El Camino del Duelo
Aprendiendo a vivir después
de una pérdida
Xavier Muñoz Gallego-Mariné
El Camino del Duelo
Aprendiendo a vivir después
de una pérdida
Segunda edición reformada y ampliada
1ª Edición: Febrero 2010
2ª Edición: Julio 2018
2018 – Xavier Muñoz Gallego-Mariné
Foto Portada: Xavier Muñoz Gallego-Mariné
Diseño cubierta: Jaume Salinas
Compaginación, maquetación y montaje cubierta: Veronika Planier
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ISBN formato papel: 978-84-945608-5-9
ISBN formato ebook: 978-84-945608-6-6
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www.sentirlavida.com
“La luz del cuerpo es el ojo. Por tanto,
si tu ojo estuviese sano, todo tu cuerpo estará en la luz;
pero si tu ojo estuviese enfermo,
todo tu cuerpo estará oscuro.
Y si la luz que hay en ti son tinieblas,
¿cuánta será la oscuridad?”
(San Mateo 6:22,23)
A ti, Marta. Esposa, compañera, amante,
confidente y maestra en vida y más allá de
esta vida. Amada desde lo más profundo de
mi alma, en pasado, presente y futuro.
A ti, Isabel, fiel compañera de viaje
que con tu profunda dulzura y paciencia
me ayudaste a reencontrar el camino,
y mi propio ser.
A vosotros, Marc, Haizea, Iker y Odei.
Hijos y nietos queridísimos, porque siembre
habéis sabido estar, con vuestro amor,
vuestra presencia y vuestra paciencia
Y a ti, lector o lectora, para quien deseo
que estas páginas sean un espejo en el que
mirarte, y un poco de luz en este largo,
duro y complicado camino en el que te has
encontrado, sin vuelta atrás posible.
Buenos dias, amor
“Abro los ojos, está amaneciendo.
Veo los tuyos, me estás mirando.
Veo tu boca, me estás sonriendo.
La misma mirada, cada mañana,
la misma sonrisa… de papel.
Así son ahora tus buenos días,
silenciosos, pero yo los siento,
aquí dentro, profundamente.
Te sonrío y te contesto:
“Buenos días, Amor,
te quiero con toda mi alma.”
Y en silencio, me recuerdas,
cuánto me amas,
y yo lo siento aquí,
aquí dentro, profundamente.
Tan sólo deseo que hoy también,
tu luz ilumine la oscuridad
de mis pensamientos.
Y tu amor me pinte la cara
de color esperanza.
Buenos días, Amor,
esta noche te cuento…”
(Autor desconocido)
Prólogo
Hace ya 13 años comenzaba mi andadura por ese kafkiano camino llamado “Duelo”. Sabía que iba a ser duro, pero estaba lejos de imaginar hasta qué punto lo sería, como lejos estaba también de saber cuál sería el final tras tanto sufrimiento.
La vida me había robado a quien más quería. Aquella dulce mujer con la que todo tomaba sentido y con quien compartí hogar, trabajo, hijos, sueños, ilusiones, frustraciones, proyectos,… Me había quedado desnudo y aterrorizado ante la vida.
Sin Marta a mi lado sentí que lo había perdido todo. Los primeros días fueron un deambular por la vida cual un autómata sin rumbo ni sentido. Hasta mis propias percepciones me resultaban extrañas y desconocidas casi en su totalidad, observándome a mí mismo consciente de que aquel no era yo.
¿A qué me enfrentaba?, ¿cómo podía haber un final feliz en aquel pozo de desesperación y sin sentido en el que me hallaba, si con su pérdida también me había perdido yo?
La primera noche, la primera semana, el primer mes, el primer año,… y, con ellos, el primer aniversario, las primeras Navidades, los primeros Reyes, Semana Santa, Verano,… Un sinfín de fechas cargadas de dramatismo y dolor inhumanos, a los que enfrentarte sin más ayuda que tu propio ser interior. Un ser maltrecho que parecía no encontrar salida alguna, ni respuesta capaz de dar aliento a quien, desesperado, buscaba cualquier cosa a la que agarrarse, cualquier consejo, libro, palabra, … con tal de saber qué hacer y por donde tirar.
Desde entonces para acá ya han transcurrido 13 años. Hoy parecen muchos, y no sabría decirte si largos o cortos, quizás sólo esto, años hasta llegar a este momento en concreto, al hoy, un presente en el que el camino realizado te da aquella perspectiva y serenidad que nunca imaginaste llegar a conseguir jamás.
Parece mentira la enorme capacidad que llegamos a tener escondida en nuestro interior más profundo. Si en aquellos momentos hubiera imaginado o intuido su existencia, quizás hubiera sido todo un poco más llevadero, pero parece ser que sólo con el sufrimiento llegamos a aprender y crecer de verdad. Recorriendo este sendero nació mi libro “El Camino del Duelo. Aprendiendo a vivir después de una pérdida”, con la única intención de aportar mi experiencia a quienes se encontraran dando sus primeros pasos por semejante trayecto infernal. Sólo deseaba ser útil.
En su momento, y a pesar de mi formación académica, nada sabía acerca del Duelo. Había leído a la Dra. Elisabeth Kübler-Ross en su libro “La Muerte un Amanecer”, pero parecía no recordar ni estar en disposición de creer nada, a pesar de andar como loco buscando lecturas serias sobre la muerte y el duelo.
Poco a poco fui descubriendo más autores, así como la existencia de algunos centros especializados en el soporte a personas que estuvieran pasando por una pérdida, cosa que me hizo ver lo poco informados que llegamos a estar ante el reto de tener que afrontar una situación tan inevitable como dramática.
Como he dicho al comienzo de esta sección, han transcurrido ya 13 años, por lo que me veo en disposición de seguir contando lo sucedido, dado que estoy plenamente convencido de que puede ser de gran ayuda.
Lejos de intentar que nadie tenga que comprar el primer libro, he querido rehacerlo y ampliarlo con toda la experiencia acumulada durante estos años. Eso puede significar ofrecer una perspectiva bastante rica, a la vez que veraz, por lo que creo firmemente en su utilidad.
Espero y deseo de todo corazón que mi experiencia te sirva, y ojalá te ofrezca un poco de aire y esperanza.
Hoja de ruta
Si alguna vez alguien me hubiera dicho que un día como hoy estaría sentado frente al ordenador, dispuesto a escribir acerca del proceso del duelo, y que el contenido de este libro hablaría sobre mi propio discurrir por semejante senda, sencillamente no me lo habría creído.
Pero…, como suele ocurrir, no soy distinto al resto de la humanidad y, contra todo pronóstico, aquí me encuentro.
A pesar de todo, no quisiera que éstas fueran unas páginas de muerte y desasosiego, sino de amor y esperanza, porque a la muerte le ha salido un rival imbatible capaz de luchar hasta la extenuación. Ella quizás podrá acabar con todo, pero nunca con el amor. Al contrario que muchos otros sentimientos, éste no tiene fecha de caducidad, sino que vas a descubrirlo renovándose y creciendo a diario.
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