¡Y si Dios lo pudo hacer durante tantos años en nuestras vidas, puede hacerlo en ustedes también!
Por eso, en lugar de idealizar, en lugar de dejar todo librado al romanticismo de los poetas, el mejor camino es estar preparados: “Guerra anunciada no mata gente”. Y en el matrimonio a veces se desatan batallas. Sepan que la luna de miel muchas veces se convierte en luna de hiel. Pero también es cierto que la hiel después se endulza nuevamente.
Algunos se aman tanto y se llevan tan bien que suponen que nunca enfrentarán crisis.
Pero la vida real y la convivencia del día a día nos van a plantar indefectiblemente ante situaciones difíciles que solamente con la ayuda de Dios podremos salir.
Un arma poderosa: la oración de la pareja
La oración en conjunto del matrimonio es un arma muy eficaz que permite arribar a la solución de muchos problemas. ¡Vaya si lo hemos experimentado! ¿Y por qué orar juntos? ¿Y por qué tanto énfasis en fortalecer la fe y tener cerca a Dios?
Porque de lo contrario, no vamos a poder entender el “verdadero” propósito del matrimonio que fue dado precisamente por Dios. La oración no es solo un tema de pedir y recibir. Pensar así es minimizarla. Mientras oramos tomados de la mano Dios revela verdades, revela su voluntad. “Si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo se lo dará…”Mateo 18:19.
¿Alguna vez me casaré?
Hay secretos que mi corazón anhela decir a alguien que busca lo que yo busco, y quiere que busquemos juntos.
Estas charlas que damos con tanto gusto con Hilda, exigen dejar muy en claro el propósito de Dios para la familia ya que esto dará sentido y razón a todos los temas que sigan.
La pregunta clave que deben hacerse ustedes es: ¿Para qué nos vamos a casar?
Muchos simplemente no saben que Dios hace todo con un propósito. Entonces no se hacen preguntas.
Se casan
Trabajan
Se esfuerzan
Adquieren cosas
Tienen hijos
…Pero no saben por qué y para qué hacen todo esto.
Si le preguntamos a muchos novios próximos a casarse ¿Para qué se casan? El 90 por ciento no podrá dar una respuesta correcta.
Planean muchísimos detalles del casamiento: el vestido, la fiesta, el viaje, los muebles, la lista de invitados, el departamento… Pero muy pocos se han hecho la pregunta fundamental: ¿Para qué nos vamos a casar?
Dice Silvia Himitián en el libro citado: “Cuando no se tiene un propósito para el matrimonio, lo más probable es que nos desviemos tras objetivos equivocados.
¿Cuáles por ejemplo?
1. Logros materiales.
La gran meta es el confort (pierden la vida trabajando para tener el último TV, el coche último modelo, la mejor ropa).
Vean que dice la Palabra.
Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Lucas 12: 15
Ejemplos increíbles
El famoso escritor norteamericano Ernest Hemingway, premio Nobel de literatura por su libro “El viejo y el mar” aprendió esto de manejar sabiamente los bienes materiales cuando ya era un anciano. Pasó sus últimos años de vida en La Habana, Cuba, porque amaba el mar. Cada Navidad él regalaba las dos cosas materiales que más amaba. Podía ser un caballo y una lancha. O un arma y una mesa. Cuando le preguntaron por qué lo hacía, respondió: “Lo hago por dos motivos: primero para vencer a ese horripilante avaro que todos tenemos adentro, y segundo, para demostrarme que yo domino sobre las cosas y no que las cosas me dominan a mi”. ¿Sabio no?
El mundo esta lleno de amoríos pasajeros, pero yo quiero hacerme un ovillo bajo las mantas año tras año tras año con el mismo hombre, con el mismo hombre.
2. Otro objetivo equivocado es casarse para buscar la gratificación personal y egoísta.
Sí, hay quienes se casan pensando en sí mismos. Su objetivo no es dar sino recibir, no es servir sino ser servidos.
Cuando en el matrimonio alguno de los dos tiene esa actitud, todo se complica mucho.
3. Otro objetivo equivocado es hacer de la familia un fin en sí mismo.
Creer que el propósito de Dios es que tengamos una familia que viva feliz. Los que piensan así, sin darse cuenta, usan a Dios como un excelente medio para alcanzar bienestar.
Esto de la familia no debe ser mal entendido. Evidentemente hay beneficios legítimos, buenos, que Dios mismo ha otorgado al matrimonio:
La alegría de vivir en compañía.
El poder brindar y recibir afecto.
La felicidad que proporcionan las relaciones sexuales.
La cobertura y protección que uno logra en la familia
La dicha de tener hijos.
Todo eso es legítimo. Es bueno. Pero si nos preguntamos: ¿Está bien hacer de estos beneficios el propósito para la familia?
La respuesta es No. No está bien. Ya van a ver por qué decimos No.
Veamos Romanos 11:36.
“Porqué de él y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”.
¿Qué conclusiones sacamos de este pasaje?
Dios es el creador de la familia.
Dios creó todas las cosas.
Hizo al hombre y a la mujer y los unió en matrimonio.
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Génesis 1:27-28
Él es quién da los hijos
Es el autor y creador de la familia.
Dios es dueño de la familia
Todo lo creado le pertenece (Romanos 11:36)
O sea que no es nuestra familia… Sino su familia
No son nuestros hijos, sino suyos.
De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Salmos 24:1
¿Alguna vez me casaré?
¿Alguna vez seré la esposa de alguien? Hacer la cena, el amor, hijos, una vida, una vida juntos.
Dios ha determinado un propósito para la familia.
De antemano Dios le asignó propósito y meta.
En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. Efesios 1:11
La familia existe para Dios.
Todo ha sido creado para Dios. Por lo tanto la familia existe para él, y no para nuestro propio beneficio.
La felicidad y el bienestar que logramos en la familia son “derivados”. Son las añadiduras. Nunca es el propósito central. El fin supremo de la familia es la gloria de Dios.
¿Qué significa esto en términos prácticos? Que Dios determinó un propósito eterno desde antes de la fundación del mundo:
Tener una familia de muchos hijos parecidos a Jesucristo viviendo, pensando y actuando según el modelo que nos dejó escrito en su Palabra.
Jesús no es un modelo inalcanzable. Si fuera así el Señor nos lo hubiera dicho.
Romanos 8:29 explica:
...Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y Efesios 1:4, 5 aclara aún más:
…según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.
Colaboradores en el Gran Plan
Dicho en otras palabras: “La familia fue creada por Dios para cooperar con él en el Gran Plan que tiene para la humanidad” ¿Y cómo coopera la familia con el gran propósito de Dios?
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