Salomón es claro y contundente: “El fin de todo discurso oído es este: “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Eclesiastés 12:13)
Y Oseas agrega algo que a Dios le interesa mucho: “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos” (Oseas 6:6). Dios no quiere los rituales de la gente, quiere sus corazones.
Oración: Padre, que podamos tener en claro lo que demandas de nosotros y cumplir con cada una de esas condiciones, para ser cristianos aprobados.
Hechos 1:8: “Y me seréis testigos cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”
Muchas veces, cuando testificamos de Dios a alguien y no reacciona positivamente, nos sentimos muy frustrados. Lo que nosotros esperamos es que después de terminar de predicarle a una persona, ésta nos pregunte: “¿A qué iglesia debo ir?”. Si en cambio se muestra indiferente, nos sentimos mal.
Esto es porque olvidamos o ignoramos el rol que tenemos en la tarea de evangelizar. Dios ha establecido roles, funciones bien definidas. ¿Cuáles son?: 1. Nosotros predicamos. 2. El Espíritu Santo es el que convence de pecado y 3. Jesucristo es el que salva. Cada uno en su tarea. Jesucristo no irá a predicar, nosotros jamás podremos convencer a alguien que es pecador y necesita el perdón de Dios y el Espíritu Santo no se dedica a salvar. Cada uno en su función. Esto significa que cuando le compartimos el evangelio a alguna persona, más allá de si acepta o rechaza, debemos sentir de igual modo la satisfacción del deber cumplido, porque hemos desempeñado la función que Dios nos asignó, que es predicar. Ya el Espíritu Santo y Jesucristo completarán la obra en el tiempo de Dios.
Oración: Padre, danos compasión para con aquellos que se pierden. Y muévenos de la comodidad para arrojarles la cuerda de la salvación. Y que podamos experimentar la paz de hacer aquello que tú nos pides que hagamos.
Gozo en medio de las aflicciones
Santiago 1:2-4: “Hermanos míos, gozaos profundamente cuando os halléis en medio de diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”.
Si usted, estimado lector, lee detenidamente el pasaje del encabezado, notará algo importante: no es usted el que está pasando por una prueba, sino su fe.
Usted podrá pensar: ¿Qué diferencia hay si el que está sufriendo también soy yo? El Señor no actúa con sadismo. No se trata de que quiera hacerlo sufrir. El lo que se propone es fortalecer su fe. Que sea consistente. Que sea sólida. Sabemos muy bien que tener una fe sólida es muy importante porque la fe es el fundamento de la vida cristiana. “Sin fe”, nos dice el escritor de Hebreos, “es imposible agradar a Dios”.
Si usted lee Hechos 16:22-34 comprobará como Pablo y Silas llevaron esto a la práctica. ¡No deje de leerlo! Allí tenemos un gran ejemplo de lo que significa practicar el gozo en medio de las aflicciones.
Oración: Padre amado, gracias por todo lo que determines sobre nuestras vidas. Gracias por los momentos de felicidad y también por los tiempos de prueba. Sabemos que todo es para bien cuando viene de Ti.
2 Corintios 5:17: “Las cosas viejas pasaron, ahora todas son hechas nuevas…”
Trabajando en el periódico cristiano El Puente, recibí un día una carta muy especial. Cuando vi quien la enviaba me quedé helado. Era Carlos Robledo Puch, el delincuente más violento y más tristemente célebre de Argentina. Me escribía desde una cárcel donde está purgando una pena de cadena perpetua acusado de once asesinatos.
Como periodista, había seguido la escalofriante carrera de este muchachito rubio y carilindo proveniente de un barrio alto de Buenos Aires. No olvido aquel título en un diario que rezaba: “Otra víctima más del ángel de la muerte”. El ángel de la muerte: Así había bautizado el periodismo a este chico de unos 20 años que salía por las noches y dejaba un reguero de sangre a su paso.
La carta comenzaba diciendo “Querido hermano Marcelo, le escribo para contarle que he aceptado a Jesucristo como mi Señor y mi Salvador; y ahora sé que aunque voy a estar de por vida detrás de estas rejas, Él ya me ha liberado, ya me ha perdonado…y sé también que un día le podré dar la mano a usted en las Bodas del Cordero…”
Me quedé un rato largo con la carta entre las manos pensando en la forma en que este muchacho había entendido lo que es el perdón de Cristo. Que por más negra que haya sido nuestra vida, por más equivocados que hayamos estado, si nos arrepentimos genuinamente y lo aceptamos a Jesucristo como Señor y Salvador, Él nos limpia de toda culpa y de todo pecado. Y nos hace hombres y mujeres de bien. Solo hace falta una entrega verdadera. La misericordia de Dios hace el resto.
Oración: Padre gracias por haber establecido que la sangre de Cristo pueda restaurar aun las vidas más pecaminosas. Gracias porque eres el único que ha abierto una nueva oportunidad para los perdidos. Gracias porque es una realidad que Tú haces de nosotros nuevas criaturas.
Cuidar el jardín de la fe
Efesios 5:18: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, antes bien sed llenos del Espíritu Santo”.
Entendí mucho mejor este pasaje cuando noté que en el griego a esa frase se incorporaba un verbo clave: manteneos. “…antes bien, manteneos siendo llenos”. Comprendí que esa palabra habla de un trabajo personal y diario para mantenernos llenos del Espíritu. Que no se trata de recibir la promesa o el bautismo del Espíritu Santo y quedar llenos de por vida, como una botella a la que se le coloca un tapón hermético.
Como se cuida un jardín así se debe mantener nuestra vida espiritual, removiendo la tierra, combatiendo las hormigas, colocando abono, regando cada día…
Leyendo la Palabra en forma sistemática y disciplinada, orando sin cesar, compartiendo nuestra fe con otros y ayudando al prójimo, mantendremos fresca y robusta nuestra fe y recibiremos a cambio una vida abundante y llena de gozo.
No tener en cuenta esto nos conducirá irremediablemente a una existencia religiosa y seca. No permitamos que Dios nos diga, como en Apocalipsis 2:6… “pero tengo contra ti que has dejado el primer amor”.
Oración: Padre amado, gracias por revelarnos la forma de mantenernos vivos y robustos en el espíritu. Gracias por ese camino que nos permite estar siempre llenos de tu luz y de tu presencia. Gracias por el gozo y la paz que trae ese estilo de vida.
Mateo 9:12: “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos…”
Cada vez que salgo a predicar por iglesias de Argentina, tengo por costumbre que si debo compartir la Palabra por la noche, a la mañana voy a alguna congregación para recibir del Señor.
Fue así que un domingo fuimos con mi esposa a una iglesia muy humilde en la ciudad de Tucumán, en el norte de Argentina. El pastor era un muchacho de unos cuarenta años. Vestía con ropas muy simples y gastadas. Por su forma de hablar denotaba que no tenía estudios más allá de los básicos.
Pero grande fue nuestra sorpresa cuando comenzó a predicar y a explicar lo que es el Reino de los Cielos. Era tanta la unción y el grado de revelación, que me acerqué al oído de Hilda y le dije: “Este muchacho está graduado en la Universidad de los Cielos…”
Aquel joven pastor de pronto cobró brillo, la pobreza de su presencia física dio lugar a la riqueza de una luz que parecía envolverlo. Sentí que se convertía en la encarnación misma de aquel texto bíblico que expresa: “Voy a tomar lo que no es para avergonzar lo que es…voy a tomar lo vil del mundo para avergonzar a los sabios…” (1 Corintios 1:25-31)
Читать дальше