Copyright © 2013 - Marcelo Laffitte
marcelolaffitte@gmail.com
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Todos los derechos reservados conforme a la ley
Prohibida la reproducción de esta obra, salvo
en segmentos pequeños, sin la debida autorización
del autor o la editorial.
ISBN 978-987-4435-80-4
Diseño & Diagramación
Estudio Qaio. DG. Pablo Gallo
info@estudioqaio.com.ar
Presentación
Durante los años en que Marcelo Laffitte fue director del periódico El Puente sus lectores buscaban antes que nada la página de los editoriales. Por eso, accedió a muchos pedidos de publicar al menos algunos de ellos.
He oído hablar de estos editoriales en reuniones de teólogos y también en charlas de creyentes sencillos. Algún día, los historiadores van a agradecer al periódico y -a su director- por estos enfoques francos, sinceros y honrados de la vida cristiana Argentina.
Ha hecho bien el autor en mantenerlos en el estilo original, en su redacción y en su apelación a situaciones específicas del pueblo evangélico.
Es una mirada profunda y personal, por eso abunda la palabra “yo”, no como quien se coloca por encima de los demás, como un iluminado, sino como quien, por decirlo así, desde la superficie, comenta con espontaneidad lo que ve, lo que le alegra y lo que le duele, sin asumir postura de superioridad. Ese enfoque directo y llano apelará a los lectores que quieran pedir a Dios que sea Él quien dirija a su iglesia en este país.
Dr. Amoldo Canclini
Pastor y escritor
PALABRAS DEL AUTOR
Este libro recoge varios de los escritos que di a conocer en mi tiempo de director de El Puente. He escogido aquellos que, como dice el título de esta obra, siguen teniendo vigencia -y la tendrán siempre- y son valiosos porque diagnostican y ofrecen una salida.
También les sumé escritos actuales y coloqué, cerrando las páginas de este libro, una predicación textual -tal como la compartí en una iglesia- sobre un tema tan antipopular como necesario. A ese mensaje lo titulé “No permita que estas tres debilidades le arruinen la vida”
¿Qué pretendo con este trabajo? Sencillamente evitar que la confusión nos impida crecer.
Capítulo 01
TU PUEDES
SER EL CRISTIANO
QUE DECIDAS SER
Uno es el tipo de cristiano que decide ser. Uno puede ser un creyente sabio o un creyente ignorante. La diferencia está en la importancia que usted le otorgue a la lectura y el estudio de la Biblia.
Usted puede ser un cristiano espiritual y victorioso o un cristiano carnal y amargado. La diferencia estará en como viva usted el “día a día” de la vida cristiana:
¿Vive tratando de agradar al Señor aún en las pequeñas cosas?
¿O vive como un mundano, diciendo malas palabras, enojándose por cualquier cosa, y haciendo todo tipo de trampas?
La vida espiritual es una vida llena de gozo y paz.
La vida carnal es pura aflicción de espíritu.
Esa es la gran diferencia.
Hay gente que cree que la vida espiritual es para vivirla en la Iglesia. Que afuera del templo se disfruta otro tipo de vida más relajada, más suelta, donde todo vale. Pero no es así.
La vida cristiana se debe vivir los 365 días del año y las 24 horas de cada día.
La vida no tiene una división en el medio que pone de un lado lo espiritual y del otro lado la parte mundana. No es que orar es algo espiritual y jugar al futbol es algo mundano. Ni que leer la Biblia es algo espiritual y mirar vidrieras es algo mundano. ¡Todo es parte de la vida cristiana! La Palabra nos recuerda que “…todo lo que hagan háganlo como para el Señor” (Col.3:23)
Luis Palau atesora en su oficina de la ciudad de Portland, en Estados Unidos, un cuadrito con esta frase: “La vida en secreto es el secreto de la prosperidad espiritual” Lo que esto significa es que sean públicos o privados, todos nuestros hechos deben agradar a Dios. Todos.
Cuando el apóstol Pablo dice en la carta a los Hebreos: ¡Hermanos vayamos hacia la perfección! Nos está diciendo: busquemos ser íntegros en todas las facetas de la vida.
¿Que significa íntegro?: Significa ser de una sola pieza. Sin fisuras, sin agregados. Tome un bloque de mármol y mírelo de abajo, de arriba de los costados: es una sola pieza.
Un cristiano íntegro es igual por donde se lo mire: en la iglesia, en la casa, en su trabajo, con sus amigos, de día, de noche… No tiene un lenguaje para cada lugar… Su actitud, su conducta no cambia.
¿Y cuál es la recompensa para el íntegro? El gozo, la paz interior, una vida llena de alegría.
Pero el mentiroso tiene que seguir mintiendo para cubrir sus mentiras y debe tener buena memoria…para no pisarse.
El íntegro prosperará en todo lo que haga. Y el que anda en trampas no dormirá tranquilo. (Salmo 1.1-4)
La vida no tiene
una división en el medio que
pone de un lado lo espiritual
y del otro lado la
parte mundana.
Juan 7: 38 dice también: “El que cree en mi de su interior correrán ríos de agua viva” ¿Sabe qué es agua viva? ¡Es alegría! ¡Es gozo!
¿Y sabe qué quiere decir el que cree en mí? Creer en Dios significa vivir como él nos enseña en su Palabra. Es mucho más que decir “yo creo que existe Dios”
A lo mejor usted está leyendo esto y aún no ha logrado tener una vida como la que Dios quiere de cada cristiano. Quizás usted con toda sinceridad está diciendo para adentro suyo: “¡Qué lejos estoy yo de esa vida!”
No importa. No se condene. Usted está aprendiendo. Si usted está leyendo este libro significa que tiene deseos de mejorar su forma de vivir y eso es importante. Llegará un día en que aprenderá.
Es oportuno en este punto recordar lo siguiente: ¿A qué vamos a la Iglesia? Debemos ir por tres motivos básicamente: 1) Para alabar a Dios con toda gratitud por los beneficios que él derrama cada día sobre nuestras vidas; 2) Para tener comunión con los hermanos; y 3) Para corregir errores, defectos, debilidades o pecados a la luz de la Palabra de Dios predicada desde el púlpito.
Debemos saber esto: la salvación es instantánea pero el proceso de convertirnos en buenos cristianos lleva un poco de tiempo.
La salvación de su vida ocurre instantáneamente. El día que se entregó al Señor, ese mismo día fue registrado en el Libro de la Vida (Ese libro que se abrirá en el Día del Juicio Final). Y ese mismo día el Espíritu Santo vino a morar en su corazón para guiarlo a todo lo bueno.
Pero la transformación de su carácter es un proceso. El abandonar la vieja manera de vivir y todas las cosas negativas que usted traía de su vieja vida, eso lleva un tiempito.
Efesios 4: 22 dice: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”
Está diciendo ¡Ya dejen de vivir como lo hacían en la antigua vida antes de conocer a Cristo!
Y la nueva vida incluye: Dejar la mentira, v. 25; dejar la ira y el enojo, v. 26; dejar el robo, v. 28, dejar las malas palabras, v. 29 y los gritos, v. 31.
Me voy a detener un minuto en un verbo que parece obvio, parece innecesario explicarlo: “Robar”
Este “robar” no se refiere a los piratas del asfalto. Se refiere a nosotros, los cristianos:
Si usted se trae una lapicera de su trabajo, o una resma de papel, o un tarrito de pintura, el verbo para designar esa acción es el mismo que se utiliza para los piratas del asfalto: robar. El mismo que se usa para quienes ingresan en una casa y la desvalijan: robar.
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