Existen dos razones importantes que nos impulsan a colocar el hacer discípulos en el corazón de la iglesia. La primera, es la necesidad que se ve en la condición de la iglesia; su debilidad es un mandato para tomar acciones correctivas. La segunda, es que los pastores han expresado firmemente que ellos quieren tomar acciones correctivas y colocar el hacer discípulos en el corazón de la iglesia local. Ellos están buscando un medio y un modelo. Este libro intenta darles ambos. Pero antes de seguir adelante, vamos a considerar algunos obstáculos.
Notas
1Elton Trueblood, The Best of Elton Trueblood: An Anthology (Nashville, Tenn.: Impact Books, 1979), 34.
2Gallup poll.
3Elton Trueblood, “A Time of Holy Dissatisfaction,” Leadership Journal (Invierno, 1983), 19.
4Ibid
5George Barna, Vital Signs: Emerging Social Trenes and the Future of American Christianity (Westchester, Ill.: Crossway Books, 1984). Itálicas agregadas.
6Os Guinness, Gravediggers File (Downers Grove, Ill.: Inter Varsity Press, 1983), 233.
7Francis Schaeffer, The Great Evangelical Disaster (Westchester, Ill.: Crossway Books, 1983).
8Dr. Kenneth Kantzer, Christianity Today (Noviembre, 1983)
Capítulo 2
El Conflicto
El Costo de Hacer Discípulos y las Fuerzas que se Oponen al Discipulado
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“Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla? Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzarán a burlarse de él, y dirán: “Este hombre ya no pudo terminar lo que comenzó a construir.””
Lucas 14:28-30
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Hacer discípulos requiere más fe que cualquier otra tarea dentro de la iglesia. Ésta ha sido y es la máxima prioridad para Dios, pero también la de Satanás ha sido evitarla a toda costa. Ninguna labor del siervo de Dios crea más resistencia que la de hacer discípulos.
Por esto, las palabras de Jesús que encabezan este capítulo son el compromiso inicial para el pastor hacedor de discípulos. Más que en la mayoría de las situaciones, hay una gran tentación a renunciar antes de acabar. Jesús dice que a menos que cuente con un plan para acabar, renuncie antes de empezar. La naturaleza de Su obra requiere un ministerio a largo plazo, por lo que el enemigo golpea el talón de Aquiles del pastor: la impaciencia y el deseo de obtener resultados inmediatos. La exhortación a incluir el costo es una medicina contra el desánimo y una razón para seguir. Pero como un escorpión, tiene un aguijón en su cola. Antes de que usted empiece a hacer discípulos en la iglesia, calcule el costo; no empiece a menos que piense terminar, pues de lo contrario, experimentará el aguijón de haber hecho el ridículo. Muchos estudios muestran que el promedio de duración del pastorado está entre tres y cuatro años. Con tanto para empezar y tan poco para terminar, no debería sorprendernos que nuestro producto sea débil. El espectro de empezar y no terminar es lo que más obsesiona al hacedor de discípulos, debido a que el final puede ser medido.
Hacer discípulos se caracteriza por ser un ministerio intencionado, medible y claramente comunicado. Los beneficios sólo se tienen cuando el ministerio ha alcanzado la madurez, después de un período mínimo de cinco años. Los estudios revelan que los años más productivos del pastorado están entre los cuatro y los siete años, pero hacer discípulos toma más tiempo; los resultados son lentos y su validez requiere un trabajo a largo plazo.
Ir y hacer discípulos enfrenta muchas fuerzas que batallan en su contra. En teoría, hacer discípulos es algo popular debido a que promete un producto de calidad que honra a Dios. Sin embargo, en la práctica, esto requiere el tiempo, la dedicación y la paciencia que la mayoría de los pastores encuentran bastante difícil. Consideraré los conflictos que surgirán al poner en el corazón de la iglesia la tarea de hacer discípulos y hablaré de por qué el pastor hacedor de discípulos tiene que estar totalmente entregado a su trabajo. Ser un pastor hacedor de discípulos es el trabajo más difícil en la iglesia.
La Iglesia Liberal
“La teología liberal empezó en los seminarios y se abrió paso entre el liderazgo denominacional, luego entre los pastores y finalmente llegó a la membresía de la iglesia.”
La iglesia liberal es un producto de la teología liberal. Primero vino el rompimiento de la verdad absoluta basada en las Escrituras, quedando una base racional y humanista. La naturaleza pluralista de esta base fluctuante redefinió el evangelio como una agenda social. Este se dedicó a resolver las causas sistemáticas de la pobreza, el hambre, el racismo y así sucesivamente.
Oponiéndose abiertamente ante la clara evidencia, el liberalismo hoy continúa insistiendo en que la naturaleza del hombre es básicamente buena y que un mejor ambiente y desarrollo nos llevará a una mejor calidad de vida. El sentido común nos dice claramente que esto es totalmente falso.
La iglesia liberal quiso cambiar al mundo con la falacia de que la clave era enfocarse directamente en los temas sociales, sumergiéndose precipitadamente en la carrera armamentista, los derechos civiles y la lucha contra la pobreza y el hambre en el mundo. Aunque las necesidades eran reales y los temas válidos, ellos lo abordaron en forma equivocada, priorizando la labor externa de la iglesia sobre la agenda básica y escritural al interior de la iglesia.
En 1966, el Consejo Mundial de Iglesias adoptó como lema, “Deje que la iglesia sea la iglesia.” ¿Qué significaba este buen lema? Significaba que el consejo cambió su lema de 1986: “El mundo establece la agenda de la iglesia.” Este terrible lema representa el deterioro y el ocaso de la iglesia liberal.
La verdad es que entre más trate la iglesia de cambiar al mundo, los cambios mundiales cambian a la iglesia que ha escapado de la iglesia liberal. La iglesia es para que esté en el mundo, no para ser del mundo. La iglesia es como un bote: está hecho para estar en el agua y no el agua dentro de él. La iglesia liberal tomó demasiada agua y cuando se dieron cuenta, se estaban hundiendo y no tuvieron suficientes manos y baldes para salir del apuro.
Aprendamos de los errores de la iglesia liberal. La iglesia influencia mejor al mundo siendo la iglesia. Richard Neuhaus agrega el ingrediente necesario ignorado por los liberales: “La clave para el compromiso de la iglesia con el mundo es el compromiso de la iglesia con Dios.” El compromiso con Dios es todo lo que necesita la iglesia. La razón por la cual la iglesia no ha cambiado al mundo no es sólo debido a la guerra con el mundo, la carne y el demonio. La culpa recae sobre los buenos hombres también, pues la iglesia evangélica ha fallado en obtener un producto saludable. Mientras que la iglesia liberal ha dejado por fuera los mandatos bíblicos de hacer discípulos y evangelizar al mundo, los evangélicos han desobedecido los mandatos por negligencia, exceso de trabajo en las iglesias y la práctica de un “cristianismo barato,” prometiendo bastante y requiriendo poco.
Hacer discípulos en las iglesias liberales presenta algunos problemas especiales que no existen en las iglesias evangélicas. En estas últimas, el tema no es si la evangelización, el estudio bíblico y la misión para el mundo tienen que ser llevadas a cabo, sino qué métodos deberían ser usados para ello. La iglesia liberal batalla sobre si estas cosas deben hacerse. El pastor hacedor de discípulos que se encuentre sirviendo en una iglesia liberal, libra batallas tanto teológicas como metodológicas.
El costo en la iglesia liberal es extremadamente alto. Para una institución religiosa que ha abandonado su razón de existir, es muy difícil obedecer la Gran Comisión. Cualquier persona que se aventure en ello, debe calcular el costo cuidadosamente y seguir bajo su propio riesgo.
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