Yerleny Nuñez - Un fin de semana con la esposa de mi amante
Здесь есть возможность читать онлайн «Yerleny Nuñez - Un fin de semana con la esposa de mi amante» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Un fin de semana con la esposa de mi amante
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Un fin de semana con la esposa de mi amante: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un fin de semana con la esposa de mi amante»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Leny tiene que vivir siendo esposa y amante, pero la vida le da la oportunidad de entrar a la casa con la esposa de su amante. Ahora, ella debe decidir cuál es su lugar y con quién se queda.
Un fin de semana con la esposa de mi amante — читать онлайн ознакомительный отрывок
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un fin de semana con la esposa de mi amante», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Llegó Ernesto con unos shorts, sandalias y una bolsa en la mano.
—Te traje un bikini. Vamos a la playa.
Me sonreí nuevamente y con un beso le di las gracias. Caminamos, fuimos a la playa y en un restaurante frente al mar hablamos de negocios. Era todo exquisito, excelente. El clima estaba delicioso, con unos treinta grados y, junto con el viento del mar, hacían el ambiente perfecto.
Al llegar la noche subimos a la azotea de aquel penthouse en Punta Cana. Ese lugar es uno de los destinos turísticos más hermosos y reclamados del país por sus grandes variaciones de hoteles con el «todo incluido», pero lo que lo hace sensacional son sus hermosas playas. La playa es un buen ejemplo de maravillosa costa tropical con blancas arenas y cristalinas aguas azules, rodeada por numerosas palmeras. En esas aguas se pueden practicar todo tipo de deportes acuáticos, como snorkel y buceo, pudiendo explorar el mayor arrecife de coral de toda la isla, de unos 30 km de extensión. Además, se puede realizar un circuito en barco con fondo de cristal en el que se puede observar el arrecife.
Estábamos en un penthouse, en la azotea, y mientras Ernesto se bañaba preparé dos almohadas, un vino y dos copas. La vista eran la luna y las estrellas. Quería cerrar con un broche de oro aquel fin de semana en Punta Cana.
Acompañados de esa hermosa noche, más la sensacion de tenernos el uno al otro. Tirados en el piso mirando al cielo, contemplamos aquella luna y celebramos el encuentro de nuestras partes.
Ernesto comenzó a hablar con voz de plenitud.
—Estamos locos. No pensé vivir tanto en tan poco.
—Tampoco yo me hubiese imaginado una noche tan especial con un desconocido.
—Mi amor, ¿dónde estabas? —me preguntó Ernesto.
—Estaba ocupada, pero no sé en qué.
—¡Qué encuentro, amor, el de nosotros sin planearlos!
—Tienes razón, Ernesto. Al restaurante al que fui esa noche no era al que tenía pensado ir. Y a Santo Domingo tenía planes de venir el próximo mes. Pero todo pasó así.
—El destino te pone personas frente a ti, y no precisamente con un traje de gala. La vida, el universo, te ponen lo extraordinario, en frente de ti. Está en ti si tomas ese amor o lo dejas ir.
—¿Cómo nos damos cuenta de que sí es amor?
—Concéntrate en darle la oportunidad a que tu energía fluya, en cómo habla, en cómo miras la persona que esta en frente de ti.
—¿Sabes? Agradezco a la vida por corresponder a la invitación de la felicidad.
Se acercó más a mi y me besó.
—¿Sabes, mi reina? Anoche, el rato que pudimos dormir, fue como un sueño mágico, porque al sentirte a mi lado era como si nos perteneciéramos. Sentir tu calor, tus suspiros, el latido de tu corazón con el mío, eran como un volcán a punto de entrar en erupción; tus delicadas manos sobre mi pecho, tus piernas enlazadas con las mías. Fue el sueño que no tenía desde hace años —dijo Ernesto.
—Yo dormí de la misma manera, como si estuviera en el paraíso, sin miedo a nada.
Se dice que tienes mejor sueño y puedes dormir la noche completa si estás al lado de la persona correcta.
Volteé y lo miré, con mis grandes y hechizantes ojos, los cuales conteplaban los de mi otra parte, y le pregunté:
—¿Qué es esto? ¿Cómo se llama a lo que sentimos en tan poco?
—No tengo una definición, mi reina, pero sí sé que esto es amor.
—¿Lo crees? —sonreí con picardía.
—Estoy seguro, o explícame cuántos besos van después del primero. —Él sonrió—. Amor, todo lo que declaré será manifestado.
—Hablando de declaraciones, ¿crees en Dios? —pregunté .
—Sí. No solo creo, lo conozco.
—Y esto que estamos haciendo, ¿está mal? Siento que somos amantes inocentes de lo que sentimos.
—Sí, está mal, de eso estamos conscientes.
—¿Podría Dios escuchar la oración de dos amantes?
—Oremos —dijo Ernesto.
Mientras volvíamos nuestro rostro al cielo, decíamos: «No somos dignos de hablarte, pero aquí estamos sabiendo que somos pecadores. Solo queremos agradecerte por ponernos en el camino. Y que nos perdones por sentir esta energía sobrenatural tan fuerte; al final queremos ser dirigidos por tu camino. Amén».
—¿Crees que Dios escuchó a estos dos amantes? —pregunté.
—Dios no tiene acepción de personas . Cuánto me hubiese gustado encontrarte en otra circunstancia y ser feliz en los estatutos de Dios. Eres la mujer perfecta para mí, pero qué tarde te conocí.
—Ernesto, nunca es tarde para amar y cumplir con los estatutos de Dios.
A pesar de ser una pecadora , tenía un cierto temor a un ser supremo. Lo sorprendente de esto es que ambos sentíamos el mismo fervor hacia Dios, aunque nuestras almas estuvieran descarriadas.
Estaba a punto de terminar otra noche, donde la luna y las estrellas se hicieron las anfitrionas. Se terminó la botella de vino, se terminó el deseo de hablar, el deseo de preguntar; ahí fue cuando las estrellas brillaban más que nunca. Empezó su cuerpo frío por la noche a calentar como el mío, empezaron sus ojos marrones claros a llenarme todo mi cuerpo, empezaron sus manos a acariciar las mías, empezaron nuestros corazones a latir rápidamente. La noche estaba a nuestro favor, y el universo conspiró para abrazanos. Nos pusimos de pie y bailabamos; empezó a nublarse y una nube de lluvia cayó sobre nosotros, pero bailabamos, bailabamos al ritmo de la noche. Dos extraños bailando bajo la lluvia convirtiendonos en amantes al compás.
Dos extraños bailando como si se conocieramos de toda la vida, como si en una época pasada hubiesemos estado juntos y ahora nos hubieramos reencontrado. Mientras bailabamos nuestros cuerpos estaban más y más cerca, la sensación de su suspiro era maravillosa, era un exquisito éxtasis. Nuevamente empezamos a besarnos, y ese beso volvió a llevarnos a lo prohibido. Pero para nosotros era la gloria.
De esos momentos pasamos muchos días y noches juntos de esa última semana, aún regresando a Santo Domingo. Ya casi se acercaba la hora de su partida; estaban llegando las horas de volver a la realidad. Ya en la madrugada él partía a su destino, con su vida, y en dos días yo a la mía. Era difícil dar tanto en una semana y perderlo así, de repente.
No sabíamos si nos volveríamos a ver o qué pasaría con nuestras vidas. A Santo Domingo, desde ese día, la llamé «la ciudad del reecuentro», y no cualquier reencuentro, sino el de dos almas que se reecontraron teniendo sus parejas, pero sí, sabíamos que eramos mitad. En la comida del día anterior, mientras estábamos en el bar del hotel en el que él estaba hospedado, volví a mirarlo, pues era mi parte favorita al estar junto a el: mirarlo. Le comenté:
—Estoy segura de que eres mi otra parte.
—¿Por qué lo piensas? ¿Qué es para ti la otra parte?
—Según la leyenda, en la antigüedad, no había tantas personas como ahora, y creo en la rencarnación, en una vida después de la muerte. Confirmo que con lo que nos pasó en este poco tiempo, y ese amor que resurgió, no es normal ni una casualidad. Tuviste que ser parte de mi existencia en una vida pasada.
»Cuando una persona muere, según la leyenda, su alma se divide en dos mitades: una masculina y otra femenina. Y solo cuando se siente un amor inmediato, ese brillo en los ojos cuando me miras confirmó que eres mi mitad.
»Y nos basta con saber que ambos somos felices. ¿Hay días que te has sentido triste y no tienes idea de por qué? En ese momento tu mitad está pasando por una mala situación. Tu alma gemela, que esta en alguna parte del mundo, necesita un abrazo tuyo.
»Entonces es cuando la desesperación de encontrar a la otra parte se apodera de nosotros, y, aunque tenemos una pareja, no nos sentimos llenos, porque sabemos que no es nuestra otra parte. Y es ahí cuando empezamos a buscar el amor en otras almas.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Un fin de semana con la esposa de mi amante»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un fin de semana con la esposa de mi amante» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Un fin de semana con la esposa de mi amante» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.