Mónica Elena Couceiro - Ansiado rescate

Здесь есть возможность читать онлайн «Mónica Elena Couceiro - Ansiado rescate» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Ansiado rescate: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Ansiado rescate»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Clara, totalmente decidida a abandonar su vida anterior como la doctora Frers, enfrenta los desafíos de su necesaria transformación para rescatar a su padre de quien lo mantiene secuestrado bajo perversa extorsión. Para ello, deberá transitar un arduo y complicado camino que la trasladará desde lo fáctico conocido a lo fantástico que siempre creyó irreal, permitiéndose descubrir y dejar salir las potencialidades que, sin saberlo, siempre habitaron en ella. Ese difícil camino le permitirá reconocer que aún en el horror y la maldad siempre se oculta una razón, siendo ese hallazgo el que abrirá sus ojos al entendimiento y aceptación de su realidad. A pesar de las dificultades y las pérdidas, encuentra la fortaleza necesaria para enfrentarlas cuando reconoce y acepta que el verdadero motor de la vida está en asumir que más allá de todo siempre habrá un nuevo comienzo.

Ansiado rescate — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Ansiado rescate», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Debo volver a la casa de inmediato, pero no quiero que Gertrudis me vea salir de aquí. No quiero dar explicaciones complicadas ni siquiera ante ella. No todavía.

—Ven; sígueme arriba, puedes bajar por la ventana trasera del ático hacia la parte de atrás de las caballerizas. No podrá verte nadie desde la casa – dijo tomándola de la mano.

Sin dudarlo Cristina decidió seguirlo. Una vez que hubieron subido, Pedro recogió la escalera y caminando hacia atrás del ático corrió unos fardos de alfalfa que estaban bloqueando la ventana trasera que no se utilizaba. Una vez despejada, sacó la escalera por la ventana y la deslizó hasta tocar la tierra.

—¿Te animas a bajar sola?

—Por supuesto dijo Cristina, de esa manera será menos complicado dar explicaciones a Gertrudis por si te encuentra conmigo.

Entonces la joven salió por la ventana y ubicó sus pies en el primer peldaño de la escalera que Pedro sostenía contra la ventana para evitar cualquier corrimiento de la misma. Cuando sus dos pies se encontraron en el segundo peldaño Cristina tomó entre sus manos el rostro de Pedro besándolo suavemente en los labios, aunque pudo sentir cierta intensidad diferente al primer beso entre ambos.

—Te amo Pedro.

—¡Yo también mi amor! Ahora vete y baja con cuidado.

Así lo hizo Cristina, bajando rápidamente con total seguridad. Cuando llegó al suelo lo saludó con la mano y salió corriendo hacia la casa. Él recogió con premura la escalera ubicándola nuevamente en su lugar justo al tiempo en que Héctor entraba a la caballeriza. Al escucharlo se apuró a correr nuevamente los fardos de alfalfa para que no notara lo que allí había ocurrido.

Lo que allí había pasado solo el interesaba a Cristina y a él mismo; nadie más debía ser testigo de ese amor que se habían jurado.

—¡Cristina! ¿qué haces viniendo de allí?

—Necesitaba salir de esa casa que me estaba ahogando Gertrudis. Allí adentro no podía respirar.

—Pero, ¿acaso estás loca mi niña? ¿Qué pasó por tu cabeza para abandonar la protección de la casa y adentrarte en el bosque?

—¿Protección de la casa? ¿De qué estás hablando Gertrudis? ¿Acaso esa enorme mansión le ha dado protección a mi madre o ha sido un permanente calvario a punto de encontrar entre esas supuestas seguras paredes su propia muerte?

Gertrudis no pudo contestarle pues sabía que lo que la joven estaba diciendo era exactamente así.

—Vamos, vamos mi niña, debes cambiarte, el servicio para tu madre está listo y la gente debe estar próxima a llegar.

—No tengo ganas de cambiarme Gertrudis.

—Debes hacerlo; tu padre ha pedido que te vistas apropiadamente para el servicio.

—¡Apropiadamente! Siempre pensando en el “qué dirán”.

—Te entiendo Cristina, pero tu madre así lo hubiese querido.

—¡Tú sabes bien lo que mi madre hubiese querido! Y dista mucho de satisfacer las expectativas de mi padre y sus abominables amigos – Además no tengo ningún vestido apropiado a los deseos de mi padre, mi madre nunca me ha comprado un vestido negro, ella siempre ha querido vestidos de colores alegres para mí. ¿Cómo haré para vestirme apropiadamente ante los ojos de mi padre?

—Te pondrás un vestido de tu madre, ella tenía uno que usó para el funeral de su tío -

—¿Crees que me quedará bien?

—Te quedará perfectamente; ¡eres tan parecida a tu madre! Vamos mi niña, apresúrate.

Cristina tomó la mano de Gertrudis para caminar hacia la casa volteando dos veces hacia las caballerizas esperando encontrar los ojos de Pedro, aunque… él ya no estaba allí.

—Espérame en tu cuarto Cristina, volveré con el vestido de tu madre y te arreglaré los cabellos, los tienes hechos un desastre.

—Te dije que no me importa lo que mi padre ni ninguno de sus invitados piense sobre mi aspecto personal.

—Y yo te he dicho que lo harás por tu madre. Ella querría que estuvieses muy bien y que nadie te viese flaquear en estas circunstancias. Te ha criado para que seas una mujer libre con convicciones fuertes y así debes mostrarte, no por tu padre, sino por ella. ¿entendido?

Luego de unos instantes en los cuales Cristina comenzó a encontrar sentido a lo que Gertrudis le estaba diciendo le dijo:

—Tienes razón, aquí te esperaré.

Estaba sentada en su dresuar mirándose al espejo cepillando su cabello, cuando de pronto sus lágrimas comenzaron a desaparecer dejando una mirada de rencor profundo en sus ojos mientras pensaba.

—Te lo he prometido madre, no descansaré hasta hacer pagar por lo que te ha ocurrido – diciéndose que ese rencor sería el motor que la impulsaría de ahora en adelante para alcanzar su venganza.

Cuando Gertrudis entró con el vestido de su madre lo dejó sobre la cama, luego la ayudó a terminar de cepillar sus cabellos, a vestirse y peinarse, hasta que viéndola parada frente al espejo no pudo menos que exclamar:

—¡Por Dios Cristina, estás idéntica a tu madre!

—¿Si? Pues no hay nada que me dé más placer que parecerme a ella.

—¿Lista Cristina? Ya han llegado muchos de los amigos y vecinos de tu padre.

—¡Lista!... ¡vamos!

Cuando llegó a la balaustrada pudo ver la capilla ardiente de su madre en la biblioteca a un costado del gran salón, y en éste, a un nutrido grupo de personas charlando distendidamente como si de una reunión social se tratase. Con horror identificó a su padre entre ellos pareciéndose mucho más a un anfitrión de una fiesta que a un viudo acongojado por la pérdida irreparable de su esposa.

Sintió ganas de salir corriendo de allí y volver a sumergirse en los brazos de Pedro, donde tanta calidez y seguridad sentía, pero… recordó la promesa hecha a su madre cuando yacía entre sus brazos y logrando sobreponerse comenzó a bajar las escaleras.

De pronto se hizo un silencio en el salón cuando los rostros de los presentes giraron hacia ella. Tan profundo fue, que pudo sentirse claramente la copa de su padre estrellándose contra el piso al verla bajar.

Cristina era la copia fiel de su madre, con su cabellera negra ondulada finamente recogida sobre su cabeza, y al verla en ese vestido negro que tan bien conocía su padre, no pudo menos que sentirse sobresaltado al verla descender. A medida que bajaba cada escalón Cristina sentía más y más seguridad guiada por la promesa hecha a su madre.

—Buenas noches a todos, muchas gracias por acompañarnos a mi amado padre y a mí en estos difíciles momentos – dijo hipócritamente, pues debía disimular el rencor en sus ojos para no llamar la atención de nadie. A medida que se acercaba a su padre la gente se abría para darle paso, ensimismados por la belleza de esa joven en la que jamás habían reparado, pero que esa noche pareció haber despertado.

Decidida se acercó a su padre y tomándolo del brazo le pidió que la acompañara a la biblioteca donde descansaba su madre.

—Acompáñame padre por favor, debemos estar cerca de mi madre.

Michael Mac Eoinn no podía articular palabra al ver a Cristina igual a Elena, su esposa, a quien él había asesinado en la noche.

—Ve tú querida, yo debo atender a los presentes.

—¡Querida! – pensó Cristina. Cuánta falsedad sintió en esas palabras. No recordaba un momento, ni siquiera de niña en que Mac Eoinn se hubiese referido a ella con esos términos. ¡Cuánta actuación! En esos momentos, mirándolo a los ojos se dio cuenta de la terrible verdad. La muerte de su madre no había sido por su propia decisión sino provocada por ese hombre al que no podía siquiera llamarlo padre.

En esos instantes en que ambos se miraban a los ojos se acercó un hombre mayor, mucho mayor que su padre quien le dirigió unas palabras que casi ni entendió.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Ansiado rescate»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Ansiado rescate» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Ansiado rescate»

Обсуждение, отзывы о книге «Ansiado rescate» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x