entonces hasta ahora, el trabajo por el crecimiento espiritual de los niños ha sido el foco central de mi vida profesional y personal. Este libro es la culminación de toda una vida de estudio acerca de cómo ayudar a los niños a desarrollarse espiritualmente.
Muchas personas contribuyeron a la producción de este libro. No podría haber sido escrito sin el apoyo de la Escuela de Educación de la Universidad Andrews. Mi especial gratitud para Warren Minder, el decano, y para Elsie Jackson, Marion Merchant y mis otros colegas en el Departamento de Educación y Consejería Psicológica. Su apoyo fue esencial.
Aileen Sox me brindó la posibilidad de escribir para Our Little Friend; fue mi primera oportunidad de “escribir lo que yo quisiera” para los padres. Partes de este libro aparecieron por primera vez en “Parents Place” [El lugar de los padres] en esa revista. Sin el aliento de Aileen para que siguiera escribiendo, quizás habría dejado de hacerlo.
Me armé de valor para escribir, gracias al entusiasta apoyo de Penny Wheeler a la idea de este libro. La experta redacción de Gerald Wheeler convirtió mi manuscrito en inglés en un libro tangible.
Quiero agradecer a los padres y maestros que han asistido a mis cursillos, a través de los años. Ellos han contribuido a este libro más de lo que se imaginan. Por muchos años, he enseñado a niños, jóvenes y adultos en la escuela y en la iglesia. Ellos también han contribuido significativamente al proponer desafíos a mi pensamiento y compartir sus experiencias. Como los relatos de este libro tienen que ver con personas reales, he cambiado sus nombres y detalles que pudieran identificarlos, a fin de proteger su identidad.
Y en forma muy especial, quiero agradecer a mi familia por su ayuda. En primer lugar, a mis padres, Edward y Cora Lugenbeal, quienes nutrieron mi propio crecimiento espiritual durante mi niñez y mi adolescencia. Si bien ambos ya duermen en Jesús, su influencia sigue viviendo en estas páginas. Mi esposo, a quien he dedicado este libro, fue mi firme sostén durante el difícil proceso de producirlo. Me edificó un lugar para escribir, toleró mi “programa imposible”, cocinó, limpió, pagó las boletas de gastos e hizo mandados. Para abreviar, hizo “todo lo demás”, para que yo pudiera escribir. Nuestros hijos y nietos merecen también un gran “muchas gracias”. A través de los años, me enseñaron muchas cosas acerca de cómo los niños crecen espiritualmente. Larry y Debbie me proveyeron amablemente un hermoso cuarto con vista al mar Caribe, donde escribí una gran parte del libro. Nancy y Bruce leyeron parte del manuscrito y me brindaron ánimo y amistad a lo largo del camino. Liza, Jeff, Jonathan y David, nuestros nietos, son los héroes de algunos de los relatos. Ellos son la verdadera razón por la cual quise escribir este libro. ¡Quiero verlos a ellos –y a todos los niños del mundo– saltando y gritando con entusiasmo al encontrarse con su Mejor Amigo, Jesús, cuando su gloria llene los cielos y venga para llevarlos a casa!
Este libro está dedicado a Herald, quien me amó durante la producción de cada página.
Estimados padres (abuelos, maestros, y cualquiera que ame a los niños):
Cuando mis hijos eran pequeños, leí el libro La conducción del niño una y otra vez. Abrigaba el profundo deseo de ayudar a mis hijos a crecer espiritualmente. Pero a veces me desanimaba. Las normas parecían ser muy elevadas y no sabía qué hacer con todos los problemas diarios. Como resultado de eso, necesitaba de alguien que me diera ideas, y que me las hiciera prácticas.
Mi intención en este libro es ofrecerte ideas prácticas. Ninguna familia podría jamás poner en práctica todas las sugerencias dadas en estas páginas. Este es un manual de ideas, como también una explicación de cómo los niños se desarrollan espiritualmente. Cuando entiendas cómo ocurre el desarrollo espiritual durante la niñez, los problemas de todos los días no te parecerán tan abrumadores. Escoge, entre las muchas ideas presentadas aquí, aquellas que parezcan adecuarse mejor a tu familia y a los niños que amas.
Cuando miro hacia atrás, siento el deseo de que muchas cosas hubieran sido diferentes. Pero a pesar de mi ineptitud juvenil, Dios nos bendijo. Me doy cuenta ahora de que él ama a nuestros niños, aún más que nosotros. Su Espíritu los sigue por dondequiera que van. Anhela acunarlos en sus brazos, bendecirlos y ofrecerles la vida eterna. Y nunca se desanima. Su Espíritu está con ellos cada minuto; su promesa es segura.
Que su Espíritu esté contigo al leer estas páginas.
Donna J. Habenicht
Capítulo 1
Primeros pasos: el amor
“Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”. Jeremías 31:3
Cuando traías orgullosamente a casa a tu bebé desde el hospital, envuelto en una mantilla blanca, regalo de la abuelita, y con instrucciones de las enfermeras acerca de cómo alimentarlo,
hacerlo eructar, bañarlo y cambiarlo, es probable que lo último en lo que estuvieras pensando fuese el crecimiento espiritual de tu angelito. ¡Oh, sí, ciertamente tenías algunas preguntas acerca del desarrollo del carácter y, mientras esperabas la llegada del niño, leíste una buena porción de La conducción del niño ! Pero lo que encontraste parecía tan abrumador: ¡una norma de perfección maternal que solo los ángeles podrían alcanzar! Y en ese momento, los asuntos más urgentes eran: la alimentación, hacerlo eructar, el baño, el cambio de ropa, y –no lo vayas a olvidar– el sueño. Crecimiento espiritual… eso vendrá después, seguramente.
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