Marta al verla se levantó enseguida de su lugar a la vez que decía:
—Ya te llevo la leche , mi amor… And á a la cama, no agarres fr í o…
Brenda miró fijamente a Norma y por un instante el silencio era un sonido molesto, luego esa joven dirigió por unos segundos la mirada hacia su padre. Bajó su cabeza y caminó hacia atrás cerrando la puerta. Humberto se quedó mirando hacia la puerta por donde desapareció y dijo:
—Brenda c ontrajo una gripe porque no podemos convencerla de que no va y a a la ruta todas las mañanas, pero ella sigue esperando a su hermana, suele permanecer horas all í . Al principio nos preocupaba e í bamos a buscarla . — Toma aire mirando hacia el dormitorio —. A hora respetamos su voluntad y no interferimos por miedo a dañarla en su sentimiento.
Brenda está parada detrás de la puerta escuchando lo que cuenta su padre. Solo ella guarda en su mente aquella trágica imagen al llegar junto a Laura, vio el camión que echaba a andar sin prestarle ayuda, Descubrió entre las luces aquella frase que nunca olvidó. Una semana después que falleciera Laura comenzó a ir hasta el cruce y pacientemente escondida entre las plantas de una tapera abandonada frente a la ruta, vigilaba el tráfico durante la madrugada y a la caída del día. Le llevó tiempo pero finalmente identifico con total seguridad cuál era el camión que había terminado con la vida de su hermana.
En la otra habitación, Norma se pone de pie y camina hasta el mural que está frente a ella y se queda mirando la foto de Laura. Impacta su gran sonrisa en aquella joven de piel morena y cabello enrulado de color castaño oscuro. Apoya sus dedos sobre sus labios y los besa para después tocar la imagen de Laura, la observa por un momento y se persigna. Humberto ve su actitud y pregunta:
—¿Por qué vino a preguntar por Laura, señora?
Norma giró hacia él y con lágrimas en los ojos dijo:
—El cinco de marzo mi marido lleg ó a l puerto con su camión y estacion ó en el playón de cemento donde lo iban a descargar. Testigos dijeron que abrió la puerta , cay ó desvanecido al piso, se golpeó muy fuerte y estuvo internado unos días, luego fue a casa y permaneció más de una semana en su habitación… Estaba depresivo y no hablaba… Realmente nunca supimos la causa… Una mañana apareció en la puerta del dormitorio preguntando por su camión… Como si nada hubiera ocurrido… Pas ó el tiempo y me di cuenta de que no recordaba nada de aquel día…
Humberto pasó su mano por la cara y no daba crédito a lo que escuchaba, Norma con la voz casi ronca continuó:
—La semana pasada me dijo que llev ó a una docente hasta Villa Ugarte… El lunes tuvo un accidente y está internado… Cuando se le pasa el efecto del sedante comienza a gritar el nombre… Laura y luego comienza a llorar como un niño… —Norma se toma la cara y comienza a llorar apretando con fuerza los labios. Marta está inerte frente a ella observándola con una mueca de desconcierto. Humberto camina hasta su esposa y una vez junto a ella extiende su brazo y presiona con fuerza sus dedos en el hombro de Norma con la intención de contenerla.
En su dormitorio Brenda luego de escuchar las palabras de Norma, camina hasta el ropero para abrir una de las puertas. Hace deslizar las prendas sobre el caño que sirve de sostén para su ropa. Sigue separándolas hasta que aparece el uniforme blanco de Laura. Lo observa por unos segundos y luego lo desliza para encontrar otro, pero manchado con sangre seca y oscura. Lo quita de la percha para colocarlo sobre su pecho, lo abraza mientras las mangas muy sucias y la tela rasgada caen sobre sus hombros. Camina hasta una de las dos camas y toma asiento.
El sol impertinente ingresa por la ventana y parece cepillar sus cabellos hasta dejarlos casi blancos. De sus párpados surgen dos perlas húmedas de cristal que en la huida se estrellan sobre la tela de aquella prenda, provocando una aureola roja e intensa. Un gemido agudo y lastimoso surge en la boca de Brenda para luego explotar en un llanto que ahoga con el uniforme de Laura mientras mece su cuerpo suavemente.
Fin
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