José Antonio Morán Varela - La frontera que habla

Здесь есть возможность читать онлайн «José Antonio Morán Varela - La frontera que habla» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La frontera que habla: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La frontera que habla»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El autor nos invita a que nos embarquemos en una metafórica canoa y le acompañemos por los ríos de las cuencas del Orinoco y Amazonas que delimitan la frontera de Colombia con Venezuela y Brasil por donde se adentró en 2017 justo después de los acuerdos de paz con las FARC. Nos guiará, con la frescura del foráneo, a través de una narración que busca iluminar la opacidad impuesta por el conflicto bélico que dejó a la zona sin cronistas durante medio siglo.
Pero el viaje, repleto de aventura y contratiempos, no es más que el hilo conductor para trascender lo anecdótico, la excusa para convertir cualquier parada, conversación o incidencia en historias reveladoras de la esencia de una Colombia que, como si de un funambulista se tratara, necesita mirar hacia adelante para no caer al abismo que le rodea. Nada como transitar sus fronteras para reflexionar sobre lo que ocurre en su interior, nada como trasladarse por la marginalidad de su difusa y porosa periferia para descubrir en cada recodo voces en busca de oídos que les liberen de sus infinitos ecos, paisajes que claman por no acoger a individuos siniestros y sueños esperanzados con materializarse.
Los dispares personajes que con una naturalidad no exenta de drama se irá encontrando el viajero-lector, le retarán a introducirse por recovecos mentales con los que posicionarse ante los múltiples desafíos que le saldrán al paso. Es lo que ocurre cuando se presta atención a una frontera que habla. Es así como comenzará a familiarizarse con el que tal vez sea el país menos comprendido de Latinoamérica; y posiblemente, al final del recorrido, se unirá a Humboldt para proclamar que «La visión más peligrosa del mundo es la de aquellos que no han visto mundo».

La frontera que habla — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La frontera que habla», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Como dice Wade Davis, refiriéndose a Perú, «ningún funcionario de salud pública hizo lo obvio: analizar las hojas para encontrar, exactamente, qué contenían», y, cuando se investigó, se vio «que la coca era inofensiva, que la cantidad de cocaína en las hojas era reducida y que absorbida con unos cuantos elementos más, se mitigaba el efecto del alcaloide (...) contenía tan impresionante cantidad de vitaminas y minerales que Duke (Jim Duke) la comparaba con el contenido nutricional promedio de cincuenta alimentos consumidos regularmente en Sudamérica».52 La asociación que actualmente se sigue haciendo de las hojas de coca con la cocaína no expresa más que la ignorancia de políticas lideradas por EE.UU. y secundadas por casi el resto de los países que contribuyen a criminalizar lo que no es más que la expresión cultural de unos pueblos para adaptarse a sus circunstancias. Lo que está claro es que la cocaína traspasó fronteras físicas y culturales y que no da marcha atrás por mucha prohibición que haya contra ella.

• • •

Si cuando mataron en 2007 al Negro Acacio el tráfico de cocaína era más que considerable, cinco años después, en 2012, se calcularon en 78.000 las hectáreas cultivadas y en 165 las toneladas obtenidas; pero para 2017 las primeras habían ascendido a 230.000 y las segundas a 900. Algunos acusan el incremento a la detención de las fumigaciones a raíz de los acuerdos de paz y otros a la irrupción de nuevos actores en las zonas abandonadas por los guerrilleros; lo cierto es que los narcoparamilitares, ahora sin la competencia de las FARC, han ido encontrando la manera de burlar los obstáculos que les han puesto; si les decomisan sus cocinas en la selva, las llevan a alta mar a barcos de pescadores; si vigilan más las fronteras, contratan a técnicos de la ex—unión soviética para construir minisubmarinos de fibra de vidrio con los que llegar a Centroamérica;53 si se complica la venta en Colombia, se exporta el cancerígeno modelo a México y Guatemala.

Según todos los indicios, siguen a pleno rendimiento las tres zonas de Colombia por donde se saca el blanco maná; una de ellas es la comprendida entre Meta, Caquetá y Guaviare adonde con toda probabilidad se dirigía a cargar la avioneta que acabábamos de ver y que reemprendería el vuelo hacia Venezuela o Brasil.54 Es evidente que la frontera con Venezuela sigue siendo una zona caliente del narcotráfico aunque este haya mudado de rostro. Todos los datos indican que en EE.UU. y Europa cada vez hay más consumidores y más posibilidad para adquirir cocaína a más bajo precio, por lo que el negocio no cesa; algunos cálculos señalan que en el país de América del Norte se produce una muerte por sobredosis cada cincuenta minutos. Por eso no extraña, en principio, que Jesús Santrich, miembro de las FARC participante en los diálogos de paz, fuera detenido el nueve de abril de 2018 bajo la acusación (muy poco fundamentada según todos los indicios) de haber enviado diez toneladas a EE.UU., ni que se tengan cada vez más noticias de cómo redes mafiosas mexicanas, italianas y rusas se van instalando en Colombia.

A la luz de todo lo ocurrido con la hoja de coca, habría que recuperar las proféticas palabras sobre la coca que un sacerdote del templo de la Isla del Sol del lago Titicaca pronunció en 1500 ante su público antes de ser torturado y asesinado por los españoles:

Para vosotros será espiritualidad, para ellos idiotez (...) y cuando los blancos traten de hacer lo mismo y se atrevan también ellos a usar esta hoja como vosotros, a ellos les sucederá lo contrario. Su jugo, que para vosotros será la fuerza de la vida, para vuestros dominadores será un vicio repugnante y degradante. Mientras para vosotros, indígenas, será un alimento espiritual, a ellos les causará idiotez y locura...55

• • •

—¿Te has fijado que no hemos visto militares en todo el trayecto aunque Alicia la de Puerto Carreño nos había dicho que estaban por todas partes? —me preguntó Silvia durante un paseo por Garcitas.

—Sí que me había percatado, pero no encuentro la lógica porque la zona sigue caliente y el ejército tiene más efectivos libres para concentrarse en ella; necesitamos más tiempo para interpretarlo. Desde luego —continué en tono conspirador—, se debe a decisiones tomadas en las altas esferas con algún objetivo. ¿Y si al gobierno le interesara que no se pacifique completamente el país para justificar el enorme gasto militar y el apoyo estadounidense?

—Ve un poco más allá —prosiguió en el mismo tono—. Fíjate que los partidos políticos que ascienden en todas partes son los que tienen un enemigo claro al que combatir, ya sea real o inventado. En Colombia, si dejan residuos del conflicto armado, no necesitan inventarse nada.

—Me pregunto qué pensarán los de Garcitas de todo el asunto porque ellos están directamente afectados —contesté pensativo.

—Sí, los de Garcitas y... los que trabajaron y combatieron con los paramilitares, los que aún siguen en grupos armados, los que desean por todos los medios que el conflicto termine, los que se lucran con la clandestinidad... —prosiguió enumerando a quienes de una u otra forma les afecta la ausencia del ejército.

5

Utopía perdida

Compramos algunos alimentos enlatados al amable tendero de Garcitas y nos embarcamos nuevamente, aunque esta vez en una lanchita que parecía de paseo; tenía dos asientos en la parte delantera, en los que nos situaron a nosotros y dos en la popa de la que sobresalía un renqueante y fallón motor al que Perry y Luis estaban acostumbrados. Enseguida la relación con ellos fue fluida y alegre; constatamos que los cuatro éramos una especie de piezas enlazadas por Mauricio desde Inírida; ninguno teníamos una visión de conjunto y por tanto había que ir improvisando. Así comenzó esta nueva parte del viaje remontando el Orinoco sin posibilidades de comunicación con el exterior, sin lugares habitados durante horas de navegación y sin prisas para nada; dispondríamos a nuestro antojo de todas las horas de los días y de las noches. La navegación con la frágil lancha era más relajada que con la voladora aunque, obviamente, más lenta. Pero no importaba porque el camino en sí mismo era la esencia del viaje; no se trataba tanto de llegar como de disfrutar con los sentidos alerta en medio de aquella embriagadora naturaleza.

Por primera vez en el recorrido percibí que estaba regresando a la selva. El rítmico balanceo de la lancha, como si de un mantra se tratara, me trasladó a otra parte de la realidad, esa en la que uno siempre es principiante porque habla otro idioma, esa que te abre sus puertas para que salgas de la rutina de tu mundo y que te embruja mirándote de frente; esa es la selva. Las márgenes del Orinoco habían dejado de ser simples líneas verdes, como ocurría desde la voladora, para convertirse en imaginativas posibilidades de visualizar los seres que las habitaban. Los árboles se fragmentaban en hojas que curaban, en troncos de los que salían canoas, en semillas que se cocían, en hojas que cobijaban. El follaje era la cortina para que no viéramos a los indígenas que, tras ella, realizaban sus tareas cotidianas. El río se presentaba como fuente inagotable de vida y como constructor natural de vías para desplazarse. Hasta el ruido del motor era una excusa para presentir, desde su ausencia, el sonido de los animales y el rumor de los arroyos. Podía incluso adquirir la visión cenital de los modernos fotógrafos espaciales para percibirnos, miniaturizados, avanzando entre la inmensidad verde; y hasta me permitía, a ratos, reflexionar sobre los efectos del progreso mal entendido que podían dar al traste con todo en el momento que alguien se lo propusiera. El despertar de la imaginación fue el primer indicador de que la selva nos estaba acogiendo, y lo digo en plural porque, cuando le pregunté, Silvia lo corroboró.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La frontera que habla»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La frontera que habla» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


José Antonio Pejovés Macedo - El Tribunal del Consulado de Lima
José Antonio Pejovés Macedo
José Manuel Benítez Ariza - Cosas que no creeríais
José Manuel Benítez Ariza
José Antonio Gurpegui Palacios - Hemingway and Existentialism
José Antonio Gurpegui Palacios
Antonio Linares Rodríguez - Para que no gane el olvido
Antonio Linares Rodríguez
José Antonio Baigorri Goñi - La filosofía contada por sus protagonistas
José Antonio Baigorri Goñi
José Antonio Otegui - El gorrión en el nido
José Antonio Otegui
Teresa Díaz Varela - Cuando el cuerpo habla
Teresa Díaz Varela
José Antonio Berenguer Berenguer - Redes sociales y marketing 2. COMM092PO
José Antonio Berenguer Berenguer
Отзывы о книге «La frontera que habla»

Обсуждение, отзывы о книге «La frontera que habla» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x