Voracidad. Samsara. Mejor
siente el viento. Te lo traduzco:
NO HAY QUE OCUPAR PALABRASSS
HAY QUE OCUPAR PALASSSSSSSSSS
HAY QUE OCUPAR LUGARESSSSSSS
como Pisagua o Porvenir.
Tomas. Conquistas. Equipos. Visitas.
El sol ilumina el lenguaje por dentro
El sol es un gato montés luminoso
que enciende los senderos a su paso
Ustedes se reúnen a trabajar y a comunicarse.
A meditar y a trabajar el cuerpo.
De la palabra al cuerpo.
De la palabra a la acción.
A terreno.
Cuerpo y terreno.
¿Quieres dejar en cada rincón la luz
de tu presencia?
¿Quieres iluminar los lugares sombríos con tu presencia?
¿Por eso incluso estás conmigo?
¿por el contraste brutal con mi grisura?
Aquí no manda dios sino el viento
y da la impresión que no hay nadie
en las casas. Por ahí un niño juega solo.
Hay un pequeño museo croata:
los instrumentos rústicos, rifles y botellas de whisky
de gente aperrada y loca que buscaba
migajas de oro en el fin de la galaxia.
SOBRE LA AMISTAD
Cuando nos subimos al ferry que sale
desde Punta Arenas a Porvenir, Tierra del Fuego
conocimos a un anciano con muletas
que llevaba flores a un amigo muerto.
Apenas caminaba.
Traía además paltas y hortalizas
que había sembrado en la zona central.
Eran para su amigo, pero ahora
eran para la familia del difunto
a quienes ni siquiera conocía
y con quienes iba a recordarlo.
–¿Quién, todo viejo y patuleco
se manda tamaña travesía
al fin de la galaxia?
En estas ventolerías le había hablado
de su huerto en la zona central
y ahora, viejo y cojo, vino a cumplir.
Quizás era un señor muy solo
o tal vez los hijos que lo amaban
lo apoyaron para cumplir esa promesa.
BAGUALES
En Porvenir no hay mucho
pero si uno se aleja
puede ver baguales,
criaturas esquivas y soberbias
que huyen lo más lejos posible
como nosotros.
Pingüinos-rey, cisnes,
aves, toninas, focas leopardo,
elefantes marinos
y la casa del criminal de guerra
Walter Rauff que come su strudel
con un earl grey y mira
sereno y altivo el Estrecho.
Quizás te quedó la costumbre
de huir lo más lejos posible
del tiempo en que éramos amantes.
Un chacal de la zona
cazaba y faenaba baguales
y vendía carne, piel y crin.
No sé si lo habrán agarrado.
Esto está lejos de todo.
Luego de caminar bajo el viento
dimos con una picada chilota
donde había una estufa y comida caliente.
LA CIUDAD NOS VOMITA
Podríamos parafrasear “la ciudad nos vomita”
de las siguientes maneras:
a) la civilización o la modernidad
nos vomitan o expulsan
o
b) la ciudad vomita sobre nosotros.
La ciudad nos vomita
no sólo a las poblaciones infectadas
de gárgolas que fuman pasta base
en una muerte larvaria.
¿Se acuerdan, Juan, Gastón, cuando fuimos
al festival de cine Feciso en Bajos de Mena
y demolían los departamentos
con la gente dentro?
Era como un bombardeo en Medio Oriente.
La ciudad nos vomita
no sólo hacia sus propios márgenes
sino a los extremos del país:
Comala, Luvina;
Pisagua y Porvenir
en los dos extremos de este territorio.
Ahí llega alguna gente que ya no puede
trabajar en otra cosa. En Pisagua
buzos que están muy viejos p ej
y buscan ganarse la vida en el mar.
Sobreviven, no son fantasmas.
¿Y si me fuera a esos lugares?
¿Y si todos cara de raja nos instaláramos
en esas lejanías como colonos o pioneros aperrados
con ropa adecuada de segunda
comprada en la calle Bandera
obligados al trabajo duro?
PISAGUA
Un hombre se fugó de la cárcel de Pisagua. Su intención no era escaparse, no hay cómo: mar por un lado, desierto por el otro. Se fugó para no darles el gusto de ser torturado y hablar, o presenciar torturas. Lo encontraron en el muelle, en cuyos pilares se posan hoy los cormoranes y le dieron un tiro. De alguna manera, fue su triunfo.
En las orgías de Heliogábalo, había un caballo de bronce hueco en donde éste metía a un esclavo o esclava. Luego recalentaba con fuego el caballo para que los alaridos agónicos de la víctima fueran la música de fondo de la orgía y dieran la impresión de relinchos. Hubo uno de esos esclavos que no quiso ser la música de fondo, y se obligó a no emitir sonido alguno. Murió sin dar ese gusto a Heliogábalo. Similar al fugitivo de Pisagua, ese fue su triunfo.
El pueblo está lleno de automóviles abandonados, de los años 70 y 80 deportivos, de colección. Se echaban a perder y como Iquique está lejos, hay cuestas y es difícil el transporte a Pisagua, salía más a cuenta dejarlos abandonados y comprar uno nuevo en Iquique, zona libre de impuestos. La aerodinámica en estos automóviles espera la carcoma del tiempo de la misma manera que en Porvenir –al otro extremo del país– se oxida un barco. Porvenir, donde van a buscar trabajo los que no lo encuentran en ningún otro lugar, y que son capaces de habitar el frío y tener aptitud para la inmensidad. No aptitud para alardear con la inmensidad ni para intentar reproducir su extensión y su inefabilidad sino para interiorizarla, un espacio que se reproduzca dentro de la mente.
EL FARO DEL FIN DEL MUNDO
Una pareja hace el amor en la Patagonia
en el faro más austral del mundo.
Luego miran en 180 grados
el Estrecho y la inmensidad de la pampa.
III
AMIGOS IMAGINARIOS
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