Otro efecto de esta infección es que las cándidas pueden encajar en los receptores hormonales de las células compitiendo con hormonas. El problema es que pueden imitar a las hormonas pero no pueden llevar a cabo las funciones de estas. Las cándidas también pueden crear receptores de nuestras propias hormonas en sus superficies. Esta intromisión en el sistema hormonal puede causar un bloqueo y desequilibrio dando como resultado síntomas como el síndrome premenstrual (hinchazón, dolor de pechos, cansancio, dolores de cabeza, cambios de humor…), infertilidad, miomas, endometriosis, entre otros.
Algunas cándidas producen la enzima tiaminosa que destruye la vitamina B1. La deficiencia de esta vitamina puede causar síntomas como dolor muscular, dolor de ojos, irritabilidad, poca concentración, falta de memoria, dolor de estómago, estreñimiento, hormigueo de las manos y taquicardia.
La candidiasis, por otro lado, también impide la conversión de la vitamina B6 en su forma activa, piridoxal-5-fosfato, pudiendo causar síntomas como retención de líquido, depresión, nerviosismo, temblores musculares, calambres, falta de energía y piel seca.
Las personas con candidiasis tienen una fábrica de alcohol en sus intestinos. Al igual que en las bodegas de vino se mezcla levadura y azúcar para producir alcohol, de la misma manera cuando en el intestino hay un exceso de levaduras y se les da azúcar a través de la alimentación, estas producen alcohol, mareando a la persona, haciéndola sentir con resaca al día siguiente, intoxicando al hígado de la misma manera que si hubiera pasado una noche de fiesta.
Fases de desintoxicación del hígado
Debido al grado de toxicidad en el que se encuentra la persona con candidiasis, el hígado tiene que filtrar una gran cantidad de químicos y toxinas. Este órgano dispone de dos fases de desintoxicación: la Fase 1 y la Fase 2. En la primera fase, llevada a cabo por una serie de enzimas conocidas como P-450, en realidad no se eliminan las sustancias tóxicas, sino que se las prepara para ser degradadas y eliminadas. Para que esta fase se lleve a cabo, son de vital importancia los minerales zinc, cobre y magnesio, además de las vitaminas B2, B6, B12 y ácido fólico. En esta fase de preparación las propias sustancias que han de degradarse y eliminarse se convierten, temporalmente, en sustancias muy tóxicas.
Por otro lado, la Fase 2 es donde estas sustancias altamente tóxicas son unidas a ciertos nutrientes, como el glutatión, azufre y glicina, para ser desintoxicadas. Sin embargo, como ya has visto, las cándidas pueden producir inflamación intestinal impidiendo la absorción de nutrientes y, por otro aparte, pueden destruir la vitamina B6 y el glutatión, ambos nutrientes vitales para las dos fases de desintoxicación del hígado.
Este fallo en la desintoxicación del hígado hace que la persona con candidiasis se sienta tóxica y que no soporte estar en contacto con perfumes, humos u otros químicos.
Así pues, cuando hablamos de candidiasis no sólo nos estamos refiriendo a un crecimiento de hongos en el organismo sino también a una desnutrición celular, inflamación generalizada, un inmenso trabajo y desgaste del sistema inmunitario con su consiguiente bajada de defensas, y un exceso de toxicidad que abruma a los órganos de desintoxicación como hígado, riñones y piel… no es de extrañar que una persona con candidiasis desde hace años, sufra una gran cantidad de síntomas.
Tampoco es de extrañar que alguien con dicho desequilibrio en su organismo, se desespere cuando no encuentra explicación a sus síntomas en las consultas médicas. Todos estos desequilibrios no se manifiestan en análisis, ni en colonoscopias, ecografías, radiografías… He visto muchos análisis de sangre perfectos de personas con severa sintomatología de candidiasis. Lo que la medicina convencional considera niveles normales de vitaminas y minerales se aleja de lo que el organismo realmente necesita para sentirse óptimo.
En la Segunda Guerra Mundial, debido a la escasez de alimentos, se tuvo que determinar un mínimo de nutrientes necesarios para no desarrollar enfermedades como escorbuto, pelagra y otras enfermedades relacionadas con la desnutrición. La repartición de comida para cada ciudadano debía mantener estos niveles mínimos, con el fin de que no desarrollara esas enfermedades. Estos niveles, aunque se van revisando, siguen siendo bajos y son los recomendados por la ley como «Cantidad Diaria Recomendada» (CDR) que aparece en los botes de vitaminas y minerales. Una cosa es no desarrollar una enfermedad como el escorbuto por falta de vitamina C y otra es sentirse óptimo, o incluso disponer de unas «despensas» nutricionales para enfrentarse a los baches de la vida, como una gripe o una candidiasis o un periodo largo de estrés.
Por lo tanto, cuando en un análisis de sangre aparece un nivel «normal» de algún nutriente (sea vitamina o mineral), no significa que ese nivel sea el adecuado. Tampoco cuando un nutriente sale en exceso en un análisis significa que realmente esté en exceso, puede ser que ese nivel elevado sea, sencillamente, el correcto. También podría significar, y esto no se contempla nunca, que ese exceso sea porque el nutriente no puede ser absorbido adecuadamente a las células.
Sin embargo, cuando los niveles son bajos, entonces sí es significativo y mucho. Si los valores permitidos por la medicina, que de por sí suelen ser bajos, salen deficientes, ¡entonces es que la deficiencia es severa!.
Los síntomas de la candidiasis son muy amplios y pueden aparecer en muchas otras enfermedades o desequilibrios. Por eso, es importante tener en cuenta no sólo los síntomas sino el historial completo de la persona.
Cuando enfermas no suele ser por una única razón, aunque esta sí pueda ser el detonante. A veces, a raíz de un antibiótico o de una operación o de un virus puedes poner un antes y un después, con fecha incluida, en tu salud. Sin embargo, la realidad es que ese factor clave detonante es sólo la última causa, no el origen.
Piensa que tu cuerpo está programado para estar sano. Bastantes factores distintos tienen que darse, con el suficiente tiempo, para que enfermes. Cuando el desequilibrio finalmente se manifiesta es que tu cuerpo lleva tiempo desajustándose. Esto es como la sed, cuando la sientes es que el organismo ya lleva rato deshidratándose.
Por este motivo procura no agarrarte a una razón única, ni tengas la necesidad de saber exactamente lo que pasó, cómo y cuándo, porque nunca lo sabrás con certeza. Tu candidiasis es la acumulación de «desintonizaciones» físicas, emocionales y mentales contigo mismo/a a lo largo del tiempo.
Aquí te presento algunas o todas las posibles causas que han podido contribuir al desarrollo de tu candidiasis:
Dieta rica en carbohidratos refinados y azúcares
En otras palabras, pan, pasta, pizzas, arroz, postres, galletas, azúcar y otros edulcorantes, exceso de fruta, bollería, pastelería, chuches, refrescos, etc.
Cuando hablo de pan me refiero también al llamado integral que se puede encontrar en panaderías comunes y que no es más que harina blanca de trigo mezclado con salvado de trigo, que puede causar irritación intestinal.
A las cándidas, y en general también a las bacterias y parásitos, les encanta la glucosa. De esta forma, cuando comemos ya sea un bocadillo de crema de chocolate, un plato de arroz blanco o pasta, o una pasta dulce, en su digestión se liberan grandes cantidades de glucosa que al pulular por nuestra sangre alimentará a cualquiera de estos microorganismos mencionados, esté donde esté en nuestro cuerpo. El efecto puede ser casi inmediato.
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