En julio de 1994, dejando atrás las promesas hecha a los cocaleros, el gobierno y la DEA se lanzaron en la Operación Nuevo Amanecer con el objeto de destruir tres mil de 34 mil hectáreas de cocales en El Chapare. Esta operación agregaría nuevas víctimas en la zona y ejecuciones extrajudiciales.
A fines de agosto de 1994 Morales convocó a una “Marcha por la Coca, la Vida y la Dignidad”, desde Villa Tunari hasta La Paz. La persecución y amenazas contra el dirigente aumentaron y el 28 de agosto de 1994, cuando viajaba en un transporte hacia El Chapare junto al fotógrafo José Luis Quintana, agentes que estaban en un retén subieron al vehículo donde se transportaban y lo detuvieron golpeándolo duramente.19
Luego lo trasladaron a Cochabamba en una camioneta con vidrios polarizados. La foto que Quintana pudo publicar en el diario Hoy en esos momentos dio cuenta de esta detención ilegal y varios analistas en Bolivia concuerdan que, de no haber existido testigos, Morales estaría muerto o desaparecido.
Con cierto dejo de humor, relata el actual presidente de Bolivia aquellos momentos difíciles: “Yo recuerdo que estábamos todos reunidos en la federación y estaba la prensa internacional. Entonces yo tomo mi mochila porque tenía que viajar y un fotógrafo me dice, ‘te acompaño’ y nos fuimos en un taxi. A unos ocho kilómetros de Sacaba estaba una tranca (un retén policial). Me levantaron de la cintura y me llevaron al centro especial de investigaciones policiales. Un joven agente de inteligencia me amenazó con un revólver para que abriera la mochila. Yo dije que no la iba a abrir, que no tenían derecho a hacerlo. Convocaron a una audiencia a las doce de la noche. Como a la una de la mañana llegó el juez y otros. Estaban en pijama. Los habían levantado para venir hasta allí, para que la justicia ordenara abrir la mochila y fue vergonzoso para ellos. Me sacaron todas mis cosas ¿y qué llevaba yo? La ropa para cambiarme porque iba a dormir fuera de mi casa. Sacaron pantalón, camisa, medias, calzoncillo. Tenía unos doscientos pesos bolivianos.
“Pensarían que yo llevaba plata en mi mochila, pero me amenazaron para que la abriera y el juez estaba avergonzado y molesto. Para eso lo habían despertado. Me metieron en una celda donde las ratas pasaban encima de uno”.20
En entrevistas con organismos de Derechos Humanos cuando estaba detenido, Evo dijo, antes de entrar a una huelga de hambre seca, que temía por su vida. Estaba acusado de “sedición” y de organizar “grupos irregulares”.
En esa misma época, los vecinos de la Villa 14 de Septiembre tuvieron que huir de sus casas ante la persecución de las fuerzas de UMOPAR, que siempre actuaron violentamente.
El mismo 29 de agosto de 1994 los cocaleros comenzaron la histórica Marcha por la Vida, la Coca y la Soberanía Nacional que recorrería 600 kilómetros hasta La Paz. También se pedía la liberación de Evo Morales y todos los registros de esa marcha mostraron la dureza extrema del esfuerzo, donde varios manifestantes quedaron en el camino con los pies llagados, otros enfermaron seriamente por la escasez de comida y un grupo estuvo a punto de ser arrastrado por un río durante la travesía.
Evo fue liberado el 7 de septiembre y se sumó a la marcha que el 19 de ese mes llegó a La Paz. Los cocaleros habían logrado nacionalizar el conflicto de la coca y el liderazgo de Evo comenzaba a proyectarse en todo el país.
En el gobierno propusieron a Morales que era necesario quitar la tierra a los campesinos. “Les contesté que yo no estaba para eso y que no era un decisión mía, y que todo lo que hacíamos lo decidían las bases. Era el Operativo Nuevo Amanecer. Habían venido al Chapare para sacar las tierras a los campesinos a la fuerza. Ahí, mientras preparábamos la marcha, ya habían comenzado a llevarse compañeros”.21
Los cocaleros contaron con el apoyo de la COB y la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), y llegaron a La Paz después de 22 días de marcha en una epopeya increíble. No los habían podido detener ni siquiera bajo el constante hostigamiento de la policía y el Ejército, ni con detenciones arbitrarias, como la de Evo. Incluso sucedió que el gobierno, obligado al diálogo con los manifestantes que fueron apoyados en La Paz por la población, no pudo imponer sus planes y debió conformarse con recibir propuestas de los cocaleros sobre una estrategia antidroga “genuinamente boliviana”. No hubo acuerdos.
Morales acusado de sedición
El 18 de abril de 1995 Evo fue nuevamente detenido como parte de un operativo destinado a impedir un supuesto golpe de Estado que nunca existió, tal como también alguna vez utilizó la oposición chilena para justificar el golpe de la CIA y Pinochet.
La trama correspondía a los especialistas en contrainsurgencia de Estados Unidos, que utilizaban a su libre arbitrio los batallones militares y policiales bolivianos bajo su asesoría y dirección.
De acuerdo a las informaciones, notoriamente falsas, Morales estaba implicado en un intento de golpe originado en las orillas del lago Titicaca y en el que participarían Sendero Luminoso de Perú y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En realidad, militares estadounidenses y bolivianos entraron armados e invadieron la sede de una reunión que se estaba desarrollando pacíficamente. Era un encuentro del Consejo Andino de Productores de Hoja de Coca (CAPHC), presidido por Evo. Allí fue arrestado junto a decenas de dirigentes sindicales, y confinado en un lugar remoto del trópico amazónico.
Mientras a él lo llevaban a Tiquina, dos de sus compañeros fueron torturados para que lo acusaran de tener vínculos con el narcotráfico, lo que nunca hicieron. Este hecho demostró que intentaron armar un caso y tramaron un falso renacimiento de Sendero Luminoso como típico accionar contrainsurgente de Estados Unidos.
En esos momentos Evo fue trasladado a la Policía Técnica de La Paz, donde el gobierno de Sánchez de Lozada le ofreció la libertad a cambio de un plan de erradicación de las plantaciones de coca. Como Morales no aceptó, el ministro de gobierno, Carlos Sánchez Berzain, lo amenazó: si no accedía a colaborar, “habría un avión de la DEA listo para sacarlo de Bolivia” y llevarlo a Estados Unidos”.22
Así relata Morales aquella vivencia: “Estaba en una reunión internacional de productores de coca de Perú y Colombia en Copacabana. Y allí me detuvieron en un operativo de la DEA y las fuerzas locales que ellos controlaban. Recuerdo que cuando estaba en la celda me sacó alguien que había sido ministro, Eduardo Pérez Beltrán. Había celdas subterráneas. Me sacaron de allí y me hicieron sentar. Estaba así sentadito cuando entró el ministro de gobierno Sánchez Berzain. Puso música y los pies encima del escritorio y me dice ‘Evo hay que erradicar la coca’. Y le contesto claramente ‘Eso no depende de mí sino de la decisión de las bases, de todos’. Entonces me dijo Tienes tres caminos: el cementerio, la cárcel de Chonchocoro o te mandamos a Estados Unidos’. Le contesté: ‘Ministro, usted puede hacer lo que le dé la gana’. No le gustó nada y me respondió ‘Ahora mismo busco una camioneta y te mando en avión a Estados Unidos’. Después quiso comprarme. Me dijo: ‘Mira, ahora estás solo. Yo te puedo ayudar si no tienes nadie que te financie’. Le contesté duro ‘Yo estoy en sus manos’. Él se fue silbando, como para darme miedo, pero me mandó de vuelta a la celda muy enojado. No sabía de qué acusarme. Un tiempo después supe por un periodista conocido que había hablado con agentes de la DEA para una nota en el diario La Opinión de Cochabamba, que ellos le dijeron que me habían investigado y que no encontraron nada para acusarme como narcotraficante, ni como mujeriego ‘pero a veces se toma su cervecita’. Le dije que por qué no escribía eso ante las campañas contra mí y me contestó que no podía hacerlo porque se lo habían contado privadamente”.23
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