El secreto del pergamino
© 2004, Xavier Musquera
© 2008, Ediciones Corona Borealis
Diseño interior: Olga Canals y Carlos Gutiérrez
Diseño de cubierta: ALPOMA
Primera edición: marzo 2008
Segunda edición: mayo 2021
Todos los derechos reservados. No está permitida la reimpresión de parte alguna de este libro, ni tampoco su reproducción, ni utilización, en cualquier forma o por cualquier medio, bien sea electrónico, mecánico, químico o de otro tipo, tanto conocido como los que puedan inventarse, incluyendo el fotocopiado o grabación, ni se permite su almacenamiento en un sistema de información y recuperación, sin el permiso anticipado y por escrito del editor.
Ediciones Corona Borealis
Avda. Gregorio Prieto, 19 A ; 29010 Málaga.
Tfno. (+34) 951 336 282 (+34) 645 812 023
www.coronaborealis.es
A mis nietos
Índice
Portada
Título
Créditos El secreto del pergamino © 2004, Xavier Musquera © 2008, Ediciones Corona Borealis Diseño interior: Olga Canals y Carlos Gutiérrez Diseño de cubierta: ALPOMA Primera edición: marzo 2008 Segunda edición: mayo 2021 Todos los derechos reservados. No está permitida la reimpresión de parte alguna de este libro, ni tampoco su reproducción, ni utilización, en cualquier forma o por cualquier medio, bien sea electrónico, mecánico, químico o de otro tipo, tanto conocido como los que puedan inventarse, incluyendo el fotocopiado o grabación, ni se permite su almacenamiento en un sistema de información y recuperación, sin el permiso anticipado y por escrito del editor. Ediciones Corona Borealis Avda. Gregorio Prieto, 19 A ; 29010 Málaga. Tfno. (+34) 951 336 282 (+34) 645 812 023 www.coronaborealis.es
Dedicatoria A mis nietos
Parte I
El Hallazgo
El Inicio
Comprobaciones
La Cita
La Búsqueda
Aparece El Temple
Nuevos Indicios
El Encuentro
La Reunión
De Nuevo Merrillot
Parte II
El Viaje
Carcassonne
Levantando El Velo
Preparativos
Parte III
El Descubrimiento
Reflexiones
Kurt Y Joseph
Dudas
A Solas
Parte IV
Los Castillos
El Aude
Punto Y Seguido
Más Castillos
Más Visitas
Montségur
Parte V
Las Cuevas
La Anciana
La Salida
El Guía
El Agua
Janinne
Parte VI
El Desenlace
¿el Final?
Nota del autor
PARTE I
Sonó el timbre. Las puertas de las aulas se abrieron y centenares de jóvenes irrumpieron por los largos y anchos corredores como si se tratara de una auténtica estampida. Risas motivadas por la última ocurrencia en el aula, comentarios o burlas sobre tal o cual compañero, críticas sobre un modo de vestir, susurros y cuchicheos sobre nuevos amoríos, buenas y malas experiencias, sentimientos traicionados, emociones vividas, sueños y esperanzas que tarde o temprano se verían truncadas o cumplidas.
Esa es la UCL, la Universidad Católica de Lovaina. Una muestra de la realidad social del país. Un territorio de acogida, en el que seres de distintas naciones buscan un futuro mejor. Un lugar en el que los jóvenes adquieren los conocimientos necesarios para labrarse un porvenir y entrar así en esa feroz competitividad laboral para formar una familia y poder sumergirse en esa rueda que no ha cesado jamás de girar y de la que nadie puede salirse jamás. Lo establecido.
Esa mañana, un tímido sol, como vergonzoso, que no osaba salir de entre las tupidas nubes, avivaba los colores ocres y rosados de los edificios universitarios. Algunos alumnos se dirigían hacia la pequeña fuente en la que aparecían las esculturas de dos estudiantes llamados León y Valérie en actitud de leer. Otros se dirigían a «Les Halles», centro administrativo construido sobre una antigua estación en la que existe una exposición permanente de Paul Delvaux, adyacente a la pequeña plaza «des Wallons», rodeada de galerías comerciales. Todo un mundo en miniatura en el que no podían faltar restaurantes como «Le Sablon», «Le Galilée» o «Le Resto 80». En ellos, los estudiantes podían elegir entre una amplia gama de menús, cuyos precios oscilaban alrededor de los 2,3 €, puesto que gran parte del coste era soportado por el Gobierno.
Yves se dirigió a uno de ellos, que servía de punto de encuentro para reunirse con sus amigos cuando salían de clase. Al cabo de unos minutos vio acercarse a Corinne. Rubia, alta y espigada, era la viva representación de la joven nórdica.
— Hola Yves.
—¿Qué tal Corinne?
—Bien, hoy mucho mejor. Ayer tenía una jaqueca terrible, creo que la presión atmosférica estaba para algo.
—A mí me fastidia la humedad, me levanto siempre dolorido.
—Pues chico, elegiste el lugar ideal para nacer.
—¿Tú crees que lo elegimos?
—No empieces Yves… Ya tengo suficientes problemas como para filosofar en este momento.
—¿Los estudios?
—Se trata del reciente divorcio de mis padres…
—Mejor darse cuenta de que se tomó el camino equivocado, que no al final del mismo, cuando ya no tiene remedio. El tiempo te demostrará que es mejor así. ¡Anda, vamos a tomar algo!
Yves era un buen amigo, alguien en quien confiar. Siempre de buen humor, a pesar de que su sarcasmo e ironía no siempre resultaban oportunos. Aquél era un momento difícil para la joven. Ahora todo saltaba por los aires y un cambio en su vida se presentaba ineludiblemente.
—¿Qué prefieres: maría, coca, peyote, hachís, LSD?… Aquí, en la facultad de Filosofía tenemos de todo. Si no nos colocamos, no podemos ver las cosas claras… —el comentario de su amigo la hizo sonreír.
—Un café.
—Pues yo tomaré… un buen chute.
Al cabo de unos instantes, Yves regresó con su café y una coca-cola.
—Creo que lo mejor en estos casos es no darle demasiadas vueltas. Dedicarte por entero a tu trabajo y no dejar ninguna rendija por la que pueda penetrar la tristeza y el desánimo. ¿Me lo prometes? —la joven miró a su amigo por encima de la humeante taza y afirmó con la cabeza.
—¡Así me gusta! Ten presente que si te veo con mala cara, te prometo que te doy una colleja —esta vez el comentario le provocó una abierta sonrisa.
—¡Vamos, «la navette» sale de aquí pocos minutos!
La navette es el nombre que recibe el transporte que efectúa 18 viajes diariamente y que une la UCL de Bruselas con la UCL de Lovaina, es decir en Louvain-la-Neuve.
—¿Sabes algo de Paul? —preguntó ella.
—Sí, tuvo que irse rápido al Delhaize, antes del cierre. En el «frigo» apenas le quedaba nada que llevarse a la boca. ¡Te dejo, hasta mañana, ciao!
Por su mente pasó la imagen de Paul. Serio, tal vez en exceso, poseía ese aspecto de aplomo y seguridad que sólo se adquiere con los años y que no todos alcanzan. Reflexivo y coherente con todos, siempre tenía la palabra justa para cada circunstancia. Su carácter contrastaba enormemente con el de sus compañeros. Parecía mucho mayor de lo que era. Cuando la miraba, veía en sus ojos cierta admiración y respeto, cosa poco frecuente entre sus compañeros de aula. Entre ellos era costumbre el aquí te pillo y aquí te mato. Paul se veía a las claras que no era esa clase de hombre. Poseía unos principios y una escala de valores etiquetados de tradicionales por una mal llamada modernidad. Estos principios fuertemente arraigados en él, se transmitían en su forma de ser y en su comportamiento. No, Paul no era como los demás. Él pertenecía a un rebaño distinto, mucho menos numeroso, que ha existido desde la noche de los tiempos.
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