Una impresionante ola de creatividad humana condujo a nuevos inventos y, lo que es más importante, a nuevas conceptualizaciones e ideas. Todo esto estaba sustentado por un creciente compromiso con la educación universal, porque todos tenían el potencial de convertirse en un actor en la historia.
En conjunto, esta visión de los seres humanos como actores racionales y creativos en la historia, la posibilidad de crecimiento económico a través de un sistema de mercado y las contribuciones habilitantes de la ciencia y la tecnología cambiaron la trayectoria del mundo. Un mundo de escasez comenzó a experimentar una profunda transición a un mundo de excedentes y —algunos dirían acerca de Occidente— finalmente a uno de indulgencia y sobreconsumo.
A medida que las personas y la sociedad cambiaban, ocurrió otro cambio en ideas que es relevante para el desarrollo. Aunque el concepto de caridad (caritas) como la idea de sentir compasión y preocuparse por aquellos que sufren es tan vieja como las principales religiones del mundo, no fue sino hasta mediados del siglo XIX que la idea de compasión empezó a incluir la norma moral de que el sufrimiento estaba equivocado y que se debía evitar o ponerle fin, si era posible (Sznaider, 1998:122ff.).Por primera vez surge la idea de ayuda organizada por medio de instituciones.
Los movimientos humanitarios modernos surgieron en los siglos XVIII y XIX para abolir la esclavitud, crueldad contra los prisioneros, animales y niños; se organizaron reformas a las fábricas, instituciones sanitarias y prisiones durante ese tiempo que continúan hasta hoy. (Sznaider, 1998:120)1
Durante este mismo periodo aparecieron las primeras agencias humanitarias en Europa como la fundación del Comité Internacional de la Cruz Roja, en 1863, y Caritas Alemán, en 1867.
Este cambio fundamental en la trayectoria de mayor riqueza y bienestar empezó en Europa y se difundió de forma dispareja alrededor del mundo, usualmente acompañada por el colonialismo occidental en algunas zonas. Aunque China, India y Brasil están ahora experimentando esta nueva trayectoria por primera vez, este cambio fue lento en beneficiar a los pobres y a menudo los convirtió en víctimas. Inició una visión competitiva de la economía —el marxismo— que afirmaba abordar estas preocupaciones tan humanas. Pero, a pesar de la desigualdad y la lucha continua para descubrir cómo funciona todo esto, ahora se acepta comúnmente la idea de que las naciones y las comunidades pobres pueden desarrollarse. La historia de desarrollo transformador empieza con este cambio radical en la trayectoria de la historia.
La idea evolutiva del desarrollo
Desarrollo —entendido como esfuerzos para mejorar el bienestar de los pobres— se utilizó por primera vez a principios de 1950 en Occidente. A raíz de la devastación de la Segunda Guerra Mundial, Europa se había reconstruido y estaba despegando económicamente. La presión posguerra para otorgar la independencia a las antiguas colonias estaba en marcha.
Al mismo tiempo, soldados y corresponsales de guerra que habían estado por todo el mundo y habían visto cosas previamente no reportadas, estaban regresando a casa con historias de lugares lejanos y exóticos que no eran culturas occidentales. La radio, y luego la televisión, comenzaron a trasmitir las palabras e imágenes de lugares muy pobres y distantes de las casas de las personas en Occidente. La brecha entre un Occidente rico y desarrollado y el resto del mundo claramente empezó a ser el centro de atención.
La idea de desarrollo y la posibilidad de erradicar la pobreza se convirtieron en la norma en Occidente y a menudo se hablaba de una misión casi religiosa: como “el deber moral de los países industrializados occidentales de asumir pasos para ayudar a aquellos que estaban más atrasados técnicamente (y culturalmente) a avanzar en el camino del progreso” (Tyndale,2006: 156).
Pero, ¿Qué querían decir estos altruistas occidentales con el término desarrollo?. No siempre recordamos que, aunque el occidente se consideró a sí mismo como desarrollado, no estaba totalmente claro como ocurrió este desarrollo. Además, todavía estaba conmocionado por el hecho de que su desarrollo había incluido dos guerras mundiales, una depresión económica mundial y un holocausto. No obstante, la suposición subyacente se tomó como algo dado por hecho: el mundo subdesarrollado debía desarrollarse emulando el camino de desarrollo de Occidente.
En la década de 1960, el “manifiesto no comunista” de Walt Rostow y sus cinco etapas de crecimiento económico se convirtieron en el modelo de las estrategias de desarrollo occidentales de la época. “Meta de desarrollo” se entendió como modernización (occidentalización); la medida de desarrollo era el tamaño de la economía de una nación. Hacer crecer las economías siguiendo las cinco etapas de crecimiento económico de Rostow fue el medio de desarrollo.
La conjetura básica de lo que llegó a conocerse como teoría de la modernización (véase figura ٢-٢) fue que la cultura tradicional y los valores de las sociedades pobres necesitaban cambiar y que lo harían a medida que se encontraran con un mundo en modernización de la urbanización, la educación pública y la integración en el sistema de mercado occidental. Los valores tradicionales, juzgados como no propicios para el crecimiento económico, se desvanecerían, y los valores “modernos” tomarían su lugar. Este cambio en los valores conduciría a una economía moderna.
Figura 2–2: Teoría de Modernización
Tenemos que recordar que la ruta de Rostow al desarrollo también fue parte de la estrategia del occidente en la Guerra Fría. Esto significaba armas y guerras de poder; a veces la estrategia tomó la forma de ayuda al desarrollo. Ayudar a las naciones pobres del sur fue visto como una forma de mantenerlos fuera de la órbita soviética. La idea de desarrollo en la década de 1960 no fue del todo altruista.
El creciente compromiso con la ayuda al desarrollo requirió un sistema de entrega de desarrollo. Los gobiernos occidentales fundaron departamentos de ayuda extranjera como USAID en 1961 y el Ministerio Británico de Desarrollo Exterior (ahora Departamento para el Desarrollo Internacional o DFID), en 1964. Las Naciones Unidas establecieron el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1965. Los bancos de desarrollo regionales se establecieron en América Latina (1959), África (1964) y Asia (1966). Durante este mismo periodo muchas organizaciones cristianas y seglares, originalmente fundadas para ayuda humanitaria, empezaron a agregar actividades de desarrollo a sus carteras de ministerio. Estas incluyeron Oxfam, CARE, Servicios de Ayuda Católicos, Caritas, Servicio Mundial de Iglesias y, en la década de 1970, Action Aid, Visión Mundial y Tear Fund.
Si bien la teoría de la modernización prevaleció durante un tiempo, eventualmente perdió su brillo como la creación cultural y económicamente miope que era, y surgieron otras teorías de desarrollo. La teoría de la dependencia, con sus raíces neo marxistas y latinoamericanas, argumentó que el Occidente era la fuente del subdesarrollo del sur y que la teoría de la modernización y la ayuda de desarrollo eran solo una “hoja de parra” para tapar esta realidad capitalista neocolonial incambiable. La meta del desarrollo para ambas teorías aún era el crecimiento económico, pero los medios de desarrollo ahora eran una opción entre economía capitalista o marxista. Algunos incluso empezaron a buscar una tercera manera, como lo ejemplifica Small Is Beautiful (Pequeño es bello, 1973), de E. F. Schumacher y su intento de formular lo que llamó economía budista.
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